Una hora había pasado aproximadamente desde que Brandon y Liza salieron de mi habitación. Me encontraba sentada de indio en la cama junto a mis útiles escolares. Llevé hacia mis labios la punta de mi lapicero, para mordisquearlo al sentirme frustrada por no poder resolver un ejercicio de matemáticas.
Soy pésima en esto.
Intenté nuevamente resolverlo, lo cual resultó un caso imposible. Gruñí lanzando el lapicero a la cama y me recosté liberando un gran suspiro. Mojé mis labios observando con atención la estructura del techo. El sonido de una puerta siendo cerrada llamó mi atención, por lo que dirigí una mirada desconcertante hacia mi puerta.
Fruncí el ceño, reincorporándome y abriendo para averiguar de dónde provino el sonido, pero tuve que retroceder inmediatamente, al ver a Brandon salir de su cuarto. Vestía una campera negra con unos cordones blancos que sobresalían de la capucha. Unos vaqueros azules y unas convers blancas.
¿Qué está tramando?
Al verlo dirigirse hacia las escaleras, como una poseída tomé mis zapatillas y mi abrigo. Me las coloqué y bajé cuidadosamente— mientras colocaba la capucha de mi chaqueta— las escaleras. No me encontré con John, supuse que se encontraba en su habitación. Janine aún no había vuelto del trabajo.
El almuerzo no estaba preparado, por eso lo noté y Liza debía de estar en su castillo junto a su oso endemoniado.
¡No hay moros en la costa!
Brandon cerró la puerta principal detrás de sí, apresurada salí también escondiendo mi cuerpo entre los árboles a medida que lo seguía. No sabría cómo justificar mi comportamiento, solo que en mi persistía la necesidad de ver hacia donde se dirigía.
Caminamos varias cuadras hasta llegar a una especie de parque. Era pequeño pero agradable a la vista, los toboganes poseían forma de torbellino. Los columpios eran coloridos y lindos. Era un paisaje realmente reconfortante.
Brandon se detuvo sorpresivamente, por lo que yo estuve a punto de saltar hacia un árbol un poco más grande. Pero descarté la idea al ver que seguía caminando. Después de unos minutos, él se detiene y toma asiento en los bancos que rodeaban al parque. Sacude su cabello por encima de la capucha y suspira.
— ¡Alto las manos ladronzuela! — Chillaron en mi oído, provocando que detuviera el paso que estaba por dar hacia un árbol más cercano a Brandon. Asustada me volteé y centré mi mirada en Liza, quién formaba con sus manos un arma y entre sus piernas sostenía Shadows.
—¿Q-qué haces aquí? —Pregunté aún aturdida tratando de controlar mi respiración.
Se encogió de hombros—Solo te vi saliendo de la casa como una ladrona y pensé ¡Quiere que juguemos a los detectives! —Chilló tomando a su oso y apretándolo— ¿Podemos jugar?, di que sí por favor—Rogó haciendo ojitos—¡Yo puedo ser el Inspector gadget y tú Sherlock Holmes! Juntas vamos a.…—Cubrí su boca, provocando que balbuceara.
— ¡No grites! — Susurré— ¿Acaso no sabes que no puedes salir de la casa sin permiso?
Quitó mi mano de su boca—Tú lo hiciste.
Rasqué mi cuello—Pero yo soy mayor—La miré retadora.
Negó—No, solo tienes dieciséis. Mayor sería ser como mamá, papá o la abuela.
Suspiré frustrada—Solo vuelve a la ca...
— ¿Estabas siguiendo a mi hermano? — Interrumpió con sus ojos clavados en Brandon.
Tragué saliva— ¡C-claro que no! — Elevó una ceja seria y frunció sus labios. Rodé los ojos con resignación— Puede ser que sí, ¡pero no es lo que parece!
Asintió—Bien, lo haré contigo.
— Está bien... ¿¡Qué!? ¡NO! — Me negué inmediatamente— Tú volverás a casa, en este instante— Ordené estricta.
Me fulminó con la mirada— Si no me dejas ir gritaré.
¿Me amenazó?
— Liza, no me estarás amenazando ¿Verdad? — Dije incrédula.
Lo pensó un poco—De hecho, sí.
— No importa lo que haga o diga, no te irás ¿Cierto? — Negó y yo bufé— Bien, me descubrirán por tu culpa. Pero tú ganas.
Sonrió enormemente—Entonces ¿Aceptas ser Sherlock? —Asentí—¡Genial! ahora—Hizo una pausa—¿Qué hay que saber de nuestro objetivo detective?
— Solo sígueme.
(...)
Rápidamente corrimos— O mejor dicho corrí—hacia un árbol que estaba situado justo delante de donde se hallaba Brandon. Aliviada de haber llegado a mi escondite con éxito, giré para observar a liza que esperaba una seña de mi parte para cruzar.
Brandon se volteó, por lo que me acurruqué más al árbol e hice una ceña a Liza para que avanzara. Esta asintió y corrió, pero en mitad del camino se acuclilló rodando en el suelo. Shadows quedó a un par de pasos de ella. Miré el cielo frustrada, rogando porque un rayo me diera de lleno en la frente.
Mis nervios se activaron al ver a Brandon moviéndose para voltear su vista hacia el frente. Miré a Liza histérica y esta estaba tomando su oso tranquilamente. Apreté mis ojos y salí de mi escondite, corrí desesperada y tomé su brazo volviendo al lugar que me hallaba segundos atrás.
— ¡Casi te descubre! — Chillé aún nerviosa.
— No fue mi culpa, Shadows quería jugar.
Gruñí fastidiada y me volteé para enfocarme en lo que venía a hacer. Mis ojos se dirigieron a una figura que se acercaba a Brandon y me tensé al reconocer a Leyla.
¿Qué demonios hacía ella aquí?
¿Qué demonios hacía él con ella Aquí?
Lo que sea que hablen, debo escucharlo.
—Hola— Oí como Leyla lo saludaba con un beso en la mejilla.
Brandon frunció el ceño— Hola y... ¿Los chicos?
Leyla se encogió de hombros y relamió sus labios—Cancelaron a último momento— Dijo desinteresadamente y de pronto sonrió— Estamos los dos solos.
Liza negó—Error estamos los cuatro solos, porque nosotras estamos, detrás del árbol—Murmuró con los ojos clavados en su oso. Negué y volví mi vista hacia ese par.
—Entonces será mejor que me valla— Informó Brandon.
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Editado: 02.06.2023