Identidades Cambiadas

CAPÍTULO IV: Memoria recuperada

ANDREA VIO LA CARA DE FELICIDAD DE doña Regina, debido a la presencia de su hijo, así que se paro de su lugar para saludarlo, pero al voltear lo reconoció de inmediato y espontáneamente le dijo: - ¿Tú que haces aquí? – no podía creer que el hombre que tenía enfrente era el mismo que la había sorprendido en el callejón y que buscaba robarle un beso.

Fernando la reconoció de inmediato, primero puso cara de sorprendido, jamás pensó que la volvería a ver y justo en la casa de su madre, pero después pensó que era su mejor oportunidad, desde que la vio caminar durante la noche anterior, le gustó mucho y como era muy atrevido y siempre conseguía lo que deseaba, la había seguido esa noche, lo que nunca esperó fue la reacción de ella para darle ese golpe que todavía recordaba con mucho dolor; la valentía y rebeldía hizo que la atracción hacia ella se hiciera más fuerte.

-Hola hermosura, no pensé verte tan pronto- le contestó Fernando con una enorme sonrisa, mientras Andrea lo miraba seriamente con la intención de salir de inmediato de ahí.

Doña Regina los escuchaba extrañada, se le hacía muy rara la forma de comportarse de ambos chicos

- ¿Ustedes se conocen?, pero ¿cómo? –

Andrea y Fernando voltearon, por unos momentos se olvidaron de doña Regina, la primera en reaccionar fue la joven y dijo lo primero que se le ocurrió, por un momento pensó en delatarlo, pero por algo no lo hizo.

-Ah, es que ayer cuando salí con papá, me dijo quien era y me lo presentó ¿verdad? - mencionó Andrea volteando hacia Fernando con una mirada de te estoy ayudando y no te acuso con tu mamá.

Fernando entendió de inmediato y se acercó a su madre y con una gran sonrisa le dijo: -Así nos conocemos mamá, de que otra manera sería-

La mujer se quedó muy seria, conocía muy bien a su hijo y sabía a veces que no era de fiar, pero aún así lo amaba y lo defendía, siembre procuraba creerle todo lo que le decía.

 

Fernando le dio un beso a su mamá para tranquilizarla, sabía que se ponía muy nerviosa, no deseaba volverla hacer sufrir como en el pasado.

-Bueno me retiro, las dejo con sus costuras, fue un gusto…mmm ¿cómo te llamas? - se volteó hacia Andrea para averiguar su nombre.

-Mariana, me llamo Mariana- le contestó Andrea mientras lo miraba dirigirse a la puerta y fue cuando lo observó mejor, no era el clásico hombre súper guapo, pero tenía una esencia que lo hacía verse muy atractivo, con ese aire varonil que agradaba a las mujeres, era alto, de piel aperlada que hacía que sus ojos verdes resaltaran, pero lo que más le agradó de él fue su sonrisa, ella le calculó que tendría entre 20 o 22 años, antes de salir Fernando le dirigió la mirada y le lanzó un guiño.

Doña Regina continuaba muy seria, no creía nada, de lo que le habían comentado los jóvenes, pensó que lo mejor sería mantener los ojos muy abiertos, sobre todo para no tener problemas con Marcos.

Andrea vio perfectamente como el semblante de doña Regina se había puesto muy seria, la sonrisa y felicidad que había demostrado hace unos minutos se había desparecido, decidió no hacer ningún comentario y continúo cosiendo.

DESPUÉS DE DOS HORAS de estar en el taller, Andrea empezó a recoger sus cosas, ya era tarde y su papá no tardaría en llegar a la casa.

-Ya me retiro doña Regina, gracias por las lecciones, me encanta coser- le dijo Andrea feliz.

-Me alegro mucho Mariana, espero que hayas aprendido algo, pero ya mejor ve a tu casa, no quiero que tu papá se vaya a enojar y ya no te deje venir-

-Tiene razón, nos vemos doña Regina, hasta mañana- le contestó Andrea cuando salió de la casa de su vecina.

Cuando ya apenas llegaba a su casa, Andrea escuchó una voz inconfundible que le habló

-Así que somo vecinos, que hermosa coincidencia-

- Deberías estar agradecido que no le dije nada a tu mamá, se vio que se puso muy seria y no nos creyó- le contestó Andrea sin ni siquiera voltear a verlo.

Fernando se puso frente a ella, para poder observar ese rostro que le encantaba, la miró y le sonrió.

-Tienes toda la razón… Gracias por no delatarme- le dijo Fernando

- De nada, sólo espero que no vuelvas a tomarme por sorpresa, porque si lo vuelves hacer ya sabes lo que te espera-

Fernando al escuchar eso, lanzó una sonada carcajada y pensó que jamás quería volver a sentir ese dolor, así que mejor se mantendría al margen.

-Me permites pasar, tengo que ir a mi casa antes que llegue mi papá- Fernando la obedeció y se hizo a un lado, en cuanto la vio partir se juró que esa chica sería para él, tenía algo que le fascinaba y que no le había hecho sentir ninguna otra.

Sabía que con esa mujer tenía un camino difícil desde que descubrió que era hija de Marcos, pero desde que la vio se obsesionó mucho con ella, así que nada le impediría hacerla suya.

MARIANA SE HALLABA MUY NERVIOSA, pese a que ya había pasado semanas, el miedo a que descubrieran que no era la verdadera Andrea crecía, por días buscó en los periódicos o en la Internet algo que le indicara que su cuerpo había sido descubierto, pero no había nada, ni siquiera una nota chica, eso provocó que su paranoia aumentara sobre todo cuando sonaba el teléfono, pensando que sería ella para reclamarle por qué ocupaba su lugar.




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