Narrador omnisciente.
(Una hora antes de que Leo terminara de ver al pasado)
Mientras que Leo se encontraba en el Olimpo con ella, Voldor y Melisa iban en dirección al castillo, para una vez allí hablar con los consejeros reales y solicitar la coronación de Voldor, esto con ayuda del sello real. Voldor se encontró entusiasmado por su llegada a la realeza y además por el trato hecho con Set; él, sin embargo, se mantuvo dudoso de si era en realidad funcionaria.
—Melisa, quería agradecerte por haberme ayudado antes y bueno… ¿cómo te sientes? —preguntó Voldor y se quedó viendo cómo reaccionaba.
—Primero, yo en realidad no te ayudé, mi magia no funcionó para nada… y me siento bastante bien, pero gracias por preguntar —respondió Melisa.
—Qué bueno que estés bien y no te menosprecies; tu ayuda, aunque no fuera del todo eficiente, me hizo sentirme apoyado —sonrió Voldor un tanto decepcionado por ver que no sentía nada por él.
—Bueno, eso no importa, ahora lo importante es que tu momento de resaltar por fin ha llegado, así que procura no arruinarlo —bromeó Melisa.
—Sí, no te defraudaré —contestó Voldor.
Voldor y Melisa entraron al castillo sin mayor tropiezo. Después de todo, el número de soldados y caballeros de Tifanía había bajado bastante, por ello las defensas del castillo consistían en una puerta forzada y su custodia en un montón de cadáveres. Dentro de poco llegaron a la sala real; allí vieron un grupo de individuos reunidos por alguna razón; esto le causó curiosidad a Voldor, por lo cual fue a investigar sobre el asunto.
—¿Qué sucede aquí? —preguntó Voldor, curioso.
—Nada de tu incumbencia, así que puedes retirarte —respondió con descaro uno de los presentes.
—Lo siento, pero aún no me pienso ir; antes debo hablar con los consejeros reales —proclamó Voldor.
—¿Así y con exactitud, que se supone que debes hablar con nosotros? —preguntó con descaro uno de los presentes.
—Yo he venido a reclamar mi puesto como rey —manifestó Voldor.
—¿Y por qué alguien como tú merece ser rey? —preguntó el mismo individuo.
—Yo tengo en mi poder el sello real —proclamó Voldor.
—¿Qué, el sello real?, déjame verlo —ordenó el mismo individuo.
—Aquí tienes —mostró Voldor el sello real.
Por un momento todos conversaron en voz baja, mientras que se pasaban de mano en mano el sello; parecía ser que veían su validez o quizás decidían si Voldor era o no digno del puesto de rey. De igual forma llegaron a una decisión y procedieron a compartirla con Voldor y Melisa.
—Primero, mi nombre es Teorio y soy el consejero en jefe de la realeza, efectivamente, este es un sello real auténtico, por lo cual según las antiguas reglas tienes el derecho de convertirte en rey, sin embargo, esa regla es factible si el rey anterior te lo otorga frente a todos, por tanto, el hecho de que tú te conviertas en rey sin cumplir con el procedimiento causará furor a lo largo y ancho de Tifanía, por lo que para tomar el puesto en estas condiciones deberás dar una buena charla que motive en los ciudadanos el deseo de convertirte a ti en rey, ¿aun así quieres arriesgarte a que todos te odien?, recuerda que los soldados de la ciudad fueron en su mayoría asesinados y los restantes están en deplorables condiciones —explicó el llamado Teorio.
—Sí, no hay por qué temerle al fracaso después de todo: "Si nunca fracasas es porque nunca has intentado nada" —dijo Voldor seguro de sí mismo.
—Bien, procederemos a dar un anunciado público para dar paso a tu proclamación —indicó Teorio.
Teorio, junto con el grupo de consejeros, tocaron las campanas que indicaban que sucedía un evento; esto llamó la atención de los ciudadanos restantes en la ciudad, haciendo que todos se reunieran a las afueras del castillo para escuchar con atención lo que anunciarían. Teorio salió al frente y procedió a anunciar el nuevo rey.
—Los he reunido a todos aquí, para decirles que el rey Martín ha caído preso de su inmundicia, lo cual lo ha guiado a su propia muerte, por eso ahora quiero anunciar que a partir de hoy habrá un nuevo rey… y su nombre es Voldor Benedito —proclamó Teorio ante todos.
Los ciudadanos se quedaron perplejos ante esa proclamación. Para algunos era una sorpresa que les dijeran que Martín estaba muerto, para otros era familiar el nombre de Voldor (los que lo escucharon de antes) y para todos era sorpresivo ese anuncio de que habría un nuevo rey. Por su parte, Voldor salió al frente listo para presentar su rostro frente a todo su público; una vez ahí anunció su cometido.
—Yo soy Voldor Benedito y he llegado aquí donde me ven gracias a mi esfuerzo y convicción; yo asesiné al asesino del anterior rey Martín, hablo de Thanatos, por eso y por ser poseedor del sello real que antes le pertenecía a Martín… quiero convertirme en su nuevo rey y de ser cumplido mi cometido planeo acabar con las burdas tradiciones inculcadas por Martín, además considero su protección la más grande necesidad, por eso si me convierten en su rey, su protección será mi deseo primordial y lo cumpliré como planeo cumplir las normas, sin falta y con la severidad justa —pronunció Voldor su discurso.
Esas palabras fueron seguidas de un silencio agobiador, eso debido al discurso dado por Voldor, sin embargo, fue compensado por un, aunque tardío, bastante fuerte grito de ovación, porque aunque era repentina la aparición de Voldor, era algo que los ciudadanos habían deseado desde antes, por lo que, aunque no hace falta decirlo, la proclamación de Voldor fue más que un plan, una realidad; Voldor era el nuevo rey de Tifanía o por lo menos estaba cerca de serlo.
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Editado: 12.09.2024