Hunter

Capítulo 3

Un nuevo día inicia y me despierto con toda la energía positiva que me es posible. El clima está frío, el cielo nublado y especialmente hoy me dan ganas de quedarme en casa durmiendo pero debo ser responsable con mi trabajo.

Maggie pasa temprano por mi y en el camino al trabajo le resumo lo que sucedió luego de que accedí a subir al auto de Adam.

-No estuvo tan mal -se encoge de hombros-, es decir, si metiste la pata pero... conozco peores.

-Fue un desastre -murmuro viendo la calle por la ventanilla.

-Lo bueno es que él se quedó contigo en la tarde y pudiste conocerlo un poco más, la pasaron bien ¿no? -gira en una esquina y se puede divisar el edificio de SIC.

-No pareció molestarle mi extraño desplante y hasta me gané un abrazo suyo -respondo recordando la sensación que tuve cuando estuve por unos breves segundos entre sus brazos-. Fue increíble.

-Yo opino que le gustas -dice mientras aparca el coche en un espacio libre.

-Yo no lo creo -niego-,  tal vez es sólo un buen amigo. O lo intenta.

-No -niega-, no lo creo. Pero eso el tiempo nos lo dirá.

Bajamos del auto y entramos al edificio.

Maggie saluda a una chica de recepción que ni le presta atención por leer el diario del día de hoy, o por lo menos eso creo.

Cuando subimos al ascensor todos miran atónitos el diario y los que no lo hacen se encuentran hablando de trámites y cosas aburridas. ¿De qué me perdí?

Encima del escritorio de mi despacho descansa una rosa de un fuerte color rojo con un aroma delicioso y una pequeña nota:

"Me encantaría invitarte a tomar un café después del trabajo, insisto.
¿Es posible?"

~A

Una sonrisa estúpida se instala automáticamente en mi rostro y no puedo reprimirla.

Durante la mañana mis compañeros del departamento legal se muestran solícitos y amables cuando intento trabajar. No entiendo exactamente qué sucede pero sé que traman algo.

De repente me llega un correo de Maggie.

De: Maggie Johnson
Para: Adaline Brown
Asunto: ¡Esto es de lo que nos perdimos!

Tienes que ver esto, con razón nadie nos prestaba atención. Esto salió en los diarios de esta mañana y sé que estás obsesionada con ello.

Seguidamente aparece un link que al abrirlo muestra un artículo relacionado a los asesinatos que han habido últimamente con dos nuevas víctimas y una pequeña coincidencia entre todos que está confirmada por el FBI. Todos son criminales.

La puerta de mi despacho suena y me sobresalto agitada por los nervios.

-Adelante -respondo con la garganta seca.

-Lo siento, no quería molestarte -Adam aparece por la puerta con una sonrisa radiante-. ¿Estás bien? Te ves pálida.

-Si, estoy bien -sonrío-. Es sólo que estoy un poco... nerviosa, con eso de los diarios de esta mañana.

-¿Lo diarios? ¿Por qué? ¿Qué salió hoy? -cierra la puerta tras él y camina hacia mi para ver la pantalla de mi computadora.

Apoya una mano en el escritorio y la otra en el respaldo de mi silla quedando inclinado ligeramente sobre mi. Su perfume es embriagador y su cercanía hace que mis manos se pongan a sudar asquerosamente demasiado. Su rostro está a sólo centímetros del mío y no puedo evitar mirar sus labios, son perfectos. Su mentón, perfecto. Su nariz, perfecta. Sus ojos... están mirándome. Sus... ¡Sus ojos están mirándome! ¡QUE VERGÜENZA!

Aparto la mirada lo más rápido que puedo pero es tarde cuando escucho una leve risa suya.

-Curioso -murmura sin dejar de mirarme-. ¿Te parece que pueda almorzar contigo y con tu amiga? Hoy no me apetece almorzar solo.

-S-si, claro -asiento mientras tartamudeo torpemente-. Pero será una gran noticia para los espectadores.

-¿Por qué lo dices? -pregunta divertido.

-He escuchado que aveces te pierdes por meses en esta empresa y nadie te ve si no es un asunto realmente urgente, ¿no crees que les parecerá extraño verte mezclado con los mortales en la cafetería?

Adam sólo se limita a reír y negar ligeramente con su cabeza.

-Por cierto -se detiene antes de salir de mi despacho-, aún espero una respuesta a mi petición.

Dicho esto sale no sin antes dedicarme un guiño que logra que me derrita.

¡Pero que me sucede! ¿Por qué estoy tan fácil últimamente? No fácil en ese sentido, sino más bien... fácil en el sentido de que... cada uno de sus comentarios, o muecas, me... me ponen nerviosa... nerviosa en el buen sentido. Es muy seductor.

Intento recobrar mi sentido de la ubicación durante, por lo menos, unos diez minutos. Y cuando por fin lo he logrado, termino de reunir y archivar los documentos de uno de los casos que se cerró hace un par de días.

Para la hora de almuerzo Maggie pasa por mi y escogemos una mesa en la cafetería.

-¿Viste mi correo? Se que estás obsesionada con ello y me pareció que podía interesarte -murmura mi amiga y recuerdo que tengo que contarle que tendremos compañía.



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En el texto hay: asesino, romance, suspenso

Editado: 06.06.2018

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