In The Night

Los Límites

RUE

Las noches frías aquí son más intensas. El cielo aún mantiene algunas nubes que la tormenta eléctrica dejó en Soulvale. Las más plomizas son las que se quedaron, e incluso me dan la sensación que son Los vigilantes de almas observando a todos los que salen en la madrugada a hacer algunas actividades. En estas semanas se les veía alterados y todos hablaban de ellos. No me sorprendería que ya comenzaran a tomar formas para cuidarnos. Pero quitando esos hechos; es madrugada tranquila, como de costumbre.

No suelo salir por las madrugadas. Las únicas veces que lo he hecho es cuando Jade tenía ganas de hacer algo, justo cuando la mayoría de las almas están concentradas en sus actividades dentro de locales o en sus casas. Pero ahora que los vigilantes están detrás de él no lo hago...a excepción de hoy.

Me la estoy pasando fatal sin mi amigo y eso se ve reflejado en mis pensamientos llenos de la necesidad de recurrir al lugar en dónde lo vi por última vez. Pensé que dejar que él se marchara haría que me sintiera mejor conmigo mismo. Es todo lo contrario.

El césped, junto con los follajes de los árboles se mueven mientras una brisa pasa y va aumentando conforme la madrugada avanza. Solo le da el toque fresco que caracteriza a este lugar. Era una de las pocas cosas que me gustan de estar aquí.

—¿Qué hay de los límites? —En la acera izquierda del camino, en las bancas, una chica pregunta a otras dos chicas. No las había notado antes, tal vez acaban de aparecer ya que noto que la chica que preguntó sobre los límites tiene heridas en su cara, brazos, cuello y su piel aún se mantiene pálida. «Una nueva» Pienso.

—No se puede pasar al otro lado—responde una de ellas. Sin verla puedo notar en su voz que solo era una mentira y que ella lo sabe. Supongo que no quiere asustarla. Es nueva, lleva horas en Soulvale y lo demuestran sus heridas, de seguro sigue procesando sus recuerdos—. ¿Cómo sabes de ellos?

«Los límites pueden ser vencidos» pienso cuando estoy lo suficiente lejos de las chicas, demasiado lejos a mi parecer. Estoy casi frente a los límites, casi frente a La roca de los recuerdos, un lugar poco recurrido desde hace unos años. Una chica fue víctima de los vigilantes. Algunos dicen que solo fue porque se acercó demasiado al límite. Otros dicen que descifró cómo pasar el límite y que por eso le borraron todos los recuerdos que tenía. Otros pocos dicen que el vigilante era nuevo. Nadie sabe con exactitud.

Desde aquí, cerca de la roca grande, si me doy la vuelta podría ver lo mucho que me he alejado de las casas y edificios de la ciudad. Pero no lo hago, solo puedo mantener mi mirada en el límite, avivando mi recuerdo de Jade y los vigilantes.

De verdad me es difícil pensar que Jade me insistió en ayudarlo a salir de este lugar. No aceptaba su realidad y él me lo había dicho tantas veces. No sé qué fue lo que vio al otro lado aquella vez que vinimos. Por accidente tropezó y terminó tocando al límite. Se quedó pasmado por unos momentos y golpeó como loco al límite como si quisiera impedir algo, y luego de unos minutos él se volteó a verme con lágrimas retenidas. Desde ese entonces me pedía que fuéramos todas las noches al mismo lugar para poder irse de Soulvale.

A veces suelo preguntarme qué fue lo que vio para querer ir tras ello. Quiero saberlo. Por eso estoy aquí.

Aquí estoy...

A algunas almas les parece curioso lo que el límite hace con algunas almas cuando lo tocan. Yo soy una de esas almas y estoy dispuesto a averiguar qué es lo que ven y porqué.

Ya estoy mirando la transparencia del límite. Parece frágil cómo un vidrio, pero es todo lo contrario. Puedes pegarle, intentar de todo, pero no vas a lograr nada con eso. Necesitas algo más para quebrarlo y mi amigo lo sabía.

Me tomo un momento para observar a mi alrededor y cuidar que ningún vigilante esté observando. Esas cosas aparecen de un momento a otro. Se ocultan muy bien entre las sombras ya que son de un humo denso y negro, no importa que también tengan hilos filosos, esos, aunque quieras no se ven a simple vista.

Y cómo esperaba: uno de ellos dejó de esconderse entre las sombras para acercarse a mí. A pesar de que sus ojos eran dos círculos vacíos, huecos, puedo sentir cómo un poco de su humo me rodea. Nunca había visto uno tan cerca.

El vigilante no pareció ver si tenía intenciones de pasar el límite, así que por eso ahora lo estoy viendo cómo vuelve a las sombras a sólo observarme desde lejos.

Regreso mi mirada a la transparencia del límite, acercando una de mis manos para tocarla. La sensación bajo mi palma es fría, es como si estuviera tocando hielo y eso hace que un escalofrío recorra mi cuerpo entero. Me alejo sin saber muy bien si mi mente se encontraba bien. Siendo cómo si algo malo estuviera a punto de pasar. Me alejo un poco del límite sin dudarlo.

«¿En qué estoy pensando?» pienso cuando no pasó nada.

Estoy a punto de dejar todas mis ideas cuando escucho algo. Algo sútil sin duda, apenas pude escucharlo. Lo escuché justo detrás de mí...como si viniera del otro lado de una pared.

«El límite» Temo que puede ser un vigilante. Me volteo de manera lenta, esperando que no fuera uno de ellos.

No lo es.

Son movimientos.

Desesperados.

Es una persona.

Una chica.

No soy capaz de hacer algo además de observar a la chica. Los golpes en el límite siguen, puedo escucharlos. Su respiración es desesperada al igual que los movimientos de sus manos. Sus manos dejan rastros de sangre en el límite. Sin duda está tratando de escapar. Puedo escuchar sus gritos cuando da dos golpes más, con lágrimas en sus mejillas.

Todo movimiento de la chica se detuvo cuando cerré los ojos antes de soltar algunas lágrimas. Fue cómo si en este momento saliera de ser parte de un hechizo. Puedo sentir mi cuerpo debilitándose cuando uno de los vigilantes se acerca a mí. Saca una de sus largos hilos detrás de su espalda y se van alargando hasta llegar a mi piernas y brazos. Me dejan paralizad. Siento como un líquido entra en mis venas, como si fuera un veneno. El humo que desprende el vigilante me empieza rodear la cabeza para bloquear mi mente un poco. Los vigilantes están enojados, sueltan un grito penetrante cerca de mi oído. Y esto me hace entrar en un trance.




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