—¿Qué haremos con todo el asunto de tu madre? —Cuestionó Brandon rompiendo el abrazo.
Presioné mis labios en una fina línea y solo me dispuse a mirarlo, para luego encoger mis hombros y alejarme liberando un lastimero suspiro.
—Primero conseguir un abogado y luego…—Tomé asiento en la cama—Supongo que luchar por mi tenencia.
Brandon apoyó su espalda en la puerta y cruzó sus brazos—Mierda, esto está jodido.
—Ni que lo digas—Sacudí mi cabeza—En fin, ¿Cómo ha estado Liza? —Cuestioné cruzando mis piernas sobre la cama—No he sabido de ella desde hace mucho.
Mojó sus labios—Ha estado bien—hizo un mohín—No hablaba con mamá y mucho menos con papá, pero logré convencerla de que la indiferencia hacia nuestros padres, no era lo mejor.
Asentí—Eso estuvo bien, pajarito.
Sonrió—Gracias—Su sonrisa se borró paulatinamente—Lamento todo.
Mis ojos se elevaron hacia él, confusos—¿Qué es lo que lamentas?
—Todo lo que dije e hice, lo siento—Tragué saliva y me puse de pie, acercándome a él—No fue mi intención herirte, es solo que, no soporto la idea de ver como intentan alejarte de mí y ser consciente de que nada de lo que intente te aferrara a mí.
Bajé mi mirada al suelo, luego de que ya me había situado frente a él—No soy una persona que emana y recibe suerte y tampoco pretendo ser pesimista, pero, si Claudia lograra su objetivo…—Brandon rodó sus ojos—¿Prometes no olvidarme?
—¿Por qué dices esto? —Elevé mis ojos hacia él—Bruja…
—¿Lo prometes?
Asintió—Lo prometo—Sostuvo mis hombros—Ahora, escúchame, lo lograremos ¿Está bien? —Evité realizar movimiento alguno—¿Está bien? —Insistió.
—Gracias, pajarito—Tomé su remera y bruscamente lo acerqué a mí, tomando posesión de sus labios.
Al primer contacto de nuestros labios, Brandon suspiró satisfecho y procedió a profundizar el beso. Me encrespé completamente al percibir sus manos en mis mejillas, afirmándome para evitar cualquier centímetro que representara distancia.
Con valor, llevé mis manos rodeando su cuello y presionándolas en su nuca, intentando calmar mis nervios. Sus manos antes posadas en mis mejillas bajaron hacia mi cadera ejerciendo presión y a su vez volteándome, de manera tal, que mi cuerpo quedara sobre la puerta y él sobre mí.
Acaricié sus bíceps desde el largo de su hombro hasta la curvatura, que daba inicio al resto de su brazo.
Separé mis labios—¿Qué es esto? —Pregunté agitada y presionando su abultado bíceps.
Brandon sonrió—Te dije que haría pesas.
Lancé una risa—Al menos ahora ya no estoy encerrada por un muro de huesos—Me observó ofendido—Solo bromeo, pajarito. Me gustas de todas formas, huesudo, musculoso o con unos kilos de más—Sonreí—De todas esas formas, eres excitante.
Sus mejillas tomaron color—Cierra la boca—Apretó mi mejilla con su mano izquierda y nuevamente estampó su boca con la mía. Ambas manos iniciaron un recorrido desde mi cadera hasta por debajo de mis muslos y se detuvieron allí, detrás de mis rodillas—Brinca—Murmuró sin alejarse de mí y ejerció presión donde sus manos yacían.
Al comprender, no dudé un segundo en obedecer su mandato y en una milésima de segundo, mis piernas se encontraban rodeando su cadera, sus manos alrededor de mi espalda baja y las mías aferrándose a su cuello.
—Te deseo—Susurró frente a mis labios, mientras se encaminaba a la cama, conmigo entre sus brazos—Dios, no te imaginas cuánto.
Sonreí apenada—Y yo a ti—Con mis dientes tiré de su labio inferior, provocando un gruñido de su parte.
Sin percatarme, mi espalda ya se encontraba sobre las sabanas que cubrían mi cama. Brandon ubicó ambas manos a los lados de mi cuerpo e instantáneamente mis manos tomaron las cobijas con nerviosismo y algo de pavor.
—Respira—Se alejó de mí unos centímetros—Estoy contigo bruja, somos tu y yo. Prometo que lo seguiremos siendo hasta el final.
Asentí—Sé que estás conmigo—Tomé mi remera por ambos lados y con agilidad logré quitarla de mi cuerpo y arrojarla en alguna zona de mi habitación, dejándome así, en paños menor superiormente. Los ojos de Brandon recorrieron mi torso provocando que tragara fuerte y sonoramente al ser testigo de cómo las pupilas del pajarito de dilataban. Su mano derecha abandonó mi cadera y se dirigió a la tira de mi sostén, para acariciarlo desde mi hombro hasta la unión en donde está, se sostenía.
—¿Puedo? —Cegada y aturdida, me limité a asentir, sin ser consciente de a lo que en verdad se refería.
Brinqué sutilmente en el momento exacto en el que Brandon se deshizo de lo único que sostenía la tira color crema del resto de mi sostén. Tuve el instinto de cubrirme, a pesar, de que no se apreciaban nada.
Aún.
Más, sin embargo, no lo hice y solo presioné con mis puños nuevamente a las cobijas.
—Nunca lo dudes bruja…—Dejó un casto beso en el inicio de mi pecho derecho, el cual se hallaba casi descubierto—Eres encantadora—Y sin más prosiguió a descender sus besos y yo solo a cerrar mis ojos.
(…)
—¿Te encuentras bien? —Interrogó Brandon jugando con mis dedos sobre su pecho. Asentí con mi mente en algún lugar fuera de la habitación—¿Segura?
¿Eh?
—¿Qué?
Brandon sonrió—Me ignoras, bruja—Negó—Realmente me ofende el hecho de que luego de haber tenido una tarde de pasión, recurras a la indiferencia.
—-¡Oye! —Golpeé su pecho con mi puño—Cierra el pico.
Lanzó una sutil carcajada—Admite que fue genial—Mis mejillas se sonrojaron y hundí mi cabeza en la almohada—Oh, vamos, apuesto a que lo disfrutaste.
—Por favor, cállate.
—Pero…
—¡Ya! —Volvió a reír a costa mía.
—Bien, bien tú ganas—Carraspeó acomodando su cuerpo—Demonios ya está oscureciendo, debería irme ya—Asentí de acuerdo—Te acusaré de abusadora—Comentó mientras se levantaba y tomaba su ropa—Yo solo vine a hablar contigo, pero tú me atacaste con otros objetivos y terminé aquí, con mi inocencia robada.
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Editado: 02.06.2023