Ahora mismo me encuentro en la cafetería, desayunando croissants con un batido de chocolate. Sí me encanta los croissants. Y si os preguntáis cómo es que encontré mi habitación ayer, fue pura suerte ya que acabé en la puerta principal y de ahí si se manejarme bien con los pasillos. La pega es que llegué tarde para acostarme, esa es la razón por la cuál yo me caigo de sueño.
Estoy sentada con mis compañeras de cuarto, Leah y Natalie, y con Asher, al cuál presenté hace cinco minutos, en una de las de las mesas de la cafetería; es bastante grande, cuyas paredes son de color marfil, sus mesas son blancas y las sillas rojas. Me gustaba. Era refinado y a la vez fresco.
-Bueno y ¿qué clases os tocan ahora?- pregunta Asher alternando la mirada entre las tres.
-Economía.- responden Leah y Natalie a la misma vez. Casi siempre hacen eso y realmente asusta un poco, bueno, tal vez demasiado.
Por suerte yo no tengo esa asignatura, qué suplicio sería.
-Yo tengo Anatomía.- suelto con una sonrisita de alivio. Me encanta esta asignatura, la gozo profundamente.
-Te vas a cagar, es complicadísimo esa rama que has pillado.- contesta Leah mientras se come un sandwich de jamón y queso. Puaj queso.
Sé que tiene razón, que me voy a tirar de los pelos, pero ¿qué es la vida sin retos de por medio?
-Me da igual, sabré organizarme para llevarlo todo al día.- o eso espero.
Durante toda nuestra mini charla Asher no ha parado de hablar con Natalie, no me extraña, es súper bella y tiene una forma de ser que te relaja. Ya tengo un shippeo este año; no saben lo que les espera.
Justo cuando termino de beber mi batido suena la sirena, esto significa que ya tenemos nuestra primera clase.
Suelto un suspiro bajo. Oficialmente ya estoy aquí recibiendo clases, no me lo puedo creer.
Me despido de todos y me encamino hacia mi clase mientras observo mi horario escolar, para ver dónde tengo la clase. Al doblar la esquina me encuentro con un panorama similar al de ayer. Todos amontonados en las paredes mientras que el chico que me llamó salvaje anda despreocupadamente por el centro , como si fuese el rey del mundo o qué sé yo, y se adentra a una clase, y mira qué casualidad que es la misma que la mía. Fantástico.
Ruedo los ojos. Al parecer este año va a ver muchas sorpresas, unas no tan buenas. Me encojo de hombros y sigo con mi camino. No me voy a fijar en ningún chico, yo sólo he venido aquí a estudiar no tengo tiempo para tontear.
Al abrir la puerta veo que este aula es como la del laboratorio, con sus encimeras como si estuvieses en un laboratorio de verdad (qué gozada de sitio) con sus fregaderos para lavarte las manos antes de hacer una disección. Sé que suena un poco macabro, pero me encanta abrir corazones.
Observo que hay dos sitios libres, uno al final de la clase dónde se encuentra mi <amiguito> y otro en primera fila.
Sería demasiado idiota si dejo pasar una oportunidad así.
Por eso me dirijo a la mesa de la primera fila. Si se creía que me iba a poner con él va listo.
En cuanto me siento aparece la profesora junto con un montón de hojas, las cuáles se le caen por un tropiezo que tiene. Jé, hay gente que a eso le llama tener mala suerte, yo la llamo torpeza. Recoge tan rápido las hojas que parece que es hiperactiva esta profesora.
Al parecer tengo a <Flash> dándome clases.
Carraspea, para que le prestemos atención, y se prepara para decir.
-Bueno, voy a ser vuestra profesora de Anatomía durante todo el año. Mi nombre es Sophia Stewart pero llamadme profesora. Hoy no daremos clase como tal, sólo os diré los temas que vamos a estudiar este año y cómo debe ser vuestro comportamiento.- Vaya chasco, yo quería empezar esta clase cuanto antes. Bendita mi suerte.
-Joven que hace allí solo, véngase a la primera fila.-
¡¿QUÉ?! Si no lo veo no lo creo. Esto sólo me pasa a mí. Me cago en mi destino de pacotilla.
-¿Sólo vives para fastidiarme o qué?- le susurro cuando se sienta a mi lado.
-Más quisieras que viviera por ti.- responde fríamente. Abre su libreta y coge un bolígrafo para tomar apuntes.
Suspiro. Este año va a ser muy largo.
Intento poner atención a lo que Sophie está diciendo pero el que esté este tipo a mi lado no me deja tranquila. Con su frialdad y tranquilidad para hacer las cosas me desespera. Me alejo un poco disimuladamente de él, para así no respirar su colonia que me está volviendo loca cada vez más. Le miro de reojo mientras el coge todos los apuntes, ¿es que no me va a decir nada por lo de ayer?
-Oye, te gusta que te usen como clínex ¿no?- pregunto disimuladamente para que la profesora no se de cuenta. Noto como se encoge de hombros.
-Si no me importa la persona que lo hace, ¿por qué debería importarme lo que me haga?- me responde a la misma vez que se echa el pelo que antes le rozaba las cejas ligeramente hacia atrás; aunque esta acción no le sirve para nada porque las hebras de cabello vuelven a su posición original. Sí que es atractivo, sí.