Los meses habían comenzado a pasar, cada vez se llevaban mucho mejor, o al menos así le parecía al pelinegro, el cual siempre se despertaba emocionado -aunque siempre con un poco de pereza, no había porqué mentir-, hace ya unos meses atrás había dejado de pensar acerca de cómo volver a ser lo que antes era, así que había comenzado a acostumbrarse a esa nueva vida. De cierta manera, le gustaba.
Sabía que pronto empezaría los exámenes por lo que había comenzado a hacer unos resúmenes para estudiar, sabía que pronto llegaría a esos estresantes días en los cuales apenas si se podía respirar.
Un pequeño puchero involuntario se formó en su rostro tras la sola idea de ver nuevamente una pelinegra fácilmente irritable.
***
Usualmente una de sus constantes preocupaciones era el no saber que sabor de bebida debía elegir en la máquina expendedora, usualmente era muy difícil para él poder elegir.
La pelinegra suelta un suspiro de cansancio tras ver su indecisión.
-Escoge rápido… ¡1,2,3! - se propuso a apresurarlo, sabía muy bien que si le daba más tiempo estarían allí por mucho tiempo.
Este al ver que se quedaba sin tiempo se apresuró a tocar los dos que le llamaban más la atención, pues creía si lo hacía le sería entregado ambos refrescos.
La pelinegra le vio con algo de diversión.
- ¿Crees que si presionas ambos a la vez los dos saldrán? Eres tonto. -mencionó con simpleza.
Negó con lentitud al verlo.
-Este sentimiento de que no serás capaz de hacer nada por ti mismo -menciona fingiendo tristeza.
Este rebuscó en la máquina como si aún se negase a creer que realmente no había recibido los dos refrescos que deseaba.
Soltó un pequeño suspiro y volvió a verla.
-Pero, tengo ese sentimiento de que tendré éxito la próxima vez - declaró con firmeza para luego intentar abrir su lata.
Esta soltó un suspiro de cansancio y le quitó la lata de las manos y la abrió para luego entregársela.
-Estoy preocupado, nuestra María es buena en esta clase de cosas. Tan genial -menciona tras recibir la lata de su refresco. - ¿Qué tan genial sería si también pudieras estudiar? - pregunta con cierta malicia en su voz.
- Mi método de estudio no está mal, mis notas no están tan bajas - respondió con simpleza, no planeaba darle el gusto de burlarse de ella.
Este soltó un pequeño suspiro y le vio haciendo un puchero.
- ¿Pierdes tu tiempo de estudio para estar con Jungkook? - preguntó con cierta curiosidad mientras hacía un pequeño puchero, no le gustaba que la morena prefiriese al castaño, estar solo era aburrido y ella era la humana más interesante que conocía y con la que más fácil le era hablar.
Esta frunció el ceño levemente al oír la mención de este.
- ¿Qué tiene que ver con Jungkook con que yo no “estudio” bien? - menciona con cierta irritación, sabía que usualmente sus notas no eran tan buenas, pero eso no significaba que fuese porque anduviese allí tonteando alrededor del castaño.
- ¿Ellos están coqueteando? - preguntó Ji-hoon con cierta molestia.
-Mientras que él no se meta con Sung hee puedo dejarlo pasar - articula sin mucho interés Soon-young.
- ¿Tu cuerpo estás bien? Estoy preocupado - indica el peli-gris con una expresión de preocupación.
Sabe que un tiempo atrás la pelinegra casi se ahoga y aunque ya pasaron alrededor de dos meses, el asunto seguía fresco en su memoria.
¿Y si perdía a la chica de sus sueños debido a un accidente?
Si sucediese no podría superarlo, dudaba mucho que fuese a encontrar una chica igual de atrayente como ella.
Hizo por un momento un gesto de incomodidad al ver la bebida que la pelinegra sostenía en sus manos.
-Pero ¿puedes tomar cosas como eso? - inquirió mientras veía esa bebida como si fuese lo más horripilante existente.
Le dio una mirada un tanto seria al escucharle. ¿Algo como eso? ¿Desde cuándo era malo tomarse un fresco común y corriente?
-Si puedo hacerlo, y si no te gusta podrías comprarme uno que si sea a tu gusto- señala con seriedad, no le gustaba para nada que alguien solo por tener dinero empezara a decir tonterías por algo que consideran muy barato para ellos.
Este ante su respuesta este le dio una sonrisa algo nerviosa y procedió a abrazar con una gran sonrisa los hombros del pelinegro, el cual tan solo atinó a darle una mirada algo confusa.
-Nos enteramos de que fuiste realmente amable y acompañaste a un amigo importantísimo de nuestra querida María al hospital. Gracias.
El pelinegro observó algo extrañado a los chicos, y es que usualmente no eran tan amigables.
Tal vez están teniendo un buen día, pensó un tanto alegre.
Cuando sintió a Ji-hoon empujarlo se sorprendió un poco, se movió únicamente por inercia, y es que no es que le gustase admitirlo, pero este tenía un tanto más de fuerza que él.
O tal vez -para que su orgullo no resultase herido-, se debía a que no estaba del todo concentrado y por ello le había movido tan fácilmente.
-Ve- mencionó Ji-hoon con un tono dulce, aunque al no verlo moverse su ceño se frunció levemente y le vio con una sonrisa forzada. - ¡Dije que fueras!
El repentino empujón le hizo trastabillar, no obstante, afortunadamente, Soon-young le había atrapado y le había evitado caer al suelo.
-La pareja está hablando, deberíamos ser respetuosos y dejarlos solos -mencionó con una fingida sonrisa.