Antes ella contaba con las fuerzas suficientes para soportar las...
Mil y un batallas que llegaron unidas a mí el día que nací.
Ofreció su vida para ayudar a forjar la mía.
Rosalba es el nombre del Ángel que salvo mi vida.
Cuenta la leyenda que aquellos que son diferentes al resto tienen el don de cambiar el mundo, no hablo de mí, hablo de ella, ella cambio mi mundo. Esta es nuestra historia...
Nuestra lucha comenzó incluso antes de que yo naciera, a los dos meses de embarazo a mi madre se le desprendió la placenta y yo debía quedarme quietecita en el lugar donde estaba, el lugar donde aún me llegaba oxígeno. Mes y medio después todo estaba en orden, ya no teníamos ningún riesgo, aunque durante el embarazo hubo más complicaciones como: trombosis y otras más, solo los médicos sabían lo que iba a suceder el día que yo naciera, pero nunca le dijeron nada a mi madre. Nací el 18 de diciembre del año 2000, pero con mi madre nos conocimos el 22 de diciembre de ese mismo año, no la dejaron verme cuando nací, le dijeron de una manera muy cruel que yo había nacido sin brazos, cosa que no era cierta, la mantenían medicada para que no preguntara por mí. Los médicos que me alejaron de ella, querían llevarme a EE. UU para hacerme pruebas de lo que me había sucedido, ya que hasta el día de hoy no hay un caso igual, y tampoco se conoce el por qué nací de esta manera. Me realizaron pruebas de genética y todos mis cromosomas estaban completos, no había antecedentes en la familia, y mi madre tampoco había tomado alguna clase de medicamento ni estado expuesta a algún químico. Simplemente no debemos buscarle explicación a lo que no lo tiene; con ayuda de mi padre, pudimos salir de ese hospital, y ella me quiso aún más que antes en el momento que me vio. Pero estaba asustada, era de esperarse... Por un tiempo no dejo que nadie me viera y tampoco a ella, creo un mundo para las dos, no quería que nadie me hiciera daño, y tampoco sabía muy bien lo que debía hacer pues ella solo quería protegerme. Finalmente, como si se tratase de una iluminación divina, ella decidió continuar, allí empezó su ardua búsqueda para encontrarme un ortopedista para que me ayudara a ser funcional, muchos de los médicos que visito le decían que no se podía hacer nada, otros le decían que se resignara a hacerme las cosas de por vida, pero ella no se dejó vencer, siguió buscando hasta encontrar a nuestro ángel, el Doctor Enrique Vergara. El al menos prometió intentarlo y así fue, a mis dos meses tuve mi primera cirugía, y de ahí vinieron la segunda, cuarta, sexta, hasta llegar a la decimonovena y ultima, mi madre siempre estaba ahí, recuerdo que ella me hacia las curaciones, y también debía girar una llave en un aparato que tenía adherido a mi hueso para alargarlo; recuerdo que me correteaba por la casa para poder hacer las curaciones o girar la llave para alargar el hueso, lo cual era muy doloroso, y después de un rato ambas sabíamos que era necesario hacerlo, recuerdo que nunca lloraba en frente mío, siempre era muy valiente y optimista, me hacia reír hasta en esos momentos tan dolorosos para las dos, pero yo sabía que con cada curación, con cada cirugía ella sufría conmigo, siempre llevaba conmigo a cada sala de cirugía su corazón, sus besos, sus abrazos, su miedo el cual no me mostraba, pero yo sabía que estaba tan asustada como yo, por eso siempre al terminar las cirugías, al despertar de aquel sueño preguntaba por ella, quería verla, quería que supiera que estaba bien, quería abrazarla, porque siempre he sentido que ella es la que más entiende mis miedos, mis dolores, mis angustias, quería que supiera que lo habíamos logrado otra vez, y que juntas seriamos invencibles. Siempre fue ella, mi ángel, mi regalo para aliviar el dolor y el sufrimiento que causa esta vida, mi motor, mi alegría. Recuerdo que solía cantarme esa canción llamada "Nataly" de los hermanos Arriagada, solía contarme que siempre decía que si tenía una niña ese sería su nombre, Nataly, por esa canción que le encantaba desde que tenía 11 años, yo fui la afortunada, pudo ser mi hermana mayor la poseedora de aquel nombre, pero por alguna razón fue mío, parecía hecho para mí, como si ella hubiera escogido esta lucha desde mucho antes, sin importarle las adversidades.
Que ella me amara tanto no significa que en mi crianza hubiera sido permisiva y suave, ella me exigió, siempre me dijo que podía dar más, me regaño, nos enojamos... y aunque yo no lo entendía en ese momento, ahora si lo hago y se lo agradezco, gracias a ella soy la persona que les cuenta esta historia, a ella le debo todos mis logros, la fortaleza para levantarme, el orgullo con el que camino, a ella le debo mi vida, lo que fui, lo que soy y lo que seré. Ella dice que por mi aprendió a creer en Dios de nuevo, yo le digo que por ella sé que Dios existe, porque me ha mandado un Ángel tan grande y hermoso, sin en verdad merecerlo.
Mi Ángel de batallas, mi compañera de luchas, Que Dios me permita agradecerte hasta donde más pueda, y aunque soy consciente que dejaste tantas metas y sueños de lado por estar conmigo, me siento la persona más feliz y afortunada de tenerte en mi vida, te prometo que esta lucha de las dos no será en vano, porque esta historia tocara millones de corazones, y les enseñara a muchas personas que el amor si existe, que viene de diferentes formas y muchas veces esta en frente de nosotros, solo hay que ver con el corazón. TE AMO MAMÁ