Narrador omnisciente.
Voldor procedió a vestirse, la ropa que Melisa le había obsequiado era una vestimenta un tanto rara, eran una chaqueta y un pantalón de color oscuro con adornos dorados ridículos (al parecer de oro), luego de vestirse admiró el lugar donde se encontraba, era un lugar hermoso y brillante, parecía sacado de la imaginación de un inocente niño, era como suelen describir el cielo, ubicado en lo alto del cielo y rodeado de nubes, además frente a él pudo ver unas grandes rejas doradas que cerraban el paso y frente a esas rejas estaba un chico sin camisa admirando sus posibilidades. Dada la situación, para Voldor era obvio que se trataba de Leo, así que tomó la pequeña mochila y se acercó con un ritmo constante. Al acercarse, Leo pudo notar su presencia y en seguida intercambiaron saludos.
—Leo, aquí estás, vine a ayudarte y a traerte esto de parte de Melisa —dijo Voldor y le entregó la bolsa de cuero.
—¡Oh!, que bueno que apareces, necesito ayuda para poder subir estas rejas, ya lo intenté pero es muy resbalosa —explicó Leo su intento fallido mientras recibía la bolsa de cuero.
—Claro, te ayudaré, para eso vine después de todo —respondió Voldor y luego añadió— ¡Ah! casi se me olvidaba; Melisa me dijo que te dijera "Cuando me necesites, abre la bolsa".
—Oh, claro, procuraré no olvidarlo —sonrió Leo y agregó—. Ayúdame a subir.
—Por supuesto, ¿qué quieres que haga? —preguntó Voldor.
—No lo sé, "qué te parece si te conviertes en Minotauro y me lanzas por encima de la reja" —bromeó Leo con tono sarcástico.
—Preferiría no tomar esa forma, por lo menos no por ahora —respondió Voldor soltando un pequeño bufido.
—Está bien, te diré qué, yo te uso a ti para impulsarme; una vez en el aire generaré alas a través de la voluntad, con las que sobrevolaré la reja y cuando esté en el otro lado abro la puerta y todos felices, ¿qué tal? —propuso Leo.
—Primero, me parece buena idea, segundo, ¿puedes hacer eso así de fácil? Y tercero, ¿me enseñas? —contestó Voldor a la propuesta.
—Bueno, primero, grandioso, de ser así, llevemos a cabo el plan, segundo, no es fácil, pero sí, sí puedo hacerlo y tercero, puedo enseñarte, pero en otra ocasión —culminó diciendo Leo.
Leo procedió a vestirse con la ropa que Melisa le había obsequiado; se trataba de una camiseta de lana que serviría para reemplazar la ropa que se había destruido en la pelea con Thanatos y además una capa con un sello mágico que cubría la plenitud de la misma. Esto de seguro le otorgaba algún efecto a la prenda, pero ni Voldor ni Leo lo conocían así que por ahora sería inútil. Luego de vestirse, Leo llevó a cabo el plan tal y como lo había planteado; primero Voldor se agachó y Leo con una carrera se aproximó a él para usarlo como impulso; luego cuando Leo se encontró en el aire generó sus alas a base de voluntad, con las cuales lento pero seguro subió hasta lo más alto, para después llegar al otro lado y allí desactivó sus alas, momento donde cayó al suelo como una persona normal. Estando ya del otro lado, miró a Voldor y se cuestionó a sí mismo si su amigo debía acompañarlo o no, y luego de un rato llegó a la conclusión que según él era la más acertada.
—Volador, creo que el hecho de que quieras ayudarme es muy genial, pero, dime, ¿en realidad quieres luchar por mí? Por el sujeto que mató a Tony, por un aprendiz que no sabe nada… —replicó Leo a Voldor.
—Leo, tú y yo sabemos que ese día la culpa fue mía —aceptó Voldor.
—¡Eso no es cierto! —resaltó Leo.
—Aunque estés en lo correcto, tú me ayudaste a volverme una mejor persona... ¡yo estoy en deuda contigo y planeo dar mi vida para pagar esa deuda! —exclamó Voldor.
— ¿Así que tienes una deuda conmigo, eh?, entonces lo único que te pido es que te vuelvas el nuevo rey de Tifanía... no sé si lo sabes pero, Martín a muerto, ya no hay rey, así que tú solo tienes que decir que mataste a Martín y todos te adoraran, a tal punto que de seguro no les importará que tomes el poder, después de todo ¿quién podría resultar peor que Martín? —Solicitó Leo a Voldor.
—Está bien, prometo ser el mejor rey y aunque no lo creas soy parte de una familia aristócrata, los Benedito, así que me estuve preparando para el poder desde que tengo memoria —contestó Voldor seguro de sus palabras, pero luego añadió una duda— Aunque... ¿cómo vuelvo a Tifanía?
—A pues, no lo sé... ¡un momento tengo esta bolsa!, de seguro me servirá de algo —dijo Leo y enseguida abrió la bolsa de cuero.
Narra Leo.
Al abrir esa bolsa de ella surgió un destello de luz que iluminó mis ojos y los de Voldor, cuando mi vista volvió vi frente a mí a la más bella chica en que yo podría pensar, se trataba de Melisa y estaba allí como una emisaria del señor. Todo estaba iluminado y su aparición me dejó perplejo, tanto que no pude evitar decir "¿Sera que he muerto?, porque acabo de ver un ángel", al decir esa frase Melisa sonrío.
—Gracias por llamarme ángel pero, no lo soy y si lo fuera no me gustaría verte muerto —respondió Melisa con una hermosa sonrisa en su rostro...
—Que dulce de tu parte, pero si fueras un ángel moriría solo por verte... lo cierto es que ahora mismo tenemos una situación y perdón si sueno interesado pero, necesitamos de tu ayuda —admití algo apenado.
—No te preocupes que para eso era la bolsa, aunque la verdad te la di para que la usaras cuando necesitaras bajar de aquí, no para que me llamaras tan temprano —confesó Melisa.
—Pues Voldor, no va a acompañarme, porque "voluntariamente" accedió a volverse el nuevo rey de Tifanía y necesita un aventón a la ciudad —dije.
—Bien, pero necesitarás otra bolsa para ti, para poder bajar de aquí… hasta luego, espero verte triunfar, Leo… oh, no lo olvides, la capa es una segunda oportunidad —informó Melisa, luego creó un portal que traspasaba la reja, por el cual entró Voldor y luego Melisa, pero no sin decir unas palabras antes de desaparecer— No lo olvides… "Cuando estés por fallar, la capa será vital".
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Editado: 12.09.2024