Gregos
Había pasado casi dos semanas desde que llegué. Se sentía diferente, recibía calor de hogar, atenciones por parte de mi madre, convivía con mis hermanos. Sin embargo, algo faltaba.
Ver a mi familia fue reconfortante. Mi papá ya estaba fuera de peligro, aún se encontraba hospitalizado. Recibía una buena atención, me encargue de todo lo referente de la empresa.
El negocio familiar se había expandido. Ahora la empresa ganadera, era conocida a nivel nacional, y pronto se expandiría por parte de Latinoamérica. Mi padre quería que yo me encargará de todo el manejo, ser el gerente de la empresa en un futuro.
Yo, sin embargo, no quería seguir sus pasos. Lo admiraba, pero no era el camino que quería tomar. Decidí estudiar derecho, elegí esa carrera. Y quería ejercerla.
Abril por otro lado, ignoraba mis mensajes. La llamé dos días después de aterrizar, y solo discutimos. No aceptaba que me fuera de un momento a otro, que dejará de estudiar faltando poco.
Antes de partir de Barcelona, hablé con el Rector, solicité el permiso. Luego me dieron la opción de agilizar mis exámenes finales, accedí de inmediato.
No podía irme y abandonarlos de nuevo.
—¿Estás bien? Te he visto distraído los últimos días. —Tan obvio era.
—Abril no me contesta las llamadas. —Era en parte la verdad.
—¿Le explicaste que mi papá estaba mal? —Asentí pensativo—. Entonces no le veo lo malo, te responderá, sé paciente.
—Si, estoy esperando que papá se mejore para irme a Barcelona. —Frunció el ceño.
—¿Piensas volver? Tadeo está fuera, tu mamá no puede sola y yo ya hice mi parte Gregos, no me haré cargo de algo que a ti te corresponde. —Estaba enojado—. He truncado parte de mis sueños para que tú cumplas los tuyos. Eres mi hermano y te quiero, pero no puedes seguir evadiendo todo.
—Lo sé. Pero tengo asuntos pendientes allá, tengo que regresar a entregar las llaves de mi apartamento, tengo que vender algunas cosas o encargarlas. —Y despedirme de Abril, si ella ya no quiere esperar… —Gracias, nunca te lo dije. Pero agradezco todo lo que hiciste todo este tiempo.
—Somos familia, y siempre estaremos para apoyarte. Y eso es lo que te tiene así o el ver a Aria el otro día removió algo. —Y ahí tocaba ese tema que tanto repelaba.
—No la vi bien, estaba de espaldas. Y eso ya es pasado, cuándo dejarás de mencionarla.
—Somos amigos. La quise Gregos, fui sincero hace años contigo. La cagaste, y tú no estuviste cuando ella se derrumbó…
—No quiero detalles, la dejé atrás. La amé, ahora estamos en caminos diferentes.
—Sabes, ella no sabe que estás aquí. Se lo iba a decir ese día en el bar del hotel, pero tenía prisa.
—Seth lo sabe, seguro ya se lo dijo.
—Quién sabe.
—¿Qué quieres decir? —¿Qué insinuaba?
—Son mejores amigos, tal vez para no alterarla no se lo dice, o yo que sé. Ese día que lo vimos estaba raro, como si no le gustara que regreses. Evadió preguntas de ella, me pareció raro.
—No veo lo raro. Él es más amigo de ella, es entendible. Y él tiene sus cosas con Valentina.
—Si, eso supe.
Escuchamos la puerta abrirse, y sentí olor a comida. Mamá.
—Traje comida. —Se le veía más animada ahora que papá estaba mejor—. Tadeo se comunico conmigo esta mañana, vendrá al terminar el curso. Se escuchaba preocupado.
—Seguro querrá que lo recoja al aeropuerto, hablare con él más tarde.
—Vi a Seth salir del mercado con Aria, no sabía que ya estaba de regreso.
Y ahí de nuevo esa incomodidad, esa espina que creí arrancar hace años.
—Sabes Greg, nunca me contaste porqué terminaron. Es una buena chica, y muy bonita.
—Iré a descansar, me hace falta recuperar sueño. —Seguía escuchando sus murmullos al terminar la escalera.
No quería hablar de ella. No quería desenterrar ese baúl de recuerdos.
Ya no dolía, pero generaba una melancolía que hace mucho deje de sentir. El verla me afectó, claro que sí. Detalle sus facciones, más perfiladas, la sonrisa genuina que pocos le conocían, su cabello más largo. Se veía hermosa.
Alejé esos pensamientos de golpe. Ella me odia, estaba seguro de eso. Después de todo, ambos nos herimos, yo más a ella.
No conservaba ningún regalo, ninguna foto, todo lo deseché antes de mi viaje a Barcelona.
Quise arrancarla de mi mente, borrar conversaciones, iniciar de nuevo, de cero.
Y lo logré…
Y por eso aquí estaba, en el hotel que la vi preguntando algún número para contactarme. Llevaba más de horas insistiendo a recepción algún dato, solo dijeron que se había quedado dos días y no podían brindar ningún número.
Me sentía como hace años, ansioso, por querer saber cómo está.
¿Qué tiene ella que me trae vuelto mierda de nuevo?
Aria.
Tengo que dejarte atrás…
Detuve mi andar al escuchar mi móvil sonar. Abril.
—Preciosa por fin me contestas. —Un suspiro me respondió—. Abril…
—Te extraños Gregos. ¿Tú… vas a volver?
—Si, aún no sé la fecha. Pero voy a volver.
—Vale, cuídate. —Detuve mi caminar al ver a la chica que buscaba salir del mercado. —¿Cómo está tu papá? En tu último mensaje decías que estaba fuera de peligro…
Dejé de escuchar a mi chica, estaba jodido. De nuevo.
—Te llamo luego, te quiero. —Colgué, no le di tiempo a responder.
Aria, Aria, Aria.
Ella estaba con el celular en el oído, se reía, sus hoyuelos se marcaban levemente. Es hermosa. Su cabello estaba sujetado en una coleta alta, vestía un vestido gris largo y zapatillas. Seguía siendo fanática de ellas, juraba que sí.
Me acerqué poco a poco, tenía cierto temor a su reacción. No la veía hace mucho y aún podía odiarme, o algo peor. No me había perdonado.
No importa. Necesito verla, oírla, sentirla cerca…
Y de nuevo apareció esa incógnita. ¿Quiero remediar lo de años atrás? ¿Aún hay posibilidad de estar juntos? ¿Aún la amo?
Todo se esfumó a verla sonreír a la persona que estaba acercándose. Detuve mis pasos y mi respiración. ¿Sería posible?