Honest (editando)

Capítulo 78

Sé que Josh nos dijo que no nos metiéramos más en el asunto que rodea el mundo de Alex, pero me siento muy impotente al respecto. Ese día no nos dijeron el lugar exacto donde se ocultaba, tampoco tuve el valor para preguntarlo. Hablaba con Paola por teléfono momentos antes y resulta que policías habían ido a su casa a preguntar por él. 


Josh mencionó que si eso pasaba dijéramos que no sabíamos nada al respecto para evitar problemas; tenía razón en decir que tarde o temprano vendrían con nosotras y así pasó. Iba camino a la cocina cuando escuché un alboroto en la puerta, mi hermana estaba sentada en su silla, miraba curiosa hacia esa dirección. 


—¿Qué pasa? 
—Mamá está discutiendo con los hombres de azul —un escalofrió recorrió mi espalda cuando dijo eso. 
—¡Ya les dije que se vayan! —reclamó mi mamá con hastío.  
—Solo queremos hacerle unas preguntas, señora…  
—¿Qué está sucediendo? —me acerqué entre chismosa y tímida. 
—Estos hombres insisten en hablar contigo. ¿Tienes algo que decirme, Sara? 
—N-no, nada. 


No soy buena para mentir, soy pésima, pero supongo que si no los encaro ahora no se irán. Josh dijo que esta gente suele ser muy insistente… 


—Siempre es lo mismo con ustedes —volvió mi madre con los reclamos a los policías—, creen que uno no tiene nada que hacer y vienen a hacernos perder el tiempo. 
—Tranquila, mamá, solo quieren interrogarme —les di a conocer mi identidad sin que ellos me la pidieran.  
—Ni que fueras una criminal… Espero que esto sea rápido —resignada y molesta, entró a la casa. 
—¿En que puedo ayudarles, señores? —entre cerré la puerta detrás de mí. 


Tras explicar que buscaban a alguien, me extendieron una foto de Alex. Parecía haber sido tomada con disimulo mientras él iba por la calle, como si de un paparazzi se tratase. Asusta pensar que alguien podría acosarlo, siguen cada uno de sus pasos. 


No pude evitar sentir nervios tras pensar todo, bastaron segundos para que mi cabeza se volviera un torbellino de temores. Espero que no se haya notando mucho… 


Tengo que fingir que no lo conozco de nada; vamos, Sara, concéntrate: 


—Me parece que no… 
—Asiste al instituto ubicado en el norte, es probable que lo haya visto por ahí. 
—Me temo que no... Soy muy distraída, no notaría la presencia de mi propia madre aunque estuviera a mi lado —reí con pena. 


Con mi súper actuación solo conseguí el silencio de ambos, creo que no se lo están creyendo… tendré que darle más credibilidad. Fingí que la fotografía se me caía de las manos, terminé por tirarla "sin querer" al suelo. 


Ambos quisimos agacharnos para recogerla y digo “ambos" por que tan pronto vi al oficial agacharse hice lo mismo para chocar con él apropósito. ¿Por qué? Para reforzar la idea de que soy muy distraída y torpe.  


—Lamentamos las molestias causadas, señorita. Gracias por su tiempo. Permiso —se acomodó el gorro y se fue con su compañero. 


Creo que no tienen ninguna pequeña sospecha de mí, ¿quién sospecharía de alguien tan tonto? Al parecer me sale muy bien esto de fingir… o quizás sí soy muy torpe y no actué nada. 


Ya es de noche y no dejo de dar vueltas en la cama, no encuentro una manera de ayudar a Alex y quedarme sin hacer nada me hace sentir inútil. 


Ahora que sé la verdad sobre sus padres y la situación por la que pasa me siento terrible. Debió ser muy difícil para él llevar todo solo y más con ese dolor. Ahora entiendo el por qué de su forma de actuar tan cortante y fría, al fin y al cabo, tenía razón en sospechar que algo causaba tal actitud, pero ¿qué podría hacer yo? 


Pensé en la vez que me disculpé con él, le regalé un libro y unos dulces salados. 


—Que bonitos momentos. Creo que le gustó... ¡Eso es! 


No puedo regalarle felicidad, pero quizás pueda intentar apoyarlo para que no se sienta tan estresado o al menos puedo intentarlo. Me levanté rápido y corrí a mi mochila para buscar el cuaderno donde anoté las cuestiones hechas el día que me ayudó a estudiar. 


En una de las tantas preguntas que le hice encontré su comida favorita, recuerdo que lo escribió él, porque yo no tenía ni idea de cómo se escribía: «Quiche Lorraine». Su letra es cursiva, qué bonita... No, Sara, ¡concéntrate! 


Fui a mi computadora e investigué la receta. Obvio no la voy a hacer yo, no se me da para nada la cocina, pero tampoco sé donde puedo comprarla... ¡Ya sé! Le diré a mi mamá si puede hacerme el platillo con la excusa de que quiero dársela a Paola. Eso le daría un toque casero, seguramente Alex extraña una comida así. 


Pasaron unos segundos mientras admiraba mi plan, hasta que caí en cuenta... ¿cómo se la voy a dar? Ni siquiera sé dónde está. Podría preguntarle a los chicos dónde está o pedirles que se la den, pero deben de estar muy ocupados como para andar de mensajeros, por otro lado, no tengo el valor para preguntarles sobre su paradero. 


Lo que quiero hacer va en contra de todo lo que nos dijo Josh, también por eso no puedo acudir a ellos. Que tal... ¡Abigail! Quizás ella pueda dárselo, apuesto a que sabe dónde está Alex en este preciso momento. Es (probablemente) la única que no está en peligro y está en la casa de Alex, puedo ir allá y pasar desapercibida para que en caso de que estén vigilando el lugar no parezca sospechoso. ¡Mañana mismo llevaré a acabo mi plan! 



Al otro día 


—¿Quieres que te haga una qué? —preguntó mamá. 
—Una Qui... Qui... no puedo decirlo bien, pero aquí está la receta —se la extendí. 
—¿Tarta salada? Creí que preferías las tartas dulces. 
—No es para mí, es para Paola. Hace unos días me dijo que le gustaría mucho probar una, pero no sé dónde conseguirla y aprovechando que le gusta mucho la forma en la que cocinas, pues... 
—No sabía que le gustaban estas tartas… Bueno, no se ve tan complicada, pero no tengo todo lo que necesita. 
—Iré a comprar lo que te falta. 




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