28/Abril/17
Planifiqué durante una semana entera ese viaje, ya tenía todo más que preparado, así que ese mismo día por la mañana ya con las maletas en la cajuela, arranqué el motor y salí de mi casa, perfumado y bien peinado, conduciendo con sumo cuidado.
Se suponía que ese día todo tenía que ser perfecto, pasaría por Kat a una hora específica, aunque conociendo a las mujeres tardaría más de lo normal, así que avance sin reproche hacia el distrito donde ella vivía, mi padre me había prestado uno de sus autos antiguos, con la única condición de que debía lavarlo, encerarlo y por supuesto regresarlo en una pieza, aunque sinceramente eso era lo de menos.
"How" de The Neighbourhood sonaba demasiado alto para aquella pequeña radio, eran exactamente las 7:00 A.M. calculando distancias y por el tráfico no tardaría más de veinte minutos en llegar, mientras me ajustaba los lentes de sol y frenaba en un semáforo, mi teléfono comenzó a vibrar era Katherine
—Hey! Ro, oye... ¿Crees que podrías esperar unos minutos más?, mi madre está un tanto ocupada, así que no tardaré demasiado, solo dame unos 10 minutos.
—Claro Preciosa, compraré alguna que otra chatarra para el camino, ¿Qué es lo que te gustaría?
—Contigo tengo—Respondió desafiante
—No sé si tomarlo como un insulto o como un halago—Me limité a decir.
—Solo quiero unas cuantas gomitas, ya sabes, de esas ácidas que tanto me encantan.
—Por supuesto que lo sé, ¿Qué clase de persona sería yo si no lo supiera?
—Un monstruo claro está.
—Tampoco hay que sobrepasarse— Dije fingiendo una voz triste.
—De acuerdo, de acuerdo Ro, nos vemos en un ratito más, te quiero, cuídate.
—Yo también la quiero Señorita Katherine, en un segundo estoy contigo.
Ahí acabó la mítica llamada, giré en una calle próxima a la casa de Kat, ya que ahí se encontraba una tienda donde podía comprar las cosas que necesitaríamos; Hacía un clima realmente estupendo el viento soplaba con regularidad y el sol estaba cubierto de unas hermosas nubes blancas, parecía como si todo se hubiera predispuesto para que ese día tuviera todas las oportunidades de salir con Kat, un ligero olor a humedad traído por el viento inundó mi nariz, lo disfrute como si de un aromatizante extraño se tratara y... claramente lo era, cómo algo tan simple como un olor lograba transportarte a cuando eras más pequeño y pasabas horas y horas bajo la lluvia; Inmerso en mis pensamientos y ya dentro de la pequeña tienda me decidí a tomar absolutamente todo lo que tenía que tomar y pagar como era debido, antes de salir, verifiqué mi reloj y vaya iba justo a tiempo, subí a el vehículo y manejé unas cuantas cuadras más, me estacioné justo en frente de la casa de Katherine.
Al momento de llegar su madre, Margo, se estaba retirando del lugar en su respectivo auto, bajé del mío con la intención de saludarla, pero antes de que si quiera pudiera levantar mi brazo ella ya había salido de ahí, sin darle demasiada importancia avance hacia el pórtico con la intención de verla, pero, para mi sorpresa ella no estaba ahí, la puerta estaba abierta de par en par, así que decidí entrar.
—¡Kat!, ¿Dónde estás?
No obtuve respuesta alguna.
—¡Oye!, ¡Kat! —Volví a gritar ahora con más entusiasmo.
Nuevamente no obtuve respuesta.
—¡KAT!, Hey, querida, estás comenzando a preocuparme—Dije mientras exploraba la cocina.
Lentamente y como si de un gato se tratara comencé a avanzar sigilosamente hacia su cuarto, conforme me acercaba cada vez más, unos pequeños ruidos empezaron a oírse, era como unos pequeños murmullos, hasta que justo al estar frente la puerta de su habitación pude comprobar que no eran murmullos, eran pequeños sollozos ahogados, instantáneamente se hizo un nudo en mi garganta y de inmediato un escalofrió recorrió totalmente mi espalda, giré el picaporte con rapidez, y empuje la puerta, la escena que vislumbraron mis ojos creo en un segundo un vacío enorme en mi estómago y un dolor incesante en mi pecho se apoderó de mí, ver a la persona que en ese momento era la más importante para mí simplemente me dejo en shock, verla ahí sentada con las manos en el rostro y llorando en silencio sinceramente era doloroso.
—Kat... —Dije suavemente mientras me acercaba hacia ella.
—No… Ro... —Empezó con la voz entrecortada—No.… no te acerques... no quiero arruinar tu día… solo... ya voy ¿Sí?... solo espérame un momento... —Terminó.
—¿Qué?, No, no, no Kat, eso es lo de menos, tú me importas demasiado, vales mucho para mí, yo quiero ayudarte ¿De acuerdo?
—Es solo que no quiero hablar de eso en estos momentos—Soltó mientras me miraba a los ojos.
—Muy bien, lo comprendo perfectamente, cuentas conmigo ¿Sí?, puedes confiar en mí, lo único que quiero es que estés bien y sobre todo ver nuevamente esa sonrisa que tanto me encanta—Dicho esto me acerqué y le robé un beso en su mejilla. —Tarda lo que tengas que tardar, te espero afuera preciosa—Al terminar salí de su habitación y la esperé en la sala.