Avertencia:
NO aptó para personas sensibles.
Estabas muy confundida. ¿Después de demostrarte cada día lo mucho que te odia y que no te quiere aquí, ahora se preocupa por ti?
-Tranquilo, no es nada de lo que tengas que preocuparte- le dijiste.
Claramente era mentira, esos moratones no iban a pasar tan fácilmente, te dolía todo el cuerpo y lo único que té haría sentir mejor era descansar. S/n me miró con una cara de, "¿te crees que soy imbécil o qué?" Me cogió de la mano y me llevó al baño.
-Quedate aquí, ya me ocupo yo de esto- dijo él.
Te sentías bastante nerviosa ante el hecho de qué te hablara más que otros días y no te mirase con cara de asco. Era raro tener toda su atención en ti tan de repente, no la querías y menos ahora.
-De verdad s/n, no te molestes en hacerlo.
-En vez de insistir de que vayas a explicarme de una vez que te ha pasado, no puedo verte así.
-No me digas que calle, y no me vengas ahora con que te "preocupas" por mí porque aun así , tú ayuda es lo menos que quiero ahora mismo, así que deja de fingir y déjame en paz.
Se quedo callado así que aprovechaste para decirle todo de golpe.
-No es justo que me obligues a decir algo de un tema del que obviamente no quiero hablar ahora mismo. Vete y para de fingir de una vez, al menos conmigo.
-No finjo nada t/n.
-Soló déjame s/n, lo único que haces es agobiarme más.
Querías irte ya a tú habitación y llorar por la frustración y el dolor que sentías. No podías llorar delante de él. No podías dejarle ver este lado tuyo, y menos cuando pretende preocuparse. Entonces te levantaste y salsite del baño, por suerte s/n no te siguió y ya soltaste todo. La vergüenza y el dolor que te hizo pasar tú supuesto mejor amigo, era inexplicable, y todo lo hacia para encajar con los démas.
Horas antes:
Sentiste como tu amigo te llevaba a zancadas en el cuarto de limpieza y una vez que se giró para mirarte supiste que estaba drogado. Te empezó a tocar y besar y lo único que hacías era decirle que parara y apartarle, pero era demasiado fuerte y puso una mano en tu boca para que no te escucharan. Mientras te tocaba te insultaba y decía cosas, en el oído te dijó que nadie te escucharia. Por suerte alguien abrió la puerta a la fuerza y pudiste salir. Todo el mundo empezó a murmurar cosas y mirarte descaradamente.
Ahora:
Escuchaste como la puerta se abría de golpe y te levantaste enseguida. Ibas a decirle que se fuera y té dejara en paz pero al ver su cara supiste que ya se habia enterado.
Mierda.