Identidades Cambiadas

CAPÍTULO II: Memoria perdida

ANDREA POCO A POCO recuperó la conciencia, de repente vio que estaba en un hospital y no recordaba que hacía ahí, eso sí, al tocarse la cabeza se dio cuenta que tenía una venda y que le dolía demasiado.

En ese instante entró una enfermera, que al verla despierta, le sonrió.

-Hola linda, me alegro de que estés despierta-

- ¿Qué pasó? ¿En dónde estoy? - preguntaba Andrea toda inquieta y asustada.

-Tranquila, el doctor ya viene para valorarte- le contestó la enfermera, al mismo que le revisaba el suero y le aplicaba el medicamento.

En ese instante entró el doctor y se acercó a la joven para empezar a evaluarla, ella sólo se le quedaba mirando con ganas de preguntarle tantas cosas, pero no se atrevió hacerlo, sólo esperó a que él le dijera algo.

-Me alegro de que ya estés despierta, sufriste un accidente y te golpeaste fuertemente la cabeza, por lo que te haré unas preguntas para poder evaluarte bien- le dijo el médico.

- ¿Recuerdas lo que te pasó? -

-No… no recuerdo nada-

- ¿Sabes el nombre de tu escuela? –

Andrea se quedó en silencio, tratando de poner en orden sus pensamientos, pero ni siquiera se acordaba que estudiaba.

- ¿Estudio? - le contestó con otra pregunta.

Andrea vio como el doctor empezó a tener cara de preocupado y eso la asustó mucho más.

- ¿Recuerdas cuál es tu nombre? -  le preguntó el doctor.

La joven fijó la mirada en el suelo, y se esforzaba por recordar, pero no podía, entonces sus lágrimas empezaron a asomarse por sus ojos, y pensaba que como era posible que no supiera ni como se llamaba.

-No, doctor…no recuerdo nada, ¿Qué me pasa? – decía entre sollozos, al mismo tiempo que trataba de incorporarse de la cama, pero fue detenida por el doctor y la enfermera.

-Calma, pequeña, vamos a hacerte más estudios, no te preocupes, necesito que estés tranquila- le decía el médico.

MARCOS ESPERABA EN LA sala de espera mientras el doctor examinaba a su hija, estaba asustado, no quería perderla a ella también, nunca se perdonaría si le llegara a pasar algo y no pudo recuperar su amor, sabía perfectamente que Mariana lo odiaba, pero ella nunca le dio la oportunidad de contarle lo que verdaderamente había ocurrido con su madre.

Había pasado más de una hora sin que supiera nada de su hija y se empezaba a desesperar, cuando de repente vio a un doctor que se acercó a él.

- ¿Señor Sandoval? - le preguntó el médico cuando se acercó.

 - ¿Doctor, como sigue mi hija? ¿es algo malo? – preguntó Marcos todo acelerado y esperando lo peor.

-Mire, su hija se está recuperando muy rápido, pese a que el golpe fue fuerte, pero según los exámenes que le practicamos ella está bien físicamente, sólo tendrá un dolor de cabeza durante varios días, pero se le irá pasando, ya despertó, sin embargo, tengo que advertirle algo, nos percatamos que presenta un cuadro de amnesia, no recuerda nada de su vida pasada…no recuerda ni siquiera su nombre-, le mencionó el doctor.

- ¿Amnesia? ¿Y eso cuánto va a durar? - preguntó Marcos algo preocupado.

-Mire la verdad no sabemos, puede durar unas horas, días o tal vez meses, poco a poco irá recordando cosas, la vamos a dar de alta, creo que será más fácil si vuelve a su ambiente, y eso la ayudará mucho, en estos momentos está algo asustada, es lógico y le tendrá desconfianza, necesitará mucha paciencia- le recomendó el médico, mientras lo tomaba del hombro.

-Sí claro, ¿puedo verla? -

-Por supuesto, pase ella lo necesita mucho-

Marcos se tranquilizó y pensó que por algo pasan las cosas y esta situación podría beneficiarlo para volver a empezar como padre e hija y lograr acabar con la distancia que había entre ellos.

ANDREA ESTABA MUY ASUSTADA, y con un fuerte dolor de cabeza, pero lo que más le desesperaba era no recordar absolutamente nada, a su mente sólo le llegaban flashazos, sobre un tren, forcejeos con alguien, al parecer otra mujer, pero era todo lo que podía recordar, se desesperó  y se puso las manos sobre las sienes y empezó a llorar desesperada, ni cuenta se había dado de la presencia de Marcos.

Él tenía rato observándola como se agarraba la cabeza desesperada y lloraba, enternecido se acercó a su hija.

-Hola, hija- le dijo Marcos, Andrea sorprendida al escuchar su voz, alzó la cabeza y por buen rato se le quedó mirando, era un hombre entrecanoso, con una mirada muy triste, ella le calculaba que tenía unos 50 años.

- ¿Quién es usted? - le preguntó Andrea al hombre desconocido que le hablaba con mucha calidez.

-Soy tu padre, ¿no me recuerdas? –

Andrea movió la cabeza, con cara de preocupación, se sentía impotente como podía olvidarse hasta de su papá.

-Hija, el doctor me dijo que te va a dar de alta mañana, pronto podrás descansar en tu propia casa- le informó Marcos mientras se acercó y empezó a acariciar el cabello.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.