Unos cuantos gruñidos de algunos chicos no tardaron en resonar, al igual que algunas cuantos silbidos y susurros.
Un “que buena suerte” y un “aprovecha”, fueron totalmente audibles para el pelinegro, el cual no entendió ni un poco a lo que se referían.
-Wow, impresionante, ¿son pareja? - preguntó Chanyeol sin ocultar ni un poco su malicia0. María pudo escuchar a la perfección la irritante risa proveniente de Sehun.
-No somos eso- aclaró María con un tanto de asco.
Jungkook volvió a colocarse sus audífonos, el desagrado y el enojo se podía notar si se le prestaba atención a su mirada.
-Ese chico no me agrada -murmuro uno de los chicos que hasta ahora había estado “cortejando” a la morena. - ¿Cómo se atreva siquiera a influir en su cola?
El chico a su lado golpeó su rostro con su palma.
-Ji-hoon…quieres decir menear la cola, en el sentido de coquetear… ¡si vas a decir algo dilo bien! - exclamó un tanto irritado Soon-young. A veces se preguntaba donde quedaba la inteligencia de este. -Pero concuerdo, no podemos dejarlo así.
El profesor se mantuvo en silencio antes de pedirle que fuese hasta él, lo cual el pelinegro hizo de lo más tranquilo, manteniendo su cabeza en alto como si lo que hubiese dicho no fuera algo grave.
-María Calderón. Min Yoongi. Ustedes dos tienes diferentes apellidos – aclaró el profesor, y María tuvo que retener sus ganas de aplaudirle por descubrir lo obvio. - ¿Son primos por tía materna?
La pelinegra se quedó en blanco por un momento, pero luego vio este momento como el indicado para arreglar la situación.
-Sí, bueno, solo tenemos un problema en casa.
Rachell sonrió de forma leve al escucharlo, si como no, familia, ya había al pequeño restaurante y lucían más como dos desconocidos que eso.
-Preséntate Min Yoongi.
-Yo soy Min Yoongi y vivo con María Calderón.
El castaño apretó con fuerza sus puños.
-Vengan a visitar nuestro lugar de tteokbokki. Les atenderé muy bien. -sonrió de forma leve - ¡Y usted! -señaló a Tae Hyung – Usted no, no vengas, no eres bienvenido. Tenemos derechos a rechazar clientes.
El peli-naranja le dio una mirada incrédula.
Algunos chicos se rieron y la pelinegra, ella solo quería estrellar su cabeza contra la mesa hasta perder la consciencia.
-Por favor, Dios…cállalo o llévame.
El profesor sonrió de forma leve, un tanto divertido por su actitud.
-Bueno, a este maestro realmente le gusta el tteokbokki, así que, tal vez pueda pasarme por ahí – insinuó viéndole.
-Por favor, venga. Maestro.
Y decir que Yoongi no se había ganado al profesor habría sido una gran mentida, pues, ese profesor en específico era quien era conquistado por la comida, o por la sola mención de esta.
- ¿Está bien si me siento con María? - preguntó mientras la señalaba. Haciendo a su vez aegyo.
- ¿Está loco? - preguntó para sí Ji-hoon, mientras acomodaba su cabello gris.
-María ya tiene pareja – le informó el profesor, ganándose un ceño fruncido de parte del pelinegro.
-Maestro, estoy bien con el cambio de asientos - informó el castaño a su lado en un tono un poco bajo, mientras de forma rápida tomaba sus cosas.
Le tomó del brazo antes de que se marchara, preguntando en un susurro un: “¿Qué sucede?”, pero él no respondió, tan solo se cambió de lugar.
- ¡Gracias! - exclamó en un tono alegre el de cabello negro, haciendo una pequeña y rápida reverencia.
La morena hizo una mueca de disgusto. Y el peli-naranja, con una pequeña sonrisa, tocó su hombro antes de susurrarle -y deletrear a su vez: “Inicio”.
-Ay, me volveré loca. No, me estoy haciendo loca. -murmuró mientras desordenaba su cabello con ambas manos.
Se encontraba en la enfermería, siendo tratada por la irritante mujer que siempre se la pasaba preguntando.
Se mantuvo en silencio en todo momento,
-Aquí – mencionó antes de entregarle las pastillas, las cuales no dudó en agarrar.
La castaña soltó un pequeño suspiró y las llevó a su boca, luego tomó un poco de agua y las tragó.
- ¿Estás teniendo un momento difícil? - preguntó, puso los ojos blancos al ver el inicio de los interrogatorios. - No es bueno tomar tantos medicamentos.
Y lo sabía, no es como que ella los tomara por gusto, como si tanto les gustara.
Le vio llenar dos vasos de café antes de verla corretear hasta ella.
-Nunca se sabe, la conversación puede ser el mejor tratamiento.
Soltó un suspiró exasperado, y se dirigió a la puerta, y sin ver atrás se fue, dejando a la molesta mujer con ambos vasos a su lado.