—¿Por qué se sigue moviendo? Debería estar congelada como los otros —espetó uno de los chicos. Seth la estudió con ojos fríos y ella maldijo.
—Si gustan puedo fingir.
«Callate Noa, callate o moriras »
—¿Eres una bruja?
—¿Me van a matar? —formuló ella.
—¿Como sabes lo que somos?
—No sé lo que son —espetó ella mintiendo. «Maldición, en que me metí ». Ella sabia en parte lo que eran, los tres chicos eran cambia formas, se arrepentía de no haber leído hasta el final para saber cual era la fuente de sus poderes.
—No pareces asustada —acusó Seth. Él acortó la distancia y la tomó por la nuca para olerla. Noa se estremeció al sentirlo tan cerca.
«Bien, Noa. Este es el momento donde te desmayas o por lo menos lo intentas para despistarlos ».
—¡Mierda me duele la cabeza! —chilló con dramatismo. El moreno la miró con ojos entrecerrados. Ella se tambaleó y cerró los ojos.
—No puedo leer su mente —escuchó decir a uno de ellos y supuso que era el rubio, al cual no le había escuchado la voz.
Se sorprendió cuando Seth pasó una mano por su cintura y la sostuvo con firmeza. Decidió que era el momento preciso para desvanecerse. «Espero que éste idiota no vaya a soltarme o me daré un buen golpe». Noa dejó que su cuerpo cayera como peso muerto.
—¿Se desmayó? —preguntó el moreno con incredulidad.
—Eso parece... Sabes que está un poco inestable —dijo el rubio.
—Pensé que era broma, pero debió darse un buen golpe para actuar así —musitó Seth sin ápice de gracia—. Mike vigila que nadie venga. Joan borra sus mentes, que no recuerden que entró en el aula. Saldrán del trance en unos minutos.
—¿La vas a matar?
Ella también tenía esa duda y al fijarse en que su boca había echado a perder gran parte de la historia ahora temía lo que podría pasar. Ella contuvo el aliento y se maldijo internamente durante los segundos que él se mantuvo callado.
—No, pero me gustaría saber porqué mis poderes no funcionaron en ella. No me alegra la idea, pero la llevaré a mi casa. Los espero allí.
Ella escuchó un gruñido y casi ahogó un gemido, pero pudo controlarse a tiempo para no delatarse.
—No creo que sea lo mejor. ¿Que tal si es una bruja? Podría atacarte y tu solo no podrías hacer nada —rechisto Mike, el moreno al que parecía caerle peor que a Seth. Y no era para menos después del golpe que le había dado tras su primer encuentro como Erika Sanders. Pero en fin, ellos le habían hecho cosas peores a ella—. No confío en ella, que tal que trate de acercarse a ti para luego dar el golpe final.
—Por favor. Puedo con una bruja y mas con este ratón. Además la conocemos desde hace mucho y sabemos que su familia no tiene descendientes mágicos —se mofó.
—No estaría tan seguro, después de todo siempre he podido filtrarme en sus pensamientos a excepción de hoy. Todo parece diferente en ella. —Aunque lo había escuchado una sola vez, ahora sabía que se trataba de Joan.
—Puedo manejar la situación, tal vez ese golpe que se dio cambió algo en ella. Lo descubriremos. Pero ahora debemos salir de aquí antes que alguien llegue. Nos vemos.
Noa respiró profundo y se dijo que tras ese error iba a pensar mas las cosas antes de decirlas. Porque si metía la pata una vez mas la historia tomaría un giro aun mas grande. Hubo silencio y se negó a abrir los ojos por miedo a que ellos se dieran cuenta. Ella sintió una leve brisa y en cuestión de tiempo fue arrojada. No se lastimó pero si se sobresaltó y fue allí donde todo su acto cayo.
—¿Asi que no estabas inconsciente? —acusó Seth. Ella no lo vio, pero él estaba tan cerca de ella que su respiración le acarició el cuello. Sus ojos se abrieron para mirarlo aterrorizada.
—Yo...no...
Él solo había estado inclinado sobre ella, sin embargo de un salto se subió a la cama y como magia misma estuvo sobre ella.
Sus manos le sujetaron las muñecas y en un ágil movimiento arrastró sus brazos hacia arriba. La tenía acorralada y sin posibilidad de escapar. Él estaba sentado sobre ella sin dejar ir todo su peso como para lastimarla. Pero sus rodillas rozaban sus caderas imposibilitando que se moviera.
Estaba nuevamente en su habitación y eso solo significaba que se había teletransportado. Su mirada barrió su rostro y vio la mueca que hizo. Sus ojos ardían con rabia y ella se estremeció.
Ella estaba muda y tan pálida que no se atrevía a murmurar nada. No por miedo sino porque el calor que desprendía su cuerpo la tenia abrumada, le robaba el aliento y la encendía con una mezcla de algo que desconocía. Quizás pasión y excitación... Lo vio aspirar profundo y su corazón pálpito como loco al ver que aspiraba su olor.
—Te comieron la lengua al parecer, bruja —escupió él.
El apelativo nada cariñoso le causó repulsión.
—No soy una bruja —espetó ella.
—¡Lo eres hasta que no demuestres lo contrario! —rugió él y ella sintió que las vibraciones de su voz acariciaban su piel como ondas electrizantes—. ¿Quien te envió?
Ella fruncio el sueño y luego abrió la boca sorprendida por las conclusiones. No se suponía que él creyera que Erika fuera el enemigo, en cambio debían sentirse atraídos por un castigo que debía ser impuesto en la escuela a ambos, mucho menos se suponía que ella descubriría sus poderes tan pronto y ahora por haber abierto su boca había provocado un gran impacto en la historia cambiándola por completo.
—¿De que mierda hablas! No soy una maldita bruja, ellas no existen, estúpido. Ahora alejate de mi.
Él sacudió la cabeza y entorno los ojos.
—No saldras de aquí hasta que no confieses la verdad. Así que abre la boca y dime todo lo que sabes. ¿Que hechizo usaste?
—¿Hechizo?... En verdad que estas en chiflado. Yo no he utilizado nada contra ti y contra nadie. Ahora quítate de encima.
Noa parpadeo para alejar aquellos pensamientos insanos que le estaba produciendo el cuerpo de pecado de Seth y se obligó a apartarlo. Forcejeo con él hasta que logró que la soltara y ella colocó las manos en su pecho para alejarlo. Sin embargo su esfuerzo no hizo el efecto esperado. Ya que no movió ni un músculo. En cambio las palmas de sus manos se deleitaron con el torso firme bajo ellas, contuvo el aliento y agradeció que él volviera a hablar.