Renata.
Es la primera vez que voy a New York, y no de turista precisamente. Mi mamá ya había venido aquí, por temas de trabajo, compromisos, campañas, eventos, etc., Pero no creo que conozca mucho la ciudad tampoco. Así que será como una primera vez para ambas.
"Una nueva aventura esta por comenzar y algo me dice que será muy pero muy larga."
Esto será como una odisea.
Habíamos acabado de instalarnos en la suite, había dejado las maletas despilfarradas por toda la sala, y estaba por darme un delicioso baño de espuma, en ese tan provocativo y tentador jacuzzi. Mi mamá había acabo de bajar al Spa, para tomar su más anhelado masaje de perlas, Cuando el teléfono me suena.
— Al menos pudiste haberme llamado para despedirte, ¡ingrata, mala amiga!
— ¡Hahaha! calma ventarrón, — me río por su irritación tan exagerada. —.Ya pareces mi madre, haciendo shows por todo. Y para tu información, ¡buenos días!, ¿como estas?, —la educo, provocandola divertida.
— Esto no es un show y lo sabes bien, Renata Paz. —Me ignora y continua su repertorio—. Me dijiste que te ibas, y cuando eso pasa, ni me llamas para despedirte como debe de ser. ¿Qué clase de amiga hace eso?
—Ya lo sé, Jesse. ¡Perdóname!, lo siento, de verdad. Pero ya sabes cómo es la vida con mi madre, todo pasa tan rápido y sin previo aviso. Un día estas en un lugar y al otro día en otro, y así. Ya desearía yo independizarme y emanciparme de ella de una vez. Y tenía tantas cosas por hacer a última hora, que me olvide por completo, esa es la verdad. Nunca te miento, lo sabes bien.
—¡Ok!, te perdono pero con una condición...
—¿Cuál?, Y ya te digo, no me pidas un macho porque eso no va a pasar ni en un millón de años. ¡Vale!
—Lo dijiste tú, no yo, que sepas —hace una pausa —. Aunque no estaría mal. ¿Hace cuánto que no sales con un chico, Renata? ¿Ya hiciste la cuenta?
La verdad es que si, y tengo grabada en mi memoria el tiempo que llevo sola. Pero ahora no quiero pensar en eso.
sacudo mi cabeza con fuerza, de esos pensamientos
— ¡Hola, Renata! ¿estás ahí? ¿Hola, hola?
— Si, Jesse, aquí estoy.
— Bueno, te decía, que me prometas que no te olvidaras de enviarme muchas fotos, de ese paraíso, quiero saberlo todo. Viajar a través de ti, De todos los lugares que visites. Como en el Time Square, en el central park, museo de cera, la estatua de libertad. ¡ah! Y lo más importante no dejes de visitar, y hazme video si puedes de la Tienda de Harry Potter, hazme sentir como en "Ollivanders." Y de paso me vas comprando el regalito.
— Oh, que exigente la señorita ¿se le ofrece algo más?, digo, solo para hacer lista nomás.
Ya sabía yo, que me iba a pedir algo así, pero yo lo haré con mucho gusto, además de que yo también amo a Harry Potter. Yesenia a estado conmigo desde la escuela, estudiamos juntas, hasta que tuvo aquel accidente, que la dejó postrada en una silla de ruedas. Pero ella es el mayor ejemplo; de fuerza, valentía y superación. Sus artesanías, y manualidades, su Amor por el arte, la ha ayudado, la ha llevado a hacer charlas, empezando por nuestro instituto. Ha contado su historia en diferentes medios, ha sido un ejemplo a seguir para muchos niños y adolescentes. Incluyéndome a mí. Tiene su propia tienda virtual, y ha crecido en las redes de una manera descomunal. Pero eso es lo que menos importa.
Nunca ha dejado apagar esa luz, ni en las peores circunstancias, sus ojos verdes esmeralda, brillan aún más de esperanza y entusiasmo. El golpe en la cabeza la había dejado ciega por unos meses, si mal no recuerdo, por un año. La operación fue compleja, pero ella la supo librar, lucho por vivir hasta el último instante, y al final fue todo un éxito, y lo logró.
Mi mamá se había ofrecido a costear la cirugía, a pesar de que su familia se había negado al principio. Pero yo por ella soy capaz de todo, y no les quedó más remedio que aceptar.
Esa alegría, esa luz que irradia y esa belleza que la ha caracterizado, siguen ahí, aunque las marcas de sus cicatrices solo se hayan desvanecido un poco, con el tiempo. Su cabello castaño, largo, abundante y con ondas. Amo su cabello, no como el exiguo que es el mío, de tanta tintura que me pongo.
—¡Claro que sí, amiga! cuenta con eso. Ahora me voy a alistar para ir a la playa un rato. ¡Nos vemos! Te llamo luego... oye, te quiero siempre, mi gatita Guerrera. No lo olvides, ¡vale!
—Y yo a ti, loquita.
Después de tomar mi maravilloso baño de espuma, me dirijo a la habitación a buscar entre el follón de ropa que tengo en la maleta, si es que encuentro algo que ponerme. Busco mis bañadores que compramos en DellAqua Boutique.
Necesito recibir algo de sol, y ya es tarde. Son las tres de la tarde, tengo que aprovechar que a esta hora empieza a bajar un poco el sol, y no esta tan fuerte.
Mientras camino por la playa, veo que aún hay demasiado turista y niños pequeños metidos en el mar, me pregunto si no estará tan fría el agua. Me tuve que poner el bloqueador yo sola, porque no encontré a mi mamá por ningún lado, y estoy segura que voy a terminar con la espalda quemada, rostizada del sol.
Me tomo un granizado de limón. ¡Mmm, delicioso!, quiero otro.
Me dirijo al bar de nuevo, cuando me topo con mi mamá de frente.
— ¿Dónde estabas? te estuve buscando por todos lados. —dice.
—Y yo te estaba buscando a ti, recién salgo de la habitación, en realidad, hace como veinte minutos más o menos ¿Dónde estabas tú?
—Ven, yo te cuento.
Y me arrastra hasta el otro extremo de la playa donde había alquilado una tumbona, también llamada "camas balinesas de madera", no es tan grande. Apenas para las dos, parece un dosel. Pero Bueno, estamos hablando de Reina, "siempre diva y costosa"
— Haber cuéntame, desembucha, ¡ah!, pero colócame el bloqueador en la espalda, por favor, no pude yo sola.