Huellas

Playa, lágrimas y confesión

 En medio de cuatro paredes de su habitación Amy se encontraba imaginando lo que estarían haciendo en ese momento, la joven pareja, era muy lógico que los dos más populares hagan la pareja perfecta, se comparaba con ella, erróneamente se creía muy inferior. En ese momento tu teléfono sonó, y si era un menaje de él.

-Buenas noches Amy, espero te encuentres bien- ¿Se preocupaba por ella acaso?

-Sí, estoy bien, gracias- fue su respuesta, en realidad tenía mucha curiosidad de lo que sucedía entre ellos y quería averiguarlo. - ¿Cómo te fue hoy? - pretendía que se lo contara, aunque sabía que eso no sucedería, él era muy reservado.

- ¿Podemos vernos? - esa pregunta estremeció sus sentidos

-Si - dijo casi sin dudarlo- Ahora surgía un conflicto aun mayor, ¿Cómo haría para salir, ya casi era media noche?

-Paso por ti en unos minutos, envíame tu dirección- Y así lo hiso, se agencio de una casaca para protegerse pues la noche parecía muy penumbrante

Papá se encontraba en su habitación, decidió salir sin que se diera cuenta, era todo un reto pues su vigoroso padre, sufría de insomnio, deambulaba por la casa acostumbradamente, para suerte de ella esa noche, estaba sumergido en profundo sueño, logró salir sin mayores preámbulos.

-Sube- Solo un par de veces había viajado en una moto, era muy nerviosa, pero esa noche ni siquiera rechinó, lo abrazó a la altura de la cintura, y emprendieron el paseo. El viento despeinaba sus cabellos, iban a una velocidad considerable, sin saber a dónde se dirigían, ella se sentía segura.

El destino fue para su sorpresa y deleite, una playa. Había olvidado que era su lugar favorito, hace mucho que no iba, solo recordaba la satisfacción que sentía estando ahí.

-Baja con cuidado- descendieron de la moto y caminaron por el muelle, se sentía la briza sobre su delicada piel. Por varios minutos el silencio los invadió.

-Sabes, aquí suelo venir cuando tengo días tristes.

- ¿Y hoy es uno de esos días? -Amy lo miraba, era la primera vez que su presencia se tornaba melancólica, sentía una inmensa curiosidad por conocer sus pesares.

-Si- bajaron del muelle, se despojó de los zapatos y corrió descalzo por la arena.

 - ¿Qué esperas, hazlo tú también? Amy lo miró sorprendida e hizo lo mismo.

-Siente la textura de la arena- Corrían juntos, en varias ocasiones sintieron el frio del agua.

-Debemos disfrutar cada día de la vida, el día menos esperado, todo puede cambiar- Fueron sus palabras mientras tomaba de asiento la arena

- ¿Por qué lo dices?

-Hay muchas cosas de las que no hablo con nadie.

-Igual yo

-Sí, lo sé, se nota en tu mirada

-Hoy se cumple un año más de la muerte de mis padres-Prosiguió

- ¿Cómo fue?

- Durante muchos años viví en un hogar donde todo era maltrato, muchas veces a mi madre le dijeron que denunciara los abusos de mi padre, pero fue imposible- sentía como su voz se entrecortaba

-Un día mi madre cansada del maltrato, disparó contra mi padre y luego terminó con su propia vida, en mi presencia –añadió

Amy  levantó su mirada hacia él, intentó secar sus lágrimas. El rostro que reflejaba era sin duda alguna de un profundo dolor. Como si todas las frases de agonia vivian en su interior.

 

 

 

 

 




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