Suspiré de agotamiento al terminar de empacar la última prenda de mi closet. Mis ojos viajaron por toda la habitación, la cual se hallaba vacía, a excepción de la cama desnuda. Tragué saliva para poder arrastrar con ella el insoportable nudo que se hallaba en mi garganta.
¿Cuándo cambiaron las cosas tan rapido?
¿Por qué demonios no supe manejarlo?
¿Cómo reaccionará Bertha?
No quiero ni pensarlo.
—¿Así que te irás? ¿Sin hacer ni decir nada? —Cuestionó el pajarito desde la entrada de la habitación y con ambos brazos cruzados—Jamás pensé que me dejarías solo en esto.
Alejé mi mirada de él y la posé en la pared vacía—No te he dejado solo, asumo la culpa y acepto el castigo, es todo.
—Estás de broma, ¿Verdad? —Dijo incrédulo enderezándose—¡No hiciste ni dijiste nada! ¡Solo te limitaste a agachar tu cabeza y llorar como una magdalena!
¿Es en serio?
Mis ojos llamearon de rabia—¿¡Qué querías que hiciera!? —Chillé volteándome hacia él—¡Son tus padres y míos también! ¡No quería seguir arruinado todo!
—Vaya cobarde.
Reí burlesca—Vaya egoísta—Brandon me fulminó con la mirada—No me mires así, sabes que es cierto. Solo piensas en lo que tú puedes sentir, pero no en los demás.
—Bruja…—Se acercó amenazante—Toda mi vida hice las cosas pensando en los demás y solo porque ahora decido pensar en mí ¿Soy egoísta? —Negó en medio de un suspiro—¿Seguirás con esto?
Observé mi maleta—Es lo mejor y tú deberías de pensarlo también.
Brandon clavó sus ojos en mí, sin emoción alguna—Vete a la mierda—Dijo para luego salir del cuarto hecha una furia—Masajeé mi entrecejo frustrada y agotada de todo esto.
—¿¡Estás lista!? —Exclamó John desde el primer piso.
Carraspeé—¡Un segundo! —Respondí sujetando la pesada maleta—Se fuerte—Susurré para mí misma. Con fuerza caminé hacia el exterior cerrando la puerta detrás de mí, presioné mis manos mientras me dirigía hacia abajo.
—No vas a deshacerte de mí bruja—Susurró Brandon en mi oído sobresaltándome, intenté removerme, pero su agarre sobre mi abdomen me lo impedía.
—Pajarito…
—No digas nada y ya vete—Me liberó—No quitaré mis ojos de ti—Suspiré sin saber que hacer—Vamos, ve, mi padre espera.
Asentí luego de unos segundos—Yo…—Mojé mis labios—Adiós—Con rapidez cogí nuevamente mis pertenencias y finalmente llegué al primer piso—Estoy lista—Anuncié John, quién colocaba unos guantes negros en sus manos.
—Bien, vamos.
Asentí cohibida.
—Cariño…—Llamó mi atención Janine—Lo siento tanto.
Negué con ambos ojos aguados—No fue tu culpa, fue mía y de veras lo lamento.
Janine me tomó entre sus brazos y me llenó de cariño maternal, a pesar de estar decepcionada.
—¿Por qué Anel lleva una maleta? —Cuestionó Liza desde las escaleras. Janine y yo giramos y el solecito en el momento en que vio nuestras expresiones, sus ojos se abrieron como platos—¿Te vas? —Negó veloz y corrió deprisa—¡No lo hagas, no te vayas! —Se abrazó a mí con fuerza—¡Por favor! ¡Mamá haz que se quede!
—Solecito…—Intentó decir Janine sujetándola por ambos brazos—Anel debe irse, será temporal, lo prometo.
—¡No! —Chilló—¡Es mi hermana! —John interrumpió sujetándola y separándola de mí, sin causarle daño.
—Cariño, por favor—Rogó—Amor…—Acudió a Janine—Llévala a su cuarto.
Janine apretó sus ojos—Ven solecito.
—¡No, mamá! ¡Suéltame! ¡Anel! —Gritó al ser elevada por Janine y arrastrada hasta su cuarto. Cubrí mi rostro con ambas manos, en un fallo intento de detener mis sollozos.
—Será mejor que nos vayamos ya—Comentó John agitado.
Asentí sin poder hablar y luego lo seguí hasta subir del lado del acompañante en el auto mientras esperaba a que John guardara la maleta en el baúl. John colocó primera y el auto comenzaba a avanzar, alejándose de la casa a la que una vez llamé hogar.
¿Por qué duele tanto?
El viaje hasta el orfanato se basó en un silencio absoluto. Ninguno mencionaba nada y solo nos dedicábamos a observar el paisaje, al menos de mi parte.
—Hemos llegado—Dijo luego de aparcar. Tragué saliva y llevé mi mano hasta la puerta—Espera—Me detuvo tranquilo—No quiero que guardes rencor hacia mí y tampoco quiero que pienses que estamos abandonándote—Hizo una mueca—No haría esto si supiera que no es lo mejor para ti y Brandon. Solo quiero que las cosas se solucionen.
—Lo sé.
—Aún eres una Rudd—Sonrió—Tú y Liza siempre serán mis chicas—Esta vez era mi turno de sonreír—Solo deja pasar un tiempo y luego veremos que sucede ¿Está bien?
—Hecho, te aprecio John y quiero que sepas que no me arrepiento, solo que actuaría diferente si pudiera retroceder el tiempo.
—Agradezco que seas honesta y también te amo hija.
Continué con mi acción anteriormente interrumpida y bajé del auto en dirección a la parte trasera del auto, abrí el baúl y la quité de allí, encaminándome hacia la acera.
—Adiós, cariño—Dijo John con voz ronca.
Sonreí—Adiós.
(…)
—¿Anel? —Miré hacia Bertha quien me observaba sin poder creerlo—¡Anel! —Corrió a estrujarme en sus brazos—Oh, linda—Exclamó al percibir mi llanto—¿Qué ha ocurrido?
—Ellos lo saben, supieron todo este mismo día y de la peor forma—Chillé—Dios, Bertha, recuerdo sus expresiones y me hace odiarme a mí misma.
—Corazón, lamento eso—Acarició mi mejilla—Todo estará bien y no vuelvas a…
—¡Anel! —Vociferó un pequeño y emocionado Winston. Corrió como alma que lleva el diablo y de un salto se enroscó en mis caderas—¡Te extrañé!
—¡Winston! —Lo apretujé hacia mí—¡Por dios, estás cada vez más naranja! —Hice referencia a su anaranjado cabello—¡También te extrañé!
Luego de ese encuentro, los demás niños salieron de sus cuartos, algunos a los que ya conocían y otros que habían ingresado poco tiempo después de que me marché.
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Editado: 02.06.2023