Capítulo 1

09 de Agosto del 2018

Eran las once de la mañana y en medio del sueño Lucy recordó que ya había pasado un año exacto desde que Stephen y ella se habían encontrado por primera vez, desde aquel día se habían vuelto muy cercanos. Los dos estudiaban en la jornada nocturna y veían la gran mayoría de clases juntos. Para Lucy haberse acercado a aquel chico esa noche fue una de las mejores decisiones que había tomado ya que en él encontró a una persona en la que podía confiar e indirectamente también había encontrado a un profesor privado que la había impulsado a mejorar. Por lo general, Lucy se la pasaba casi todo el día en la casa, en cambio Stephen trabajaba todo el día y en algunas situaciones llegaba tarde a estudiar. Él era uno de los mejores estudiantes en todas las clases y para Lucy era difícil entender cómo hacía para que siempre le fuera tan bien si no tenía tanto tiempo para estudiar ni para hacer los trabajos.

Lucy estaba sumergida en sus pensamientos hasta que se despertó sobresaltada por algunos ruidos que parecían provenir de la cocina, ella se levantó suavemente tratando de no hacer ningún ruido y se dirigió allí, al llegar vio a su hermana tratando de bajar una olla de un mueble que era demasiado alto para las dos.

– Hola ¿Cómo amaneciste? – Paula dejó de intentar alcanzar la olla y se giró hacia Lucy regalándole una sonrisa.

– Bien. – Lucy bostezo y se tapó la boca. – ¿No tenías que estudiar hoy?

– No, hoy no tengo clase.

– Bueno. – Lucy señaló hacia el estante en el que se encontraba la olla. – ¿Quieres alcanzar la olla?

– Si, pero no alcanzó.

– Es claro que no vas a alcanzar, eres muy bajita.

– ¡Oye! tu tampoco eres tan alta que digamos.

– Es cierto no soy tan alta, pero me encanta recordarte que soy más alta que tú. – Lucy se giró y se dirigió hacia el comedor. – Voy por una silla.

Cuando Lucy iba llegando con la silla Paula salió corriendo hacia ella.

– ¿Lucy la puedes bajar? Voy a salir un momento. – Paula la abrazó y se dirigió hacia la puerta.

– ¿Para dónde vas?

– Voy a comprar algunas cosas para el almuerzo.

Al terminar de hablar Paula salió de la casa y Lucy se dirigió hacia el estante para bajar la olla, cuando la tomó la dejó sobre la estufa. Unos minutos después Paula volvió con varias bolsas en la mano.

– Hoy te toca cocinar. – Paula se acercó a Lucy y le tendió las bolsas.

– Cocina tú. ¿Sí? – Lucy las tomo y las dejo en el mesón de la cocina. – Tú sabes que no me gusta cocinar. – Lucy se acercó a Paula y le hizo algunos pucheros, Paula no pudo evitar y le sonrió.

– Esta bien, voy a cocinar, pero siempre es lo mismo.

– ¡Te aseguro que no se volverá a repetir!

– Siempre dices lo mismo.

Paula se dirigió a la cocina, sacó los alimentos y comenzó a rebanar algunos. Lucy se sentó en una silla cercana y vio que en su celular tenía una notificación de Stephen, al abrirla vio una foto de los dos. Lucy se levantó de la silla y se dirigió hacia Paula.

– Mira.

Paula se limpió las manos con un limpión y tomo el celular de Lucy, al mirar vio a su hermana haciendo una mueca y con una mano simulando jalar suavemente el cabello de un chico. Paula no pudo evitar sonreír al ver a su hermana ya que se veía muy feliz. Luego miró al chico y vio que era muy guapo, pero debido a que estaba haciendo una mueca fingida que simulaba dolor perdía un poco el encanto, sin embargo se veía gracioso.

– ¿Él es Stephen?

– Sí, creo que lo vas a conocer muy pronto.

– ¿Por qué? ¿Va a venir hasta aquí? – Paula le dio el celular a Lucy y volvió a tomar los alimentos que estaba cortando.

– Lo voy a invitar a mi cumpleaños y veras que es un chico muy especial.

– Cada vez que hablas de él no puedo evitar pensar que son novios. 

– ¡¿Novios?! –  Lucy soltó una pequeña carcajada. – ¡No! Será muy guapo y todo, pero nunca lo vería así. En vez de estar diciendo tonterías deberías acompañarme hoy a la universidad.

– Ja, ni loca te acompañaría,  además por más de que trates de cambiarme el tema es mejor que no digas la palabra “nunca’’ todo puede suceder.

– Digo nunca porque sé que nunca me fijaré en él. Paula ahorita hablamos, voy a hacer tareas.

– Esta bien, pero recuerda es mejor que no digas nunca porque entre más lo digas más te equivocas.