Mis ojos se están cerrando y no lo puedo evitar.
Quiero seguir platicando con Taylor, porque es muy raro que él hable conmigo, como lo está haciendo ahora o tal vez yo no le doy la oportunidad.
Entonces mi mente me dice que solo he estado con el menos de una semana y no puedo conocerlo completamente.
Aún tengo que saber cuántos años tiene, sus preferencias musicales y ese tipo de cosas, su color favorito.
—Danna, ¿tienes sueño?
Afirmo con la cabeza y con los ojos entre abiertos.
—Ya te aburrí, ahora tengo que llevarte a la cama, vamos.
Me dice, mientras se levanta y me tiende una mano.
—Cárgame.
Respondo mientras estiro los brazos.
—Pareces una bebe – Sonríe – Solo que si te cargo... Te llevare a mi habitación.
—De acuerdo, todo por no caminar.
Me levanta en sus fuertes brazos y una sonrisa aparece en mis labios al instante.
—Eres muy ligera, te cargaría todas las noches para llevarte a mi cama.
—Eres un pervertido.
Sonrió y digo mientras susurro.
—No, es solo que nunca he dormido tan bien como ayer.
Me ruborizo y me cuelgo de su cuello.
Me acuesta delicadamente en la cama y después él se acuesta a mi lado. Me atrae hacia él y me abrasa por la cintura mientras yo me acurruco en su pecho, bien formado.
—Duerme bien.
Me besa la frente y nos quedamos dormidos al instante.
Nos estamos besando, cuando los ojos azules de Samanta y su voz chillona hacen que nos separemos al instante.
Me despierto de un salto y muy agitada. Noto el sudor frio que escurre por mi frente.
Aun esta obscuro y Taylor se levanta a mi lado.
—¿Qué ocurre? Solo fue un sueño.
Respiro hondo y no sé porque estoy tan paranoica, si Barbie siempre nos interrumpe.
Lo abrazo fuertemente y él me devuelve el abrazo, sobre protector.
—¡Hey! si para que me abraces así tienes que tener pesadillas, pues que las tengas todas las noches.
Me saca una sonrisa y lo suelto.
—Eres un tonto.
Nos soltamos a reír.
—Me gusta tu sonrisa.
—Y a mí la tuya.
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¡FELICES FIESTAS!
PORQUE HEMOS TENIDO UN MAL DÍA. PORQUE ALGO NO NOS HA SALIDO COMO QUERÍAMOS. O PORQUE HEMOS DEJADO QUE EL MIEDO SE INTERPUSIERA POR EL CAMINO.