Los días pasaban y la pareja intentaba disimular su anhelo delante del equipo de producción, aunque les costaba horrores. Habían estado demasiado tiempo separados el uno del otro, esquivando los sentimientos del contrario con las bromas absurdas y, ahora, debían y querían recuperar el tiempo perdido.
TaeYang la miraba cada dos por tres y controlaba sus celos cuando el director no hacía más que acercarse a ella con cualquier tonta excusa. Entre sus seis compañeros lo mantenían a raya haciendo que se olvidara del hombre y prestara atención a las cámaras que lo grababan noche y día.
El fin de semana se abría paso entre la pareja y Hyacinth iba para estar con ellos, aunque no tuviera que hacer las prácticas. Ponía como excusa a sus hermanas, pero los más cercanos conocían la verdadera razón de su visita.
Cada noche, la pareja se escapaba a la caravana alejada de las cámaras y recuperaban cada beso que no habían podido darse delante de los demás.
Ambos estaban tumbados en el sofá-cama, desnudos, abrazados, tapados con una fina sábana y viendo una película cuando el móvil de ella sonó. La muchacha alargó el brazo para cogerlo de la mesita auxiliar en la que descansaba, vio el número y se incorporó al leer el nombre del representante de las Lobas.
—¿Diga? —contestó manteniendo controlados sus nervios.
—Hola, Hyacinth. Perdona por la hora, pero me gustaría que vinieras el lunes para conocer al equipo. ¿Sería posible? —le preguntó el hombre por el otro lado del auricular.
—Por supuesto. Estaré por la mañana sin falta. ¿En su despacho? —quiso saber ella bajo la atenta mirada escrutadora de su novio.
—Sí. Y, por favor, tutéame. Vamos a trabajar juntos, no hace falta tanta cortesía.
—De acuerdo. Muchas gracias y nos vemos el lunes, Colin.
La muchacha colgó con una gran sonrisa en los labios, dejó el móvil en la mesita y se tumbó al lado del cantante que la miraba con el ceño fruncido.
—¿Quién era? —se interesó el joven intentando controlar sus celos.
—Colin Charming, el representante de las Lobas —al ver que el chico no entendía nada de lo que había dicho se lo explicó—: Es uno de los representantes deportivos que me vieron jugar en el partido donde os conocí. El día que me confesé en el baño me llamó para decirme que estoy dentro del equipo por cinco temporadas. Me ha llamado para que vaya el lunes y conozca a mis nuevas compañeras —estaba emocionada e ilusionada.
—¿Por qué no me lo has dicho antes? ¡Estás en un equipo de primera división! ¡Vas a ser una profesional! —exclamó él sin poder dejar de abrazarla y besarla lleno de alegría.
—Lo sé. Llevo tres años entrenando para este momento.
—Estoy muy orgulloso de ti. ¿Quién más lo sabe?
—Mi familia, incluido Eun-Ji. Y también se lo dije a Kwan.
—Vaya, qué callado lo tenía —el chico se quedó pensando durante unos segundos con el rostro confundido—. ¿Kwan también lo sabe? ¿Por qué?
—Bueno, somos amigos y he estado hablando con él algunas noches —le comentó la joven como si no tuviera importancia.
—¿Habéis estado hablando? Por eso lo he visto más de una vez sentado en la terraza de noche. Era contigo con quien hablaba. ¿Teníais pensado contármelo en algún momento? —le inquirió con los celos aflorando.
—¿Te estás mosqueando por llevarme bien con uno de tus compañeros, casi hermano?
—¿De qué hablabais? ¿Él te ayudaba a vengarte de mis bromas? —comenzó a moverse para levantarse y vestirse.
—¿Es en serio? Mayormente él escuchaba cómo hablaba de ti. Nada bien, por cierto. Tus puñeteras bromas me estaban volviendo loca y no sabía si confesarte lo que sentía —le respondió ella sentada en el sofá mirando cómo se abrochaba el cordón del pantalón de chándal.
—¿Sientes algo por él? —puso las manos en sus caderas y clavó su mirada en el rostro de ella.
—¿Me tomas el pelo, cretino? No siento nada por él, aunque en este momento me lo estoy pensando. Estás siendo irracional —se levantó dejando caer la sábana y cogió su ropa del suelo para vestirse y marcharse de aquel cubículo.
El cantante la observó con atención, olisqueó el aire con disimulo y se avergonzó de su comportamiento en menos de cinco segundos. Se acercó a ella y agarró la camiseta antes de que se la pusiera, rodeó la cintura femenina con su brazo para pegarla a él y la besó con posesión.
—Lo siento. Tienes razón, he sido irracional. No puedo evitar mis celos —se disculpó apoyando la frente en la de ella y abrazándola con fuerza para que no se fuera.
—Deberías confiar en mí y en tus compañeros. Lleváis muchos años juntos y los conoces mejor que nadie. ¿Crees que Kwan te traicionaría de esa manera? —murmuró ella con la voz más suave que pudo articular en ese momento.
—No lo haría. Lo siento mucho. No te vayas, por favor —le suplicó frunciendo los labios en un gesto infantil.
La chica se rio, rodeó la cintura de él con sus brazos y lo besó.
—Confía en mí —le pidió ella sentada en su regazo.
—Lo haré, te lo prometo.
***
El domingo por la mañana regresó el equipo de producción con el director para grabar un nuevo juego.
Hyacinth salió de la casa donde se quedaba con sus hermanas a dormir y saludó a todos los presentes. El director se acercó a ella sorprendido por tenerla allí un fin de semana y, estaba a punto de abrazarla, cuando el grupo salió al jardín con cara de dormidos.
TaeYang los miró desde lejos y se despertó de inmediato al verlos demasiado juntos. Se mordió el labio inferior para controlarse y metió las manos en sus bolsillos formando con ellas dos puños.
—Cálmate. Se ha sorprendido de encontrarla aquí —le aseguró Eun-Ji posando su brazo en el hombro de su compañero, al igual que Seung.
Jeong, el director, caminó hacia ellos para explicarles el juego y se pusieron manos a la obra para poder grabarlo en pocas tomas y regresar a sus respectivas casas cuanto antes.