La venta de la propiedad Bennet empezaba apenas su rumbo y, gracias a su bajo precio, ya tenían una compradora.
— Catalina Linares —musitó la mujer—. ¿La vendo? —preguntó a su esposo.
—Hazlo, sabés a la perfección que nuestro propósito aquí no es el dinero —espetó el señor Bennet caminando de un lado a otro sobre la alfombra, nervioso.
Las propiedades que el señor Bennet había adquirido por parte de su adinerada y poderosa familia, eran muchas. Entre ellas se encontraba el hotel del cual su abuela había sido propietaria hace muchos años, pero murió en él, dejando todo para los padres de Gastón Bennet. Ellos jamás se atrevieron a vender o siquiera utilizar para algún bien económico ese hotel, y cuando murieron, todo quedó en manos del matrimonio Bennet.
Gastón obtuvo muchas propiedades, y a todas las hizo funcionar: cadenas de restaurantes e incluido el hotel de su abuela.
— Sería un ingreso más para la economía, Gastón —insistió la señora Bennet—. Podemos guardar el dinero para poder repartirlo entre nuestros hijos de grandes, e incluso donar algunas cantidades a centros de niños o ancianos. Ese lugar no puede mantenerse ahí, inhabilitado.
Su esposa tenía un punto, así que decidió mandar a remodelar todo el lugar gastando millonadas que, para él, no eran nada.
Empezaron a habilitar todo el lugar y los turistas de todo lugar, al enterarse que el hotel Bennedetti se encontraba brindando sus comodidades nuevamente, no dudaron en asistir a la apertura. En ella, se daría posada gratis a los más grandes inversionistas del país por una semana entera, y luego, el lugar estaría abierto para todo tipo de personas.
—Bienvenidos a la apertura de nuevo y renovado hotel "Bennedetti" —saludó cordialmente la mujer a través del micrófono.
Todo en aquel lugar irradiaba luz. La cerámica del brillante y pulido suelo, las lámparas colgantes con cristales, cada esquina emanaba confianza y alegría. Tal cual hace muchos años era. Las paredes tenían decorados en madera tallados a mano, las mesas tenían manteles completamente blancos y sin rastro de alguna mancha.
La noche marchaba bien, entre risas y carcajadas demasiadas educadas la velada terminó. Cada quien se dirigió a la habitación asignada y el matrimonio Bennet pudo suspirar de alivio y descansar tranquilamente.
Pero algo andaba mal.
No se sabía si era los sonidos extraños de esa noche, la oscuridad sepulcral que se adueñaba de la ocasión o...La muerte repentina e inexplicable del señor Gonzales. Él era uno de los mejores amigos del matrimonio Bennet y su muerte a altas horas de la madrugada estremeció a todos.
Las muertes inexplicables de personas cercanas al matrimonio seguían, las investigaciones quedaron suspendidas por falta de pruebas y las familias de los difuntos recibieron una suma de dinero en sus cuentas bancarias.
Aún asustados, no lo dudaron ni un segundo y vendieron aquella propiedad. Pensando que, si ellos se iban, lo que los perseguía con sed de sangre, también.
—Mañana a primera hora viene para firmar todos los papeles —anunció la mujer a su esposo y éste asintió.
Hotel Bennedetti.
*** Aquí el prólogo, nenes. Espero que les guste la historia. Estaré subiendo un capítulo por semana, pues es una historia que no tiene tantos capítulos y éstos son largos. Si les gustó esta parte no duden en decirme sus opiniones por los comentarios, vamos, no sean tímidos xd.***
Saludos, Marikiu.