-Buenas tardes -saluda formal-, espero no importunar.
-¿Y tu eres? -no no Erik, no te aconsejo que hagas eso.
-Es el señor Morgan -me adelanto antes de que Adam pueda contestar.
-Mucho gusto -Erik extiende su mano hacia él que la estrecha con recelo.
-¿Y tu eres...? -ataca con la misma pregunta que acaban de hacerle.
-Erik -sonríe con arrogancia.
Si tan solo supieras quién es este hombre, primito...
Por un par de minutos nadie dice nada y estos dos parecen retarse con la mirada, hasta que por fin Erik parece salir de su trance.
-Tengo un par de asuntos pendientes que necesitan de mi atención -habla mientras se pone de pie-, por favor tome asiento señor Morgan. Lamento tener que retirarme.
-¿Qué estás haciendo? -le mascullo a mi primo inaudiblemente.
-Es una lástima -Adam tiene una expresión sarcástica en su rostro.
-Si, lo sé -Erik asiente exageradamente-. Pero me temo que el deber llama.
Erik le vuelve a estrechar la mano a Adam y después se dirige a mi para estamparme un sonoro beso en la mejilla que deja al señor Morgan tan blanco como el papel y con la boca casi a tocar el suelo.
-Te llamo mas tarde, hermosa -me dedica un guiño antes de salir.
Adam toma asiento frente a mi y a juzgar por su expresión no está pensando en nada muy amable.
-¿Tuviste reunión? -me atraganto con el nudo que tengo en la garganta, pero intento ser amable.
-Si -contesta secamente.
Una camarera se acerca a nosotros para tomarle el pedido a Adam y tan rápido como llega se va.
-¿Te fue bien? -pregunto con precaución mientras bebo de mi refresco.
-Está por definirse -¿se va a pasar todo el maldito almuerzo tan seco?
-Imagino que almorzaste con los ejecutivos -murmuro antes de llevar un trozo del pastel de carne a mi boca con el tenedor.
-¿Y por eso me buscaste un reemplazo?
¿De qué demonios está hablando ahora? ¿Se refiere a Erik?
-¿Un reemplazo?
-Creí que íbamos a intentar algo -se encoge de hombros-, creí que de verdad te gustaba.
-Así es, es sólo que...
-Podemos dejar esto aquí antes de que comience y luego salgamos heridos -me interrumpe.
-Pero no es lo que tu...
-El almuerzo de ayer fue perfecto y me gustó mucho la mañana de hoy -de nuevo me interrumpe.
-Pero no es...
-Descuida, prefiero que seas sincera ahora antes de...
-¡Alto! -exclamo histérica.
No puede ser que no me deje hablar y que esté al borde de tirar todo al garete.
-No tengo ni la menor idea de lo que estás hablando -murmuro con los dientes apretados en voz baja para no llamar la atención.
Lo último que me falta es montar un numerito y ser la comidilla de todos.
-Tenías una reunión y desde ayer había quedado con Erik para almorzar hoy, no entiendo a qué viene tanto drama -niego.
-Estabas sentada comiendo con otro hombre que no es al que le dijiste que te gustaba y que...
-Detente ahí -señalo-, ¿Me estás diciendo que todo este reclamo es por mi primo? Deberías escucharte.
Me levanto de la mesa dejando a Adam con un notable aturdimiento a juzgar por la expresión de su rostro.
-Tu mismo dejaste muy claro esta mañana que no pueden vernos juntos porque va en contra de las normas de tu empresa, así que en todo caso no deberías ni siquiera reclamarme esto en público.
Empiezo a caminar en dirección a la puerta pero me devuelvo para añadir algo más.
-Por cierto, llama a alguien que venga a recogerte a la salida.
Salgo llena de cólera e histeria del pequeño local dejando mi almuerzo a medias y entrando de una vez al edificio directo a mi despacho.
Esto había empezado bien pero ahora...
Al finalizar el día recojo mis cosas y llevo rápidamente a Maggie al sótano para que vea mi auto nuevo.
-¡Vaya! Si que es bonito -exclama mientras lo rodea y lo examina con detenimiento-, ¿así que podemos irnos de día de campo con él?
-¿Con quién? -pregunto distraída.
-Con el auto -aclara señalandolo con la mano como si fuera lo más obvio-. ¿Estás bien? Te he visto un poco nerviosa.
-Si, estoy bien -asiento-. Sólo que ha sido un día muy largo, quiero llegar a casa a descansar.
-Te entiendo -concuerda mientras sonríe acercándose a mi-. Hoy fue un día agotador, ¿vamos por un martini? Yo invito.
-Yo paso -niego-, de verdad quiero irme a descansar.
-Claro -dice un poco desilusionada-, será para la próxima.
Nos damos un corto abrazo antes de que yo entre a mi auto.
-Llámame si necesitas algo -dice cuando tengo la ventanilla baja.
-Por supuesto -asiento.
Salgo en reversa del espacio en el que se encuentra mi auto y me dirijo a la salida del estacionamiento para ir directo a casa.
¿Cómo un día puede comenzar tan bien y terminar tan mal? Todo por un estúpido malentendido, pero si hay algo que no voy a tolerar es que alguien me diga a quién puedo ver y a quién no. Sobretodo si se trata de mi familia, aunque estoy segura de que fue un malentendido lo que me lleva a pensar... ¿Fui muy grosera con Adam? Digo, ni siquiera le expliqué quién era Erik. Era fácil malinterpretar la situación.