Aunque ambos sabemos que no lo admitiré, muy en el fondo, estoy agradecido con Liza. Gracias a su insistencia por quedarse, me ha ayudado a distraerme. Mis noches han mejorado, sigo soñando con Karen, pero no son pesadillas, solo recuerdos. Es el sentimiento de todavía extrañarla, nada más que eso.
Entre salidas y noches cargadas de charlas y películas, esta semana ha sido agotadora. Es el costo de la compañía, supongo.
Caminamos de un lado a otro. Esta mujer tiene demasiada energía acumulada, o simplemente cuando se trata de compras nadie la puede parar.
—Entonces... —dice, nos sentamos en la mesa—. Tenemos que dar demasiadas vueltas, no puedo creer la cantidad de tiendas que hay —suspira.
—¿Por qué no compras en un solo lugar? No entiendo la necesidad de dar tantas vueltas —expreso exhausto.
—Imagínate gastar todo el dinero, y que después de dar dos pasos veas cosas mejores e increíbles —resopla—. No me puedo arriesgar.
—Por eso sigues soltera —bromeo.
—Y por eso siempre estarás tú para mí —sonríe—. Quiero comer algo dulce. —Mira el menú.
Finjo una sonrisa. Todavía no me queda claro si se alegra de mi soltería o solo es parte de su lista de chistes. También miro el menú. Hace mucho tiempo que no consumo azúcar. Ha sido bueno hacer este ayuno forzado. Las opciones en la carta me suenan repugnantes; quiero algo salado. Lo único que puedo pedir es un café. Al menos con eso no me regañará por observarla comer.
—Ahora, mi pregunta es: ¿Por qué tenemos que coger un bus a casa? No entiendo como pudiste dañar tu preciado coche —reprocha.
—Consecuencias de manejar ebrio —desvío la mirada hacia la mesa.
—Increíble... —ríe—. Es una lástima, ¿ordenamos?
—Seguro, pero no me queda claro: ¿qué es una lástima?
—Iré a pedir la comida y de regreso te cuento.
Me causa intriga saber qué dirá, ese tono lo conozco y no va dirigido hacia el coche, tiene una idea en mente. El centro comercial está lleno de gente. Después de estar tan tranquilo en casa, la calle resulta estresante. Eso me hace recordar que necesito volver a encontrar empleo. Mis ahorros no son infinitos, aunque quisiera, pero la necesidad de ocupar mi tiempo crece cada día. Detesto sentirme inútil. Vuelve con el boleto en la mano.
—Parece que esperaremos un rato, hay mucha gente delante —dice.
—Podemos aprovechar el tiempo para charlar, quizás aclarar algunas dudas —expreso con tono burlón.
—Pero… —ríe—. ¿De dónde ha salido esta curiosidad? Juraba que se te olvidaría en este rato de ir y venir.
—Ya ves, cuéntame.
—¿Ella era curiosa verdad? —Gira su cabeza de un lado a otro—. Es que, me parece una total lástima que siempre te montan los cuernos, ¿qué les pasa a las mujeres ahora?
—Qué manera tan horrible de arruinar el interés de alguien —comento resignado.
—¿Qué dices? Si sabías que sería sobre ese tema.
—Sabía sobre qué tema hablarías, pero no me dejaron cuernos.
—¡Qué sí! —insiste—, tú no lo quieres ver, pero nadie te dejaría así por así, tiene que existir otro, estoy segura.
—¿Qué más da? —suspiro.
—Es mejor creerlo, la mejor manera de olvidarte de alguien es odiando, entonces créeme. —Presiona su pecho con la palma de su mano—. Fue igual que Susy: esa idiota se fue a un crucero y no tardó en mandarte una foto con otro, es tonta la verdad, porque, ¿quién hace eso?
—¿Por qué Susy? ¿Eso pasó hace cuantos años?
—Es que no has tenido ex desde entonces.
—Esa no fue la última ex —añado.
—La otra no cuenta, era solo una aprovechada. En fin, si comparas a esta chica con Susy sería fácil odiarla ¿no?
—Hace un momento creí estar feliz por tenerte conmigo, pero ahora me arrepiento de pensar así. —Cruzo mis brazos en negación.
—Mira, mi lógica tiene sentido. Odiarla es la mejor forma, al final qué importancia tiene, inventa lo que sea, igual no la volverás a ver.
—Puede que tengas razón, es posible que esté coqueteando con otro en este momento —deduzco.
—Exacto —afirma victoriosa.
—Pero, eso solo daña su reputación delante de mí, los recuerdos siguen ahí —concluyo.
—Por eso mismo, si te engañas, los recuerdos ya no serían los mismos, y tu enfoque podría ser... otro. ¿Cómo?: recordar cómo trataba a ciertas personas, posibles mentiras... ¿entiendes?
—¿Quieres decir que si recuerdo lo malo la olvidaré pronto? —expreso una sonrisa incrédula.
—Si, eso, es que no sabía cómo explicarme.
—Qué manera de complicarte. —Reposo mi espalda sobre el asiento, el pedido está tardando demasiado.
—No importa, comencemos a recordar, vamos. —Junta sus manos sobre la mesa—. Dime que te viene a la mente.
—Bueno —pienso—. Ella estuvo tonteando un poco con uno de mis compañeros de trabajo... también parecía más animada con otros chicos antes de salir conmigo —recuerdo—. Con su ex novio publicaba muy seguido momentos junto a él y... Conmigo no publicó ninguno.
—Sospechoso —juzga.
—Puede ser. —Miro la gente a mi alrededor—... Pero no creo, es simplemente una coincidencia.
—Te tomará tiempo asimilar la verdad.
—Estás intentando llenarme de ideas equivocadas y así no creo que funcione.
—A mí me funciona —asegura.
—Y por eso mismo es que estás llena de odio por todo. —Detengo mi mirada en ella.
—Qué dices, solo odio a mis ex-novios —ríe.
—Exacto —sonrío.
—Ya está listo el pedido, iré a traerlo.
Solo dice tonterías para hacerme sentir mejor, obviamente Karen no es capaz, podrá ser indecisa e impulsiva pero no la veo capaz de engañarme de tal modo. Se fue enfocada en su futuro, ni yo fui lo suficiente para retenerla, no hay nadie. Estoy de acuerdo que no fue la mejor forma y podíamos hablar... que puedo hacer, ya se ha ido.
Llegamos a casa. Cargar con tantas bolsas en transporte público es una idea terrible, vivirla es peor. Extraño la facilidad con la que podía moverme a donde quisiera, pero sigo molesto conmigo mismo por el estado actual del coche. Ni siquiera he revisado cuánto es el coste del daño. Lo mantengo en la cochera, agarrando polvo. La idea de venderlo me gusta, pero primero tengo que repararlo, nadie querrá un auto viejo en ese estado. Tampoco recibiré una buena oferta, de eso estoy consciente.