Hope Dragon: De niño a leyenda Vol.4

Capítulo 4: El final de la guerra

La guerra entre naciones había terminado en el exterior. 

Los habitantes de Kala trataban de hacer hasta lo imposible para mantenerse con vida. 

Los sobrevivientes de la guerra intentaron refugiarse entre los enormes muros de Kala, ante la amenaza de niveles catastróficos que se estaba por desatar. 

El rey falso estaba muerto, sus seguidores igual, y ahora la corona se encontraba libre de basura una vez más. 

Ya nadie está luchando, no hay necesidad de hacerlo, pues ahora, todos están unidos bajo el mismo sentimiento de miedo. 

Juna se encuentra a salvo, la amiga de Miri también al igual que su padre, y en cuanto a Robu, la gente que se encontraba encarcelada bajo el castillo, lo trataban como su salvador. 

Las Bestias de batalla, apenas estaban terminando de recuperarse de sus tan letales heridas, provocadas durante su pelea en el este de Kala, aunque el veneno de la serpiente aún se encontraba en el cuerpo de Kágrel. 

Mírlow había renunciado a todo. Su reino, su gente, sus aliados, su amor por Juna, su estatus, sus sueños, sus ideales, su vida, renunció a vivir de forma absoluta, al ver que su anhelo más grande era una meta imposible. 

Planeaba cometer suicidio al absorver todo el poder mágico que guardaba el núcleo del arma mágica que trajo Xílveren, y no satisfecho con eso, decidió que la mejor forma de irse, es llevándose todos sus "pecados" con él. 

Este sujeto amenazaba con destruirlo todo con una esfera explosiva gigante, la cual tiene el suficiente poder destructivo para no dejar ni las cenizas de Kala luego de ser detonada. 

La vida de todos corre un inminente peligro, y la única forma de detener esta brutal masacre que se avecina, es detener a Mírlow. 

El final de esta guerra, comienza ahora. 
 

 

Sur de Kala - Ubicación de Mónica 

Mónica, la espadachina que está desaparecida desde el momento en que logró derrotar al domador de bestias. 

Todo el este de Kala está despejado, a excepción de las Bestias de batalla. 

El norte aún conserva a algunas personas, que pronto serán evacuadas por los miembros restantes del ejército kalano. 

En el oeste se refugian todos los sobrevivientes del reino, acompañados por la mayoría del ejército kalano, pero, ¿qué ocurre con el sur? 

El sur de Kala está aparentemente vacío, según la información del ejército kalano, toda la zona sur ha sido completamente evacuada, por lo que ven como algo irrelevante el revisar esa zona buscando sobrevivientes. 

Un grave error de parte de ellos. 

En el sur hay una vivienda, una de tamaño mediano pero en buen estado, que está siendo utilizada actualmente como refugio. 

En ese lugar solo hay diez personas, cuatro hombres adultos, dos mujeres y dos niños. Los otros dos son un anciano, que trabajaba como médico en el castillo durante su juventud, y una chica recostada en una cama, con varios vendajes que cubrían heridas realmente severas, Mónica. 

Las personas que la ayudaron cuando perdió el conocimiento, fueron los mismos que la trajeron hasta la casa de este médico para que la atendieran, aunque al hacerlo, terminaron quedando aislados de los demás, que huyeron hacia el oeste para refugiarse. 

Luego de un tiempo de estar recostada, aparentemente sin posibilidades de volver a abrir los ojos, aquella joven vendada, finalmente despertó. 

Pero como era de esperarse, se hallaba aturdida por la pérdida masiva de sangre. 

—Don… ¿Dónde estoy…? —preguntó, mirando lentamente el techo. 

—Oh, por fin despierta, señorita, supongo que atendí sus heridas a tiempo —comentó el médico, sentado junto a ella— Dígame, ¿siente alguna dolencia, algún malestar? 

—No… Pero, ¿quién es usted…? 

—Oh, si, claro. Mi nombre es Tobi, soy médico de profesión, algunas personas que me conocen la encontraron herida, y la trajeron hasta mi casa. Afortunadamente no parece tener lesiones en ningún punto vital, tuvo mucha suerte, aunque eso no significa que sus heridas no sean severas. 

Mónica miró su cuerpo de manera superficial, hallándose cubierta de vendajes, mientras que una por una, las imágenes de su feroz batalla con el domador comenzaron a aparecer. 

Siendo capaz de recordar sus últimos instantes de consciencia, se percató de que la guerra aún debería seguir en proceso, por lo que sintió curiosidad de la situación en el exterior. 

—¿Sabe cómo está la situación… afuera…? —preguntó Mónica, sin dejar de mirar sus vendajes. 

—Es un completo caos allá afuera —respondió Tobi, lamentándose profundamente—. Criaturas gigantes causando destrozos, el castillo sufrió un ataque que provocó que una parte de él se derrumbara, miles y miles de guerreros están afuera de los muros matándose entre ellos sin piedad, y ahora, una parte de la gran pared que nos protegía se acaba de hacer pedazos. Es solo cuestión de tiempo hasta que esos miles de enemigos entren al reino, luego de eso, ya no nos quedará nada. 

—Doctor… ¿Usted cree… que pueda levantarme ahora…? 

—¿Qué…? Estuviste en una situación crítica que te dejó muy malherida, incluso usando magia sanadora de nivel intermedio, me tomó tiempo sanar tus heridas por lo profundas que estas eran. Como tu doctor, no puedo permitirte salir en estas condiciones, esa es mi palabra final. 

—Está bien… —asintió Mónica, con una expresión de tristeza. 

Tobi fue capaz de ver la frustración de la joven detrás de esa máscara de tristeza, pero aunque no planeaba darla de alta en un tiempo cercano, creyó que sería correcto tratar de consolarla. 

—Vamos, señorita, no se sienta mal por esto, usted ya ha hecho mucho por nosotros, todos necesitamos descansar. 

—Mi amigo Michael… Él sigue allí fuera… Él no está descansando en una calentita y cómoda cama, lo sé… No es de los que hacen eso cuando hay problemas… Aún cuando acabe malherido… Incluso cuando siente miedo, no se pone a descansar, él va hacia el frente… ¿Con qué cara lo voy a mirar para decirle que estuve en una cama todo este tiempo…? Yo vine para ayudarlos… no para estar así… 

—No sé qué decirle sobre esto, lo lamento. —se disculpó el médico, antes de caminar hacia la puerta de la habitación. 

En ese preciso momento, uno de los hombres entra a la habitación con ímpetu, trayendo una gran noticia para todos. 

—¡Doctor Tobi, hay dos hombres afuera, dicen estar buscando a una espadachina de nombre Mónica! ¿Qué hacemos, doctor? 

Comprendiendo que podrían tratarse de sus amigos de Silon, la joven espadachina no fue capaz de contener su entusiasmo, y dejó que su energía estallara. 

—¡¿Cómo son ellos?! —preguntó Mónica, de forma enérgica y desesperada—. ¡¿Dijeron algo?! ¡¿Algún rasgo distintivo?! ¡¿Alguno de ellos es verde?! 

—Bueno… —respondió el hombre, viéndose confundido—. No sé cómo describir esto… Uno es un hombre normal, aunque luce bastante fuerte, y el otro pues… Es una persona bastante grande, demasiado para ser humano. 

—¡Son mis compañeros! —exclamó Mónica, saltando de la cama. 

—¡Ah! ¡Se-Señorita, espere, aún no debe hacer movimientos bruscos! —advirtió el médico, tratando de tumbarla de regreso. 

—¡No hay tiempo! —afirmó Mónica, hallando su espada a un lado de su cama—. Debo ir con ellos. 

"Ya lloré y me asusté demasiado en la tierra," pensó Mónica, cogiendo su espada. "Este es un mundo diferente, un mundo nuevo, y ahora, yo también soy una Mónica nueva. Se fue Mónica Laud. Ahora vive Mónica, La espadachina del viento, y al igual que el viento, siempre estaré ahí… ¡Aunque ustedes no puedan verme!" 

Mónica salió del lugar logrando esquivar al doctor Tobi, corriendo a toda velocidad hacia la puerta, donde dos viejos conocidos la esperaban. 

—¡Mónica! —saludó Érick, antes de percatarse del estado de su amiga—. Me alegra que te encuentres bien, pero ¿qué te sucedió? ¿Por qué tienes tantos vendajes? 

—Es una larga historia —respondió Mónica, tratando de contener la risa—, pero eso no importa ahora, tenemos que movernos. Creo que Michael y los demás necesitan nuestra ayuda. 

—Aunque te disguste oírlo, en este momento, nosotros no representamos más que un estorbo para ellos —afirmó Halcón, agachando levemente la cabeza—. Érick no puede hacer nada que un humano normal no haga, tú aún no te recuperas por completo, y yo, soy prácticamente inútil cuando se trata de enfrentar a usuarios de magia. 

—¡¿Me estás pidiendo que no haga nada?! —reclamó Mónica, entre sorprendida y enojada. 

—Así es —respondió Halcón con total serenidad—. Los refugiados de Kala están en el lado oeste, lo mejor será llevar a esta gente para allá, eso es todo lo que podemos hacer por el momento. 

—¡Pero es que yo- ! 

Mónica trató de insistir con su decisión de ir a ayudar a los que estaban en el frente de la batalla, cuando unas fuertes corrientes de aire cayeron sobre ellos. 

Al principio fueron corrientes de aire bastante ligeras, al punto en que nadie les prestaba la mínima atención, pero a los pocos segundos estas comenzaron a ser más fuertes. 

Llegando a un nivel en que se les podría llamar violentas, e inclusive, agresivas. 

Varios objetos de menor tamaño salieron volando, al igual que prendas de vestir, y pequeños escombros de las edificaciones destruidas. 

Pasando de una fuerte ventisca, a una tormenta de objetos. 

—¡¿Qué está pasando?! —preguntó Mónica, cubriendo sus ojos del polvo que se levantaba. 

—¡No tengo idea! —respondió Érick, haciendo lo mismo. 

—¡Miren, por allá! —indicó Halcón, señalando en dirección al este. 

Se veía algo flotando en el aire, aunque resultaba complicado descubrir lo que era con exactitud, y unos instantes después, un punto brillante apareció repentinamente frente a él. 

—¡¿Qué es esa cosa?! ¡¿De dónde sale todo este viento?! —preguntó Mónica, sin apartar su vista del punto brillante. 

—¡No lo sé, pero hay que evacuar a estas personas cuanto antes, ahora! —afirmó Halcón, destrozando la puerta de la casa de un leve golpe—. ¡Todos, vámonos, los llevaremos a un refugio! 

Todas las personas en el interior de la casa no dudaron en salir, e inmediatamente se colocaron detrás de Halcón para cubrirse de las fuertes corrientes de viento. 

Érick ayudó con esto, y ambos comenzaron a avanzar en dirección al refugio, en dirección al oeste. 

Pese a todo eso, Mónica aún permanecía estática, viendo el punto brillante, lo que hizo que Érick se desesperara. 

—¡¡Mónica, vámonos!! 

Mónica reaccionó finalmente cuando escuchó la voz de su amigo, y aunque no quería huir, no tuvo más opción que aceptar. 

—¡Bien, ahí vo- ! 

Antes de que pudiera responder, Mónica fue golpeada por una corriente de aire aún más fuerte que antes, lo que la hizo regresar la vista hacia el objeto flotante una vez más, solo para llevarse una aterradora sorpresa. 

Aquel punto brillante que había aparecido antes, comenzó a crecer y crecer de manera apresurada, transformándose en una gigantesca esfera de color roja, que de solo verla causaba escalofrios. 

Todos los presentes se detuvieron a ver este fenómeno, sintiendo el mismo terror que la espadachina. 

—¡Michael está en ese lugar…! —comentó Érick, notablemente preocupado. 

Mónica sintió un nuevo escalofrío recorriendo su espina dorsal, un enorme temor al saber que uno de sus amigos más cercanos se hallaba dando la cara a tan catastrófico rival. 

Pero sobreponiéndose al temor, un fuerte sentimiento de camaradería floreció en su pecho, junto con un sentido del deber tan grande, que no dudó en regresar a ponerse en primera fila. 

—¡Váyanse! —indicó Mónica, ajustando su espada en su cintura—. ¡Tengo algo que hacer! 

—¡Espera, ¿qué planeas hacer yendo a ese lugar?! —preguntó Halcón, tratando de detenerla. 

Mónica dio un vertiginoso salto hacia atrás, evitando el agarre de Halcón, procediendo a hacer una mueca infantil a modo de burla. 

Amarró su cabello suelto en su cola de caballo habitual, y procedió a hacer una pequeña reverencia de agradecimiento a Tobi, y al resto de los presentes. 

Viendo que planeaba irse, el doctor Tobi trató de hacerla entrar en razón, aunque sin éxito. 

—¡Señorita, usted aún necesita descanso! 

—Lo lamento, doctor, pero no tengo tiempo para descansar —respondió Mónica, con una expresión de total seriedad. 

—¿Qué planeas hacer…? 

—Voy a ayudar a mi amigo. 

Sin esperar alguna respuesta u objeción de parte de los otros, Mónica se apresuró en irse, utilizando Salto aéreo para reducir la distancia a recorrer, ignorando por completo, la advertencia del doctor de no hacer movimientos bruscos.



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En el texto hay: drama y humor, accion y aventuras, magia y romance

Editado: 25.01.2024

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