Después de conocer a esa morena, cosas extrañas comenzaron a sucederle, cosas con las cuales todavía no sabía lidiar.
¿Realmente se había convertido en humano?
Desde que había salvado a la morena, le había sido permitido quedarse allí, viviendo una vida humana que en cualquier momento podría terminar teniendo en cuenta lo frágiles que eran los humanos.
- ¿Por qué no viene? - pregunto Chanyeol, el cual el día anterior había accedido a los caprichos de su hermana mayor y le había permitido convertirlo en un pelirrojo, Sehun que había ido a su casa después de clases, no corrió con suerte, la chica le volvió rubio.
- ¿Qué es lo que te ha tomado tanto tiempo? - le cuestionó Sehun, recibiendo una mirada irritada del peli-naranja.
-Unos asuntos pendientes con cierta persona molesta.
El castaño vio un tanto confuso al trio que hasta hace poco se encontraban en las escaleras que daban hasta las piscinas.
¿Qué se tramaban ahora?
Frunció levemente el ceño.
***
Le había costado llegar, hasta entonces se habría equivocado de camino al menos unas tres veces, y es que el lugar era demasiado grande para poder ubicarse con facilidad.
Podía sentir una presión en su pecho, como si algo intentase comunicarle un mal presagio.
Antes de darse cuenta estaba corriendo con desespero, terminó bajando unas escaleras casi a tropezones, poco le importaba en ese momento caerse y partirse el cuello.
Cuando llegó, sintió tornarse más irregular su respiración al verla allí, flotando cual muñeca rota, como si estuviese sin vida.
Pudo sentir cierto déjà vu al verla de tal manera, pero no se dio tiempo de intentar hacer memoria.
Sin pensarlo mucho se tiró a la piscina, pudo sentir su cuerpo entero ser inundado por la frialdad de esta y de cierta forma reclamarle por no haber dado un previo aviso, agarró rápidamente a como pudo uno de los brazos de esta.
La chica pareció volver en sí al sentir el toque en una de sus manos, por lo cual antes de poder asimilarlo se vio a si mismo siendo pateado por ella. No desistió, volvió a intentar jalarle fuera del agua, cada vez se veían más cerca.
Tosió un poco, había terminado tragando agua.
El sonido de algo cayendo se escuchó, y pudo ver con dificultad un par de cabellos castaños bailar en el agua y acercarse. El castaño se apresuró a llegar hasta ambos pelinegros, y apenas llegó le tomó del otro brazo.
- ¡S-Suéltame! - suplicó entre gritos la de cabello negro.
El castaño sin dificultad alguna les hizo salir, el pelinegro había resultado no siendo de demasiada ayuda ya que la pelinegra en su desesperación por no ahogarse le había hundido a él.
¡Odiaba ser un humano tan débil!
Ya fuera el castaño los vio con una expresión que tan solo podía identificar como vergüenza, y era obvio que era la ajena.
- ¡Casi le ahogas! - exclamó viendo a la chica con una expresión de decepción. Luego de ello sacudió su cabello y les tendió una mano para que se pusiesen de pie, no podían estar toda la tarde en el suelo. Ambos la aceptaron.
- ¿Estás bien? ¿Realmente bien? - la pelinegra no respondió. – En los dramas tienen que respirar, “phoo~”, así que apresúrate y hazlo.
Hizo una explicación de como hacerlo, sonriendo de forma leve al verla imitarle, luego empezó a toser.
- ¿Acaso necesitas del toque de labios? - pregunta un tanto confuso.
La morena sintió sus mejillas tornarse en el conocido tono rojizo.
- ¡Eso no es necesario!
-Pero eso es lo que hacen cuando las personas no pueden respirar. Además, ¿no sabes nadar?
-Tú siempre intentas llevarme la contraria.
***
Tras salir se apresuraron a ir al casillero, allí el castaño se encargó de darle ropa al pelinegro, el cual al final también había terminado necesitándolas.
-Usa esto, tal vez logre quedarte.
El pelinegro le vio sorprendido.
Pero que amable era.
- ¿Y a ti no te hará falta?
-Puedo quedarme así un rato, mi casa no está muy lejos.
El pelinegro estaba por aceptarlo cuando reparó en la ropa que traía y había olvidado dejar fuera del agua.
-María, es mejor que tu te la pongas, no me gustaría que te resfríes, los humanos son demasiado frágiles – informó viéndola con cierto reproche, no podía creer que a pesar de saber que la salud de un humano fuese tan mala se arriesgara a pescar un posible y letal resfriado.
Peinó sus cabellos con sus manos e intentó mantenerlos fuera de su rostro para que no imposibilitara su visión, estos aún soltaban pequeñas gotitas.
Un tanto incómodo intentó evitó dejar ver la incomodidad que le causaba sentir la ropa pegada a su cuerpo. Él no debía quejarse, no era un humano como para hacerlo.