—¡¡¡TED!!!
Corrí y me lancé al piso y pude apenas sujetar su mano.
—¡Trata de sujetarme, Ted! ¡Vamos!
Pero cuando logró hacerlo el monstruo nos arrastró a los dos. Apenas pude aferrarme con una mano a una baranda de las escaleras y con la otra estaba aferrado a la mano de Ted. Yo soy muy delgado y no tenía la fuerza suficiente para salvarlo.
—¡Chicos! ¡Ayúdennos!
—¡Derek! ¡Suéltame o nos llevará a los dos!
—¡NO! ¡No lo haré! ¡No te soltaré!
En eso escuché la voz de Terry:
—¡Oh por Dios! ¡Derek!
Terry me sujetó, y empezó a pedir ayuda. Pero el monstruo no quería soltar a Ted, y le tenía sujeto de una pierna con una de sus garras.
—¡Chicos! ¡Láncenle cosas! ¡Lo que sea! —Les gritaba Terry.
—Ya no me quedan plantas...—Marcos empezó a correr viendo qué podía lanzarle al monstruo.
"Bola ocho" Corrió a la zapatería y regresó con un montón de cajas de zapatos, comenzaron a aventarle tacones, zapatos deportivos, botas vaqueras, ¡de todo! Pero quienes ni se asomaron fueron Dean y Katie; pero más que todo porque Katie no dejaba a Dean qué hiciera nada:
—Katie...
—¡No! Ese tipo estuvo a punto de matarte, ¿y ahora quieres salir a ayudarlo? ¡Pues bien hecho! ¡Ojalá el monstruo ese se lo coma! Se lo tiene bien merecido por golpearte y amenazarte. ¡Es un criminal! Tú mismo lo escuchaste y sabes muy bien que no se puede confiar en alguien así...
—Pero... ¡Está bien! Tienes razón.
¡Y así Dean se dejaba manipular por Katie! Entretanto Terry y yo intentábamos salvar a Ted, mientras "Bola ocho" y Marco le aventaban todo lo que podían al Zombie Depredador. Pero este, en vez de soltar a Ted y huir, se aferró más a él y trataba de morderlo. Ted lo pateaba y se movía intentando zafarse de esa cosa; pero todo era inútil y ya no le quedaban más fuerzas.
—¡Tienes que soltarme, Derek! ¡No hay otro modo!
—¡Si te suelto te arrastrará!
—¡Hazlo! ¡Suéltame! Yo no te importo de todas formas, ¿Vas a arriesgar tu vida por mí?
—¡No voy a dejar que mueras!
En ese momento Ted, que también estaba sujetándome, me soltó.
—¿Qué haces? ¡No te sueltes!
Ted me sonrió y me guiño el ojo:
—¡Fue un placer conocerte, Derek!
—¡¡¡TED!!! ¡¡¡NO!!!
Y entonces logró desprenderse de mí y el monstruo le arrastró con fuerza escaleras abajo, como cuando un perro se roba un pedazo de carne. ¡Yo no podía creerlo! ¡Perdimos a Ted! Y fue por mi culpa...
—¡Mierda! ¡No puede ser! ¡No a él!
Terry se dejó caer agotada en el piso. Yo sólo miraba el pasillo oscuro hacía donde el monstruo se lo llevó. Entonces me levanté, y aunque no tenía ningún arma, me eché a correr hacia esa dirección.
—¡Derek! ¿Qué demonios estás haciendo?
Ignoré a Terry y entré al pasillo, fue entonces que escuché los disparos.
—¡¡¡TED!!!
Corrí en dirección a los disparos entonces hallé a Ted tirado en el piso con el arma en la mano.
—¡Ted! ¡Ted! ¡Oh Dios! ¡No puedes estar muerto!
Lo primero que pensé fue que se había suicidado. Pero vi Un rastro como de sangre que al parecer era del monstruo.
—¡Le diste! ¡Lograste dispararle al zombie depredador!
Ted entonces abrió los ojos y me miró fijamente, fue cuando me sonrió:
—¿Sigo vivo?
—¡Sí! ¡Y le disparaste al monstruo! Ven, te sacaré de aquí.
Lo ayudé a levantarse. Ted miró hacia donde se dirigía el rastro del monstruo herido.
—No lo maté, sólo logré herirlo, Derek. ¡Tenemos que salir de aquí rápido!
Los chicos se emocionaron al ver que regresaba con Ted. Terry y "Bola ocho" nos ayudaron a subir las escaleras mientras Marco vigilaba que el Zombie Depredador no regresase aún. Luego nos encerramos en la zapatería. Ted estaba agotado y muy pálido, pasó por un muy mal momento pero al menos estaba vivo. La pierna que el monstruo le sujetó estaba magullada, tenía cortes y algunos rasguños más leves, aunque la tela de mezclilla amortiguó mucho las filosas garras del zombie. Pero Terry se preocupó:
—Tenemos que tratar de inmediato estas heridas, si no te ocurrirá lo mismo que a Linda.
—¡Estoy bien! No son heridas profundas, no deberían preocuparse tanto.
—¡Terry tiene razón, Ted! El virus o lo que sea eso que produce a los zombies está en el aire, esas heridas pueden infectarse y terminarás muerto en pocas horas. —Le respondí, y realmente estaba preocupado de que Ted ya estuviera infectado sin remedio.— Hay que buscarle los antibióticos con urgencia.