Capitulo 4

Cassie tras unas horas de reflexión, tranquilizarse por la pesadilla de hace un momento, acariciar a su peludo amigo que la seguía a todos lados y practicar su magia a baja escala, recogería todas sus cosas que tenía para luego bajar a la recepción donde Elías la estaría esperando. Cassie llamo al chico quien en un momento fue con ella y juntos salieron del hotel.

El dueño del hotel y poblanos se encontrarían fuera del hotel, confundidos por como de la nada creció un árbol de alrededor unos 50 metros de altura y 10 de ancho enfrente a este hotel. Cassie y Elías salieron desapercibidos y tranquilamente por la entrada mientras la gente se centraba en el árbol mientras llegaban los leñadores del pueblo para talarlo y tirarlo del camino.

Ya fuera del rango de los poblanos reunidos frente al hotel, Elías le da una leve palmada a Cassie en su espalda, en reacción la chica mira a Elías quien con una cara de confusión lo miraría a los ojos y luego volvería a dirigir su mirada al camino. El chico se sentía incómodo por tanto silencio entre ellos dos, tenía la curiosidad de que fue lo que exactamente sucedió en su sueño que hizo para que sus hechizos fueran lanzados y provocado algo de catástrofe en el hotel.

-Sé que tienes la curiosidad de que es lo que me sucedió en el sueño Elías, se siente a millas de distancia y aparte de que no eres mucho de estar callado, solo dime lo que tengas que decir y te responderé con la sinceridad más posible. – Dijo Cassie mientras de su mochila sacaría la cantimplora que guardaba, abriendo su tapón con cuidado y lentitud para luego darle un sorbo, parar de caminar y agacharse para servir un poco en su mano y dársela al zorro. Que este se acercaría a ella y bebería de su mano.

Elías aun incomodo, no podría hablar o armar una palabra, rascando su cabeza y mirando a todos los lados posibles mientras seguía formulando la pregunta en su cabeza o lo que tendría que decir en su mente, para cuando ya tendría lo que diría Cassie se levanta y lo mira.

-Lo que me sucedió fue que tuve un tipo “pesadilla”, más que pesadilla fue un mal recuerdo. Si recuerdas que te conté que mi padre me encontró en el bosque cuando era un bebe, o una niña. Fue un mal recuerdo de ello. Siempre vivo con esa, imagen y ese horrible sentimiento en mi interior de que fui abandona en el bosque. Y es que lo peor puedo ver la figura de una mujer dejándome en un montón de hojas mientras ella escapaba. – Decía Cassie mientras se acomodaba su mochila y luego caminaría en dirección a una de las salidas del pueblo.

Elías aun la seguiría, rascándose aun la cabeza por ese mal sentimiento que lo rodeaba, dándole no que otro escalofrió mientras aun el silencio lo invadía por dentro.

-Cassie, dime la verdad. ¿Qué planeas hacer en este viaje que tienes? –

La chica suspiraría para nuevamente detenerse, justo solo a unos metros de la salida del pueblo. Voltear a mirarlo y lo mira directamente a los ojos, una mirada penetrante y sin sentimiento, que te devoraba por como esta se expresaba con solo los iris. – Este viaje es para recuperar a mi padre, sabes que fue inculpado sin razón alguna porque es un mago, al igual que yo. Y este viaje implica muchos riesgos, todos serán causados por mí, no me importa romper la ley de la que nos manda el reino. Recuperare a mi padre a toda costa solo porque él me dio todo, me enseño todo lo que se hasta ahora y me dio el cariño de una familia verdadera, no de una que me abandono. – En eso el silencio nuevamente invade el espacio entre ellos dos, ambos se miraban a los ojos para luego la chica bajaría la mirada y volvería a mirar al chico. – No tiene sentido que me quieras seguir o acompañar, no te puedo ofrecer nada como recompensa, aparte de que, parece que te las apañas bien aquí. – Dice la chica para luego darle una caricia en su hombro y luego darse la vuelta y caminar directamente a la salida.

Elías miraría como la chica se alejaba de él poco a poco, sin poder armar una palabra, ni si quiera un sonido para despedirse de ella, solo observaría como se alejaba de él. Al cruzar la chica la salida del pueblo y no mirar hacia atrás, el chico igual se daría la vuelta en dirección al hotel de antes.

Las horas pasaban mientras Cassie caminaba por los bosques y prados del bioma, sin descanso ni paro alguno, caminaba y caminaba por su largo camino, junto al zorro que nunca se despegaba de ella. Al caer la noche, buscaría un buen sitio para poder hacer una fogata y dormir junto a ella, donde el zorro igual se acostaría apegada a ella.

“¿Está dormida? Checa sus cosas, seguro tiene algo de valor” “Átala, no quiero que se despierte” “No tiene nada, ¿Qué hacemos con ella?” Susurros, cerca de ella, poco a poco abriría sus ojos y se encontraría a ella misma amordazada y atada de brazos y pies, apoyada a un árbol. Cassie en un intento de liberarse, llamaría la atención de los ladrones que la emboscaron en el bosque, mirándola y acercándose a ella.