Después de dar algunas vueltas y perderme un par de veces, logro salir de la casa. Camino por la calle con mis ojos desbordados de lágrimas, y no me detengo hasta llegar a un pequeño parque en una esquina y me derrumbo en una de las bancas. Me quedo así por un buen rato, con las piernas entre los brazos, y las manos temblando.
Desearía con todas mis fuerzas que esto fuera solo un sueño, que al despertarme nada de esto fuera real. Que Matías no me haya engañado de esa forma, y que mi padre no fuera el monstruo que es.
Revivo varias veces la plática que tuvo mi padre con Matías y todavía no me creo todo lo que oí. Estoy segura que fue mi padre quien planeó lo del secuestro, todo por el simple hecho de lo que descubrí de su empresa.
Así que voy a dejar de sentir lástima por ese hombre, ya que justo como dijo Estefan, él no merece mis lágrimas. Ahí caí en la cuenta de cómo puedo usar la información que descubrí hoy y que estuve investigando por todos estos años.
Me levanto del banco y camino de regreso a la mansión. Si quiero que mi idea funcione, tengo que regresar a ese lugar y olvidarme de todo lo que descubrí hoy. Tengo que hacerle creer a mi padre que sigo sin recuerdos. Y aunque siento que mi corazón se está quebrando en miles de pedacitos necesito mantener mi cabeza en alto.
Estoy a punto de entrar a la casa cuando veo a Matías que va saliendo de esta. Recuerdo lo que le dijo mi padre de que se marchara de una vez de la ciudad y no regresara nunca, y a pesar de saber que él me mintió todo este tiempo no puedo evitar sentirme triste.
– Hola desaparecida, pensé que no vendrías a despedirte de mí.
– Hola. –Es lo único que mis labios logran formular.
– ¿Te sucede algo?– se acerca a mí y yo doy un paso hacia atrás.
– ¿Ya mi padre se fue?
– Si pero...
– Bien.
– ¿Cómo supiste que él estuvo aquí?
– Escuché la discusión que tuviste con él en su habitación. Y por qué no me cuentas si ya te divertirte bastante.
– Celeste yo...
– ¿Por qué no me cuentas cómo fue burlarse de la estúpida chica sin recuerdos? ¿Te divertirse?
– Yo no sabía que tú tenías una familia, no lo conocía créeme.
– Pero aun así me mentiste. –Siento que las lágrimas quieren salir nuevamente pero las reprimo. –Tomas te dijo que te largaras y no volvieras, y ahora voy a ser yo quien te lo diga.
– Está bien, eso haré. Pero solo te voy a pedir una cosa, ten cuidado con ese hombre. Es más malo de lo que crees.
– Lo sé, no te preocupes. Voy a destruirlo con su propia maldad. –Cuando ya está a punto de marcharse recuerdo algo que quería preguntarle, así que me volteó para poder ver su rostro. –Matías solo quiero saber una última cosa antes de que te vayas. Tú, ¿me quisiste en algún momento?
– No, yo no te quise Celeste. Yo te amé y aún te amo.
Y con esas palabras todavía flotando en mi cabeza, desaparece de mi vista, y ya no regresará. No volveré a ver al chico de la cabaña nunca más, y aunque eso me haga sentir triste, es lo mejor.
Entro en la casa y voy directo a mi supuesta “habitación”. Saco mi celular, y después de unos tonos me contesta.
– ¿Que sucede Celeste?
– Estefan, ya se lo que vamos a hacer con la información del artículo.