House M.D: Todos Mienten

Capítulo 1: En el camino

CINCINNATI, OHIO (ACTUALIDAD)

 

- ¡Deberíamos detenernos aquí a comer!

- ¿Ah? - gritó el conductor de la otra motocicleta.

- ¡Comida! - gritó el primero apuntando un pequeño restaurante al borde del camino mientras disminuía la velocidad.

El local no era nada elegante, un par de camiones estaban apostados en el exterior y en una pequeña pizarra rezaba: ESPECIALES DE HOY ¡PASTAS Y PASTEL DE CARNE!

- ¿Pastas o pastel de carne?, el cocinero debe ser el primer Ítalo-mexicano- estadounidense con el que nos hemos encontrado en este viaje.

- Greg...

-Vale, vale, pastas o pastel de carne será.

Estacionaron sus motocicletas en un costado del local donde un hombre orinaba entre los contenedores de basura.

- Espero que ese no sea el Pancho Villa Corleone de la cocina - dijo sarcásticamente uno de los bikers caminando con una evidente cojera que compensaba con un extraño bastón adornado con calcomanías de automóviles. Caminó hacia el interior del restaurant con un rostro de asco, mientras su acompañante suspiraba como respuesta.

Se ubicaron en una de las mesas del lugar y se acomodaron en una de las sillas de mimbre. La mesera los vio y se acercó sonriéndoles de manera coqueta.

- ¿Qué les sirvo muchachos?

- ¿Tiene algo sin estafilococos encima? - preguntó el del bastón.

- ¿Estafilo que?...

- No le haga caso es un idiota, ambos queremos las pastas y una soda.

- En seguida cariño - le respondió la chica sonriéndole que cambió a desagrado al mirar al del bastón.

- Excelente manera de conseguir que estornuden en nuestra comida House.

- Lo iba a hacer de todas maneras, y no me llames así, recuerda que mi nombre es Ramón.

- Ramón - dijo riendo en voz alta - si no te dejas crecer el mostacho jamás podré llamarte así.

- Es mi nombre de muerto, tu podrás elegir el tuyo en un par de meses Wilson y yo lo respetaré.

Wilson lejos de ofenderse por el comentario insensible soltó una carcajada mientras se acomodaba en la silla. Ya llevaban más de un mes viajando juntos y años de amistad, por lo que comprendía a la perfección el sentido del humor de su acompañante.

- Recuérdame que hacemos en Ohio.

- Vamos al zoológico - respondió Wilson mientras untaba con mantequilla una de las galletas de cortesía que había en la mesa.

- Hemos viajado cientos de kilómetros para eso, ¿no reparaste en la decena de zoológicos que había entre Nueva Jersey y Ohio?

- Oye es mi lista de deseos, cuando estés desahuciado como yo podrás elegir los destinos que quieras.

- Eso no va a pasar, yo ya estoy muerto ¿lo olvidas?

 Ambos rieron de buena gana mientras la mesera volvía con la comida, sirviéndosela con toda cortesía a Wilson, mientras que lo hizo con absoluta indiferencia a House. Ambos se sorprendieron; la salsa, la carne y los fideos estaban sabrosos.

- Bueno ya sabes lo que dicen, en el restorán que haya camioneros...

- ¿Hay prostitutas?

Uno de los comensales los miró y ambos soltaron una carcajada.  Wilson hizo un gesto pidiendo disculpas, pero el hombre los ignoró.

- Es por mi padre...

- ¿Qué hay con él?

- La razón por la que vamos a ese zoológico, por mi padre.

- ¿Era un animal en cautiverio?

- Imbécil - respondió Wilson arrojándole un trozo de galleta.

- Nunca me habías hablado de él - dijo House mirando la comida antes de metérsela en la boca - conozco a todas tus esposas, pero nada de tu padre.

- Murió mucho antes que nos conociéramos y la verdad es que hace mucho que no pensaba en él, pero en estas circunstancias...

House lo miró arqueando las cejas y preguntó:

- ¿Quieres hablar de eso?, mis psiquiatras me dijeron en incontables ocasiones que eso podría ayudar.

Ambos sonrieron y Wilson miró su reloj.

- Ya es tarde, te propongo algo terminemos de comer y te invito a un trago, ya es tarde de todas maneras para continuar el recorrido.

- Un trago, sabes que no tendrás suerte conmigo esta noche ¿cierto?

Ambos volvieron a reír y terminaron de comer hablando de cosas superfluas del viaje. Posteriormente se despidieron de la mesera y retomaron su viaje. Al día siguiente sin duda llegarían al inusual destino que los llevaba hasta esos parajes. Condujeron cerca de media hora hasta que se detuvieron en una botillería de mala muerte. Unos hombres de aspecto poco confiable repararon en la inusual pareja, dos tipos maduros en unas motocicletas caras y chaquetas de cuero fino, un cliché sobre ruedas.

- ¿Qué vas a querer Easy Rider?

- Whisky, cervezas y otro de tus chistes ingeniosos.

El dependiente gruñó y buscó lo que le habían pedido. Wilson estaba inquieto mirando a los hombres que no le quitaban la vista de encima.

- Dije que te iba a invitar a un trago a algún lado, no era necesario detenerse a comprar.

- No seas ridículo, no vamos a hablar algo personal en un bar, no seas chulo.

- Son 40 dólares más propina - le dijo el vendedor volviendo con el alcohol.

House le pagó los 40 y el hombre lo miró en espera del extra.

- Puedes pagarte la propina con uno de tus chistes - le dijo con una sonrisa sarcástica y cerrándole un ojo.

Mientras se montaban en sus motocicletas uno de los hombres se les acercó sonriendo.

- ¿No nos van a invitar a un trago viejos? – dijo sacando la lengua y saboreándose – también me gusta esta motocicleta.

Wilson aguantó la respiración y levantó las manos en señal de paz.

- Mira no queremos problemas, solo queremos seguir nuestro camino.

Otros tres vagos se pusieron de pie y comenzaron a caminar hacia ellos. El que los interpelaba había tomado el volante de la máquina de House cortándole el paso.

- Wilson hemos sido descorteces con nuestro amigo acá, tengo algo aquí que puedes disfrutar.



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En el texto hay: medicina, dr house, james wilson

Editado: 12.10.2020

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