Honest (editando)

Capítulo 89

Sara

El teléfono es de la casa de Alex, contesté rápido. Abigail fue quien me contestó.
—¡Sara! Estoy muerta de miedo, ¿qué está pasando? No recibo respuesta de Josh ni los otros.
—Alex despareció.
—¿Qué?
—Estaba en la casa de los chicos y desapareció. Josh y los otros fueron a buscarlo, estoy con Thomas y Cris.
—No puede ser, no pudo desaparecer.
—No tenemos idea de dónde está.
—¿Acaso no les dijo nada?
—No. ¿Qué tendría que haber dicho? —respondí dudosa.
—Que iría al instituto.
—¡¿Qué?! ¡¿Está ahí?!
—Creí que lo sabían.
—Pero, ¿cómo...
—Escúchame, Sara —interrumpió—, no hay tiempo para explicaciones, tienes que correr allá lo más rápido que puedas y ayudar a Alex.
Ni siquiera lo pensé, empecé a correr a toda velocidad en dirección a la escuela, aún con el teléfono en la mano.
—Ya voy en camino —contesté agitada.
—Por favor, ve con mucho cuidado.
—Llama a la policía, que vaya de inmediato.
—Está bien, lo haré enseguida —colgó tan pronto terminó de hablar.
Marqué rápido el teléfono de Thomas, tiene que decirle a los otros, necesitamos ayuda. Alex puede estar en peligro.

Thomas

—Entiendo que Sara esté enojada, pero no puedo confiarme. Este tipo hizo que inculparan a Alex por la muerte de Ana, lo traicionó, Alex no quería creerlo y al final resultó ser real —me digo con las manos en mi espalda y yendo de un lado a otro. Hablar conmigo mismo es el mejor método de calma que he descubierto, me ayuda a digerir la tensión.

Vuelvo a la sala para vigilar a mi prisionero y en eso, mi teléfono rompe el silencio. Es Sara, ¿qué no está aquí en la casa? Igual y se quedó sin papel en el baño (no la culparía por tener retortijones en situaciones como estas). El método de pedir ayuda aún estando en el mismo lugar por medios como este no es algo raro, entre los chicos y yo también lo hacemos. ¡A lo que estaba!
Contesté y por simple inercia activé el altavoz:
—Sara, ¿dónde...
—¡Está en la escuela! —contestó agitada—. Alex está en la escuela.
—¡¿Qué?! —Cris reaccionó de su escasa somnolencia al escuchar la noticia, obvio después de mi alteración.
—Dile a los otros, necesitamos ayuda, probablemente ocurrió pasó.
—E-está bien.
—Ya voy en camino —el prisionero miró mi teléfono preocupado. ¿Qué le pasa?
—Espera no...
—Corre, date prisa. —Me colgó sin más.
—¡Sara! ¡Demonios! —Corrí a la puerta para ir tras ella. Es bueno que quiera ayudar, pero la individualidad no es para nada efectiva en casos como este.
—¡Espera! —llamó Cris—. ¡Desátame!
—Estás loco, tú te quedas aquí.
—¡Thomas! —Su grito me provocó un sobresalto, uno para nada esperado—. Acepto que me odies y que no confíes en mí, soy un basura de persona, pero Sara es mi amiga y no voy a permitir que algo malo le pase.
No contesté al momento, quiero irme e ignorar las ordenes de alguien que no está en la posición de mandarme, pero mis piernas no reaccionaron.
—¡Desátame ahora! —exigió enojado al no verme actuar.
No sé por qué sentí un escalofrió en mi espalda, su mirada es parecida a la de Alex cuando está enojado o quizás peor. Maldita sea, ¿qué hago?

Alex

—Era tan solo un bebé —dije con ojos llorosos—, una hermosa niña que empezaba a vivir y acabaste con su vida —. El dolor emocional hizo que mi herida ardiera con más intensidad—. No le diste un balazo en ese coche porque no te hizo falta, estaba totalmente destrozada en los brazos de mi madre.
Pequeñas escenas llegaron a mi mente sobre ese día, dejé caer un par de lágrimas. Me pareció sentir el poderoso estruendo que provocó el impacto del accidente en carne propia.
—Eres un maldito asesino —Christopher me sonrió—… pero yo seré quien termine con esto. Estás acabado —comenté con frialdad.
—¡Ja! Parece que el dolor te hace decir cosas sin sentido.
—Tu balazo no es nada —sonreí—. ¿Crees que este dolor físico se compara con el que pasé estos últimos meses? Ahora tengo lo que necesito para terminar contigo.
—¿Qué será? —se jacta de mi seguridad.
—Mi padre nunca confió en ti. —Frunció el ceño—. Lo conociste, pero no tanto como yo.
—¿De qué hablas?
—Él no era ningún estúpido, Christopher, pudiste ser su socio, su "amigo", pero nunca te ganaste su confianza. No importaba qué hicieras, tu actuación no era nada contra la gran experiencia y conocimiento que él tenía. Sabía de sobra que no eras una buena persona, por eso te ocultó muchas cosas, así como tú se las ocultaste a él. Pudiste engañar al detective, a todos los estudiantes de este instituto, a las personas que te ayudan y se hacen pasar por docentes, pero nunca lo engañaste a él y a mí tampoco. Dime, Christopher, ¿acaso sabías de la existencia de una zona subterránea en esta escuela?
—¿De que hablas?
—Hay todo un lugar construido bajo uno de estos edificios.
—Mientes.
—Esta pistola salió de ese lugar y solamente yo sé cómo entrar ahí.
—Solo balbuceas, Alex, la desorientación es una consecuencia del dolor y la perdida considerable de sangre. Vamos, baja esa arma, no sabes usarl... —Apreté el gatillo y disparé.

Me miró con sobras de susto después de protegerse por reflejo. No le apunté a él, solo di un disparo de alarma cerca suyo para “prevenirlo”:
—Sé exactamente cómo funciona un arma y puntería no me falta. No me subestimes. —Recibí su mirada de desprecio—. Debería matarte, de la misma forma en que tú asesinaste a mis seres queridos, pero ni siquiera eso te mereces. La muerte no es suficiente castigo para hacerte pagar por todo lo que has hecho y el dolor que has causados a terceros. Yo no soy un asesino como tú.

Sara

Finalmente llegué a la escuela. Estoy agotada, pero debo buscar la forma de entrar.
—Piensa, piensa, piensa. —Miro a todos lados—. ¡Ya sé! —Me impulsé como pude en los arbustos y alcancé a agarrarme de la orilla de la barda. Con todas mis fuerzas subí y me aventé al suelo.
Solo me quedó reprochar en bajo por el porrazo que me metí. Dolió, pero al menos ya estoy dentro. Analicé mis alrededores para detectar movimiento o ruido. ¿Dónde estará Alex?
El sonido de un balazo retumbó en la explanada. Sin pensarlo dos veces corrí para esconderme cerca de ahí, obvio pasando desapercibida. Muy pronto vi a Alex con alguien más, ¿será él el padre de Cris? ¿El director?
Cuando analicé el escenario me asusté mucho, ambos tienen una pistola en sus manos. La ropa de Alex está manchada de sangre y su mano escurre, es muy probable que esté herido. Ruego porque no sea de gravedad. Los escucho hablar entre ellos y no sé qué hacer. Tengo pavor de oír un balazo más, mejor me callo y presto atención para hallar el momento perfecto y actuar. Eso si se me ocurre qué hacer. Ay, quiero ir al baño.




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