Capítulo 2.
Nadie habla, solo escucho mi respiración agitada producto del susto.
—Soy Matthew.
Muevo mis hombros tratando de soltar el peso que siento en estos y con sumo cuidado muevo un poco la cortina para poder observar al tal Matthew.
Matthew se encuentra mirando a su alrededor, como si estuviese buscándome, pero a mi nadie me busca, y si me buscan no me encuentran, yo no existo para la sociedad de este colegio.
Lo observó detenidamente, perfectamente podría medir 1,90 y eso me asusta, nunca lo había visto en el colegio. Tienes las facciones del rostro bien marcadas, unos labios pequeños pero redondos y rellenos, y sus ojos, unos ojos rasgados.
Es asiático.
Matthew continúa mirando a su alrededor y sonríe con burla, su sonrisa me eriza los bellos de mis brazos, tiene una sonrisa hermosa.
—¿hola? ¿sigues aquí?
Matthew camina hacia el escenario, me había visto bailar y odio que la gente me vea bailar, bailar es uno de mis hobbies más íntimos qué tengo.
Comienzo a retroceder con lentitud, lo bueno de todo esto es que solo el escenario se encuentra iluminado, los bordes de este, tras las cortinas esta obscuro, logrando que sea perfecto para mi huida.
Sigo retrocediendo y por instinto toco mi estómago, donde debería estar mi cámara.
—¡Joder!
Grito cuando siento como uno de mis pies queda al borde el escenario y siento el impacto de mi trasero contra el suelo.
Bueno, no estaba en mis planes que el escenario sea tan alto y caiga en el suelo arruinando mi magnífica huida.
Me levanto con lentitud del suelo y me limpio el trasero, ni siquiera para huir sin ser descubierta sirvo, perfecto.
—¿Te encuentras bien?
Alzo la vista y me encuentro con esos ojos rasgados, mirarlos de cerca es mucho mejor que de distancia.
Nunca lo había visto por acá.
—Si, gracias.
Le sonrió como puedo y comienzo a caminar hacia el lugar donde deje mi cámara, pero me detengo y me doy media vuelta mirando a Matthew con nerviosismo.
—¿Sabes que paso con las audiciones? - le pregunto cerrando los ojos y jugando con mis manos.
Gracias al sonido de sus pasos puedo intuir qué se está acercando a mi.
—¿Tienes planeado adicionar?
Abro los ojos de golpe y niego con la cabeza, ni loca.
—No, no -suspiro y dejo un mechón rebelde detrás de mi oreja - solo que tenía que sacar una fotos - la mirada de Matthew es tan intensa qué mi nerviosismo comienza a jugarme en contra, comienzo nuevamente a retroceder hasta que chocó con uno de los asientos donde deje mis cosas - me gusta sacar fotos... Y... Y yo me voy.
Tomo mi cámara y salgo lo más rápido que puedo del escenario.
¿qué Diablos me pasa? Yo no soy de comportarme así, o eso creo, tampoco es como si todos los días hablará con personas nuevas qué nunca antes había visto, la única vez que entable una comunicación con personas que no conocía fue cuando tenía seis años, y esas personas ahora son mis mejores amigos.
—¡Ey! No me dijiste tu nombre.
Me detengo en seco, le digo o no le digo.
—soy Holland.
Salgo del establecimiento con rapidez, me despido del conseguí y por fin puedo respirar con tranquilidad. Nunca me había sentido tan feliz de salir del colegio.
Después de caminar un par de cuadras mi móvil comienza a vibrar.
Saco mi celular de mi mochila y leo los mensajes.
Profesor Carlos:
Holland, se han suspendido las audiciones, están se realizarán el viernes después de clase. Espero las fotografías.
Suelto un grito de protesta en medio de la calle, el mensaje es de hace 20 minutos y en el gimnasio no tengo señal por lo cual no lo pude recibir, maldición, me hubiese ahorrado muchas cosas con leer este mensaje antes.
~.~
Arrojo mi mochila sobre el sofá y chilló con fuerza al ver el desastre que hay en mi casa. Mi padre salio de viaje ayer por la tarde y mi madre, bueno ella casi nunca está en cada por su trabajo, por lo cual solo quedamos mi hermana y yo. Mi hermana hoy "enfermo" por lo cual no fue a clase.
—¡Harper!
Toco mi frente con frustración y continuó mirando a mi alrededor.
En la mesa de centro color caoba hay muchos snacks, debajo de esta hay latas de cerveza y medio pisco.
Mi hermana menor se ha emborrachado en nuestra casa.
—Joder, no pensé que llegaría tan pronto.
La voz de Harper me provoca náuseas. ¿porque lo ebrios hablan de esa forma?
—Son casi las seis de la tarde Harper, sin tomar en cuenta que me entretuve.
Matthew aparece en mi mente al recordar que el me vio bailar.
Sonrió como estúpida, pero mi sonrisa se borra al recordar al culpable, acabo de conocerlo y ya tengo edad suficiente como para dejar de ser una enamoradiza.
Mentira, recién tengo diecisiete.
—Verdad, lo lamento Rose —Mi hermana siempre me llama por mi apodo.
Niego con la cabeza.
—Ordena antes que llegue mamá, sabes que sale a las ocho de su trabajo, y si no tiene compromisos a las nueve estará en casa.
Tomo mis cosas y subo a mi habitación.
Conectó mi cámara a mi laptop y comienzo a mirar todas las fotografías que tome esta tarde, en si todas estaban bastante buenas, pero observándolo más detenidamente las de Aiden no son tan buenas como una en especifico que logre capturar. Effy se encontraba saltando para poder golpear el balón, sus manos salen claras, toda la foto sale completamente nítida, el iso y la abertura fueron las correctas, las luz del atardecer dan junto en su cabeza y en la mitad de sus ojos, logrando que se vean como si tuviese heterocromía, donde un ojo, al que le llega la luz sale azul y el otro verde, su color natural.
Cierro la laptop con fuerza, odio a esa tipa, odio a Effy, odio como entabla conversaciones con tanta facilidad, como es espontánea, como obtiene buenas calificaciones, no excelentes, pero si aceptables.