En el castillo estaba prohíbido vagar por los corredores a menos que sean los guardias vigías, pero esa noche los más jóvenes tenían una reunión muy importante, muy poco tiempo se veían y quería hablarse de muchas cosas, Daniel iba caminando por el pasillo en busca de su mejor amiga, desde la infancia se han metido en problemas pero ahora sí tenían el permiso del emperador.
En el camino el rubio sintió una sombra siguiéndolo, miró atrás y como sospecho no había nadie y caminó pero antes de poder ver hacia dónde iba chocó con un cuerpo
–AHHH– Christine le tapó la boca antes de que alguien más los escuchará
–Soy yo, cálmate, parece que viste un Zhelleny– el solo hecho de pensar en ese monstruo le da escalofríos al más joven, es como un hombre gigante hecho de rocas de acero, dicen que era uno de los protectores del bosque de Meraki pero Daniel fue aterrorizado por las historias que contaban
–Esta muy oscuro, solo grite, porque pude haberte atacado, mira que eres afortunada– ambos chicos rieron, escucharon varios pasos y se fueron a esconder detrás de las cortinas de los ventanales
Eran dos chicos, los príncipes de LeGrand, los otros dos salieron corriendo a encontrarse y los jalaron a el cuarto de su pijamada. Estaba en una torre de el castillo, donde se encontraron con muchos cojines y cobijas, un cuarto circular pequeño, obviamente con las meriendas que había pedido el gran príncipe, muchos postres y pato asado. Después de una hora de devorar la mayoría de los alimentos, se acostaron
–Eso fue demasiado– después del comentario Marcel se empezó a quejar en silencio
–Te dije que no podrías, eres un bebé– su hermana se burlaba de él después de la apuesta de que no podría comer la mitad de lo que había ahí, era una chica muy competitiva con él pero amable en el fondo, de cabello rubio y piel pálida con ojos negros, una chica muy linda, a Daniel le gustaba cuando eran niños pero no le gustaba ver cómo molestaba a su hermano
–Creo que por ahora podemos parar, esto es demasiado para nosotros cuatro– El rubio se acostó en una pila de cojines derrotado, empezó a pensar en la hija del jefe, Elin, ¿querrá acompañarlo en esta reunión?, debería haberla invitado y al hijo de la reina Annora, Daniel pensaba en que tal vez se sentían solos, ya que eran hijos únicos –Chicos, ¿Creen que sea buena idea invitar a el hijo de la reina Annora y a la hija del jefe Aron?–
Todos lo miraron, jamás habían convivido con los chicos, tal vez se sentirían algo incómodos o incluso tristes, lo dudaron por un momento hasta que el chico de piel almendra habló
–Realmente no tengo ningún problema, no sabemos que pasaría, se ve que son chicos que jamás tuvieron amigos, sería una excelente excusa para traerlos a contarnos sus planes– la habitación se quedó en silencio ante su broma – Vamos, era una broma– mostró su sonrisa amplia y contagiosa
–Como gustes Dann, la verdad trate de acercarme a ellos pero son reservados, tal vez por ser el gran príncipe se sientan más intimidados– la chica rubia tomó una golosina de caramelo blando
–¿Porque no vas por ellos Dani?– Cris siempre lo había apoyado en sus ideas y eso le dio más valor
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El chico camino a los aposentos de el príncipe Yucel, se aseguró de que nadie los estuviese vigilando en especial la reina, le daba miedo pero más miedo le daba que lo descubriera llevándose a su hijo, procedió a tocar la puerta con cautela, el chico de cabello negro abrió la puerta solo dejando ver su rostro, de cerca se veía como un niño a pesar de que ya tenía 20, al verlo rápidamente abrió más la puerta y reverenció al príncipe
–Su alteza, no esperaba su visita, ¿es normal que me vengan a buscar a esta hora de la madrugada?– preguntó mientras miraba el exterior, Daniel supuso que buscaba más guardias o a su madre
–No es normal, pero hoy tengo una reunión con los herederos a los tronos de los demás reinos, te venía a invitar a convivir con nosotros, ¿Quieres?– El más grande se sintió muy halagado y sonrió tímidamente, aunque cambió su rostro al dudar
–No sé si sea buena idea, su alteza–
–No te preocupes Yucel, regresarás a tus aposentos antes de que su majestad Annora se de cuenta– El pelinegro sonrió más ampliamente y salió con el príncipe
Se dirigían al cuarto de Elin Hansen, tocaron con mucha calma y aún así salió armada con un hacha, ambos chicos se sobresaltaron y se sintieron un poco avergonzados ya que iban en pijamas
–Altezas, ¿Qué puedo hacer por ustedes?– Los miró con mucha curiosidad
–Yo... s...¿Quería saber si quieres unirte a nuestra reunión nocturna de hoy?– habló tan rápido que la joven apenas y comprendió que quería decir, Daniel jamás se había sentido tan nervioso y sudando sin hacer nada
–¡Me encantaría!– todos sonrieron y salieron en camino al cuarto de la torre
Cuando entraron los chicos se encontraron con una situación algo extraña, Marcel tenía una manta sobre su cabeza y Cecile tenía un cartón en forma de cono en su cara y Cris bueno solo leyendo. Todos se quedaron congelados al ver la situación
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Todos estaban sentados, los dos nuevos chicos se sentían tímidos, Daniel iba a empezar a hablar para unirlos más que tuvieran más confianza pero el chico de tez almendra empezó
–Escuche que en Kuş también hay un bosque, ¿Cierto?– Yucel lo miró y le sonrió mientras asentía
–Es un bosque muy lindo me gusta pasear por ahi– empezó a frotar un poco sus manos
–¿Qué tipo de ave eres?– pregunto Cecile
–Oh yo soy un arrendajo negro– todos lo miraron esperando a verlo, el chico se sintió cohibido –¿Quieren verlo?– todos asintieron con fervor, se sentía algo tímido pero se levantó para transformarse
Se empezó a agachar y se hizo bolita, una capa oscura lo cubrió hasta que la bolita se hizo pequeña y más pequeña y le salieron alas, un pequeño pajarito salió volando de ojos amarillos con negro, todos quedaron fascinados de su transformación y se paró en el hombro de Elin