Capítulo 2: Eligiendo a mis generales

Ese día por la noche, decidí regresar a mi hogar, donde le hablé a las chicas sobre lo acontecido con la BCC.

Les hablé sobre mi reunión con Mike en los pueblos de Vere, y su amenaza directa hacia Miri, provocando el desbordamiento de mi ira.

También hablé sobre la carta que Juna me entregó, y expliqué a detalle todos mis planes a continuación.

Entre ellos, el de anexar a los cinco pueblos de Vere, con la intención de proteger a su población, quienes no tenían nada que ver con el conflicto.

Les conté sobre mi primer encuentro con el líder de la BCC, y toda la información que Don Víctor me ofreció sobre él, lo que obviamente generó expresiones de preocupación entre las chicas.

Yuuki me pidió que mantuviéramos la cabeza baja, tratando de no hacer nada extravagante, a modo de ocultarnos de la vigilancia del enemigo, y planear una mejor defensa.

Juna sugirió que habláramos con Kala y Nerulia para formar un frente de vigilancia internacional, ya que si la BCC intentó someter a Tórilen, tarde o temprano lo intentarían con ellos también, y era mejor cuidarse las espaldas.

Mientras tanto, fue Lilia la que se mostró desafiante, proponiendo algo ligeramente más violento.

Ella señaló que si el conflicto es inevitable, lo mejor sería responder de la misma forma que el enemigo, agregando un factor adicional.

En este caso, abrumarlos con números casi incalculables.

Yo le dije que nuestras fuerzas defensivas son números grandes, pero que la BCC, al tener un gran poderío económico, sería capaz de superarnos con facilidad.

Sin embargo, ella señaló que yo estaba equivocado, y que si bien nuestro ejercito nacional “público” apenas superaba los mil, nuestras fuerzas “reales” bordeaban entre los cincuenta, y cien mil, dependiendo de la situación.

Le mencioné mi incredulidad al respecto, pero Lilia me cerró la boca con un pequeño recordatorio.

La emperatriz de las abejas gigantes era mi subordinada, y como tal, su gran ejercito de insectoides perfectamente armados, también era el mío.

……… 

…… 

…

Esperé a que saliera el sol para poner a prueba la teoría de Lilia, y según las palabras de Don Víctor, lo que ella decía era cien por ciento real.

Faltaban solo ocho días para que el año termine, y quería estar preparado ante cualquier situación que se presente. 
Hablé con Don Víctor y le pedí que citara a ciertas personas a mi oficina, y que les pidiera su total discreción sobre lo que hablemos, hasta que yo decida hacerlo público.

No dudaba de mis compañeros, pero en tiempos de guerra, mas vale prevenir que lamentar.

Esperé un par de horas, hasta que finalmente todos estuvimos reunidos.

Procedí a sentarme en mi lugar habitual, y repasé la lista de invitados con los ojos.

Se trataban de Mónica Laud, la emperatriz, Kágrel, Drímur, Relt, y la recién llegada Alice Mágnum.

Todos ellos eran personas en las que podía confiar, y si iba dar el siguiente paso, tenía que ser con ellos.

—Muy bien —comencé—. Los he citado aquí, porque un nuevo peligro se ha levantado sobre nosotros. La organización conocida como la BCC ha puesto sus ojos sobre nosotros luego de un fallido intento de someternos, y ahora, nos han declarado la guerra como país.

—Espere un momento —tomó la palabra la emperatriz—. La BCC es el grupo que derrocó al gremio de mercaderes, ¿cierto? He escuchado rumores de que son apoyados por un Pilar desde las sombras, y ese es el motivo de su rápido ascenso.

Yo asentí ante sus palabras.

—Así es. Su líder, es un ex Pilar, y antiguo candidato a formar parte de los dioses. Desconozco los detalles de porqué no ascendió a dios, o porqué dejó de ser un Pilar, pero eso no quita que siga siendo un peligro.

Esta vez fue Alice Mágnum quien decidió tomar la palabra, mostrándose verdaderamente incómoda.

—Um… ¿Rey Tori? Comprendo que esta sea una situación crítica para su nación y eso, pero… ¿Porqué tuve que venir yo también? Digo, apenas he llegado a este lugar, no debería tener la autoridad para participar en estas reuniones.

—En una situación normal, sí, tendrías razón —respondí, señalando a Don Víctor—. Pero vienes muy bien recomendada, así que, decidí darte esta oportunidad para poner a prueba tu desempeño.

—Oh… Um, bien… Espero serle de ayuda…

—¡Vamos! —exclamó Mónica, dándole unas palmaditas de espalda a Alice—. Estoy segura de que lo harás bien, solo has tu mejor esfuerzo y todo mejorará.

Alice finalmente se tranquilizó, y asintió con seguridad ante las palabras de Mónica.

Ella tenía razón en algo, yo no la conocía lo suficiente como para confiarle algo tan importante, pero Don Víctor insistió en que ella tenía un gran potencial para crecer, y esta sería una prueba para demostrar su valía.

En fin, volviendo al motivo de esta reunión.

—Los he citado a ustedes para crear un grupo, uno que sea capaz de responder ante situaciones de crisis, anteponiendo siempre la seguridad de nuestra población. No olviden que hemos anexado a los cinco pueblos comerciales de Vere, y ahora nuestra población ha crecido en una cantidad de seiscientos habitantes.

Me puse de pie, y tomé una postura seria para dirigirme hacia ellos.

Esta decisión era importante, y si quería formar una barrera defensiva en contra de la BCC, esta era la gente correcta.

—Voy a nombrarlos a todos ustedes mis generales, y estarán a cargo de nuestro ejercito nacional actual, y futuro, hasta que el cargo les sea revocado o decidan renunciar. No es algo que estén obligados a aceptar, pero consideren que el hecho de haber sido citados aquí, es porque los considero lo mejor de lo mejor. Muy bien, los escucho.

Kágrel y Drímur asintieron al unísono, aceptando orgullosamente su nuevo cargo.

La siguiente en responder fue la emperatriz, colocando una mano sobre su pecho mientras inclinaba la cabeza.

Dijo estar honrada en que la haya elegido para un cargo tan importante en mi nación, y que ella, junto a sus más de doscientos mil hijos, estarían a mi completa disposición, ya sea para usos militares, económicos, o mano de obra.