Todo empezó un día que salí a comprar pan, el chico que atendía estaba un poco atareado, así que me senté en una butaca a esperar que atendiera a los que habían llegado primero, mi vestimenta parecía pijama, un pantalón de algodón y una chaqueta que me queda algo grande. Mientras esperaba sentí que alguien me miraba fijamente, decidí poner atención, y pillé a una niña de no más de 8 años, me miraba con tristeza, si sabía que tenía mala pinta, pero tampoco era para que me mirara así, literalmente parecía que iba a llorar. Decidí acercarme y preguntarle que le pasaba... La niña salió de sus pensamientos y se notaba que tenía la duda de si me contestaba o no, le insistí una vez más con la misma pregunta, hasta que por fin me hablo, y en voz baja me dijo: "me das lastima" “En ese momento pensé" “No vuelvo a salir tan mal vestida a la calle", pero sin embargo me quede pensando, y entonces le pregunte porque decía eso, entonces me miro las manos y las señalo, me dijo” por eso, pobrecita, y volvió a hacer cara de trauma”.
Entonces, de todas las emociones que existen me reí, y le dije. No tienes por qué tenerme lastima, ni a mí ni a nadie, todos somos capaces, me encanta ser así, no lo cambiaría por nada, ser así me ha enseñado muchas cosas hermosas y duras... Pero he aprendido a quererme, a no dejar que me hagan menos, a romper estereotipos, a superarme, y lo más importante a tener el valor de explicarle a la gente cada vez que me ve raro... No sé si la niña lo entendió, porque me seguía mirando extraño, pero esta vez me sonreía, ese día hicimos una promesa, ella me prometió no sentir lastima por nadie, y yo para mis adentros prometí “Hacer entender al mundo”, que todos somos iguales, claro, con paciencia y respeto. Al final compré el pan y me fui para mi casa, con una sonrisa de boba en la cara, pensando “Estas cosas tendrían que pasarme cada dos minutos”, para hacerle saber al mundo con mi sonrisa, lo orgullosa que estoy, y lo lejos que he llegado, estas son las cosas que te prueban como persona, que te hacen crecer. Tal vez en otra época le hubiera contestado de mala manera o algo similar, pero no esta vez, no después de todo lo aprendido, de tanto caer y levantarse, de tanto llanto y risa, algo se debe quedar, algo bueno es lo que debemos tomar de esas experiencias, que a veces parecen tan malas, pero resultan ser lo mejor que te ha pasado en la vida.