Narra Benjamín
Alai llegó con una caja de empanadas, agarramos una manta, unas cervezas y bajamos a la pista.
—Voy a extrañar nuestras noches viendo las estrellas —suspiró.
Quisiera decirle que me gusta desde el primer momento en el que escuché su risa. Quisiera decirle que me di cuenta de que la quería cuando nos quedamos encerrados en el ascensor y cantamos I’m yours. Quisiera decirle que descubrí que la amaba cuando empezamos a compartir tiempo juntos y a conocernos de verdad… pero no podía, no podía arriesgar la amistad que habíamos construido en este tiempo confesando mi amor y tampoco podía hacer esto con Lucas en coma.
—Ya volveremos a hacerlo cuando vuelva —di un mordisco a una empanada de carne.
—Necesito contarte algo que me está pasando... Algo que siento —evitó mi mirada y empezó a comer la empanada a cachitos —Me pasa que por un lado quiero que seas feliz, que Delfina te haga feliz, que conozcas mundo, que crezcas profesionalmente... Pero también, por el otro lado, te quiero acá al lado mio... Es triste porque acá estás mal pero es como que te necesito demasiado y sin vos... Estoy más triste todavía.
—Tenés que vivir vos también.
——Voy a pedir una excedencia en el trabajo —. Me contó sin dejar de mirar el cielo —. Quiero irme a Mardel y quiero escribir. Estoy con mi novela y creo que me va a hacer bien centrarme en eso. Ya puse en venta el apartamento, así que con esa plata, con la herencia de mis abuelos y mis ahorros tengo para un tiempo largo.
—Deberías hacerlo. Tenés que intentar hacer cosas para no vivir encerrada en el hospital y Mardel siempre te hace sentir mejor.
—Supongo qué es la playa —sonrió.
Después de comer las empanadas y beber algunas cervezas, nos tumbamos mirando el cielo. Se estaba nublando, parecía que iba a llover pero no nos importaba demasiado.
—Sos muy linda —le dije mientras la miraba y enseguida se quedó mirándome a los ojos y me sonrió —Me pasan muchas cosas cuando te veo, aunque no quiera sentirlo... —solté sin pensar.
—A mi también me pasan cosas que no querría que me pasen —contestó y me tembló todo el cuerpo.
—¿Estamos hablando de lo mismo? —pregunté sorprendido y nervioso. Yo la miraba pero ella seguía mirando el cielo.
—Supongo que si... Estamos hablando de qué sentimos cosas el uno por el otro y que no está bien... Supongo que puede ser culpa del dolor, nos aferramos el uno al otro, y debe ser eso... Por eso está bien que te alejes de mi.
—¿Crees que no es real?
—La verdad es que todo el tiempo que compartimos juntos a mi me hizo mirarte y conocerte de otra forma… Y no sé pero cuando te fuiste empecé a extrañarte mucho, a pensar en vos más de lo normal y a necesitarte… y cuando te volví a ver y te abracé sentí tantas cosas que no puedo explicar... —. Entrelazó su mano con la mia —. Estoy muy confundida con lo que siento por vos y de verdad te pido perdón, porque no quiero arruinar nuestra amistad por tonterías que me están pasando por esta situación. Estoy confundiendo sentimientos. La tristeza me está haciendo aferrarme a vos y mirarte de una forma que no está bien, pero es pasajero, lo sé...
—Yo creo que lo mio no es pasajero, Alai... Yo te quiero hace mucho....
—¿Hace cuanto? —me miró.
—Desde que escuché tu risa en aquel boliche de Mardel —confesé.
—Imposible —miró al cielo —Siempre me gustaste... Después dejé de pensar en vos porque estabas con Lucas pero siempre te miraba de forma diferente. Cuando nos quedamos encerrados en el ascensor, hace unos años, — sonreí y me rasqué la cabeza —, te va a parecer una tontería, pero mientras cantábamos supe que te quería —. Solté una risa nerviosa y ella me volvió a mirar —. Y cuando empezamos a compartir tiempo juntos, a raíz del accidente, empecé a ver que no sólo te quería, sino que te amaba. A día de hoy sé que no se me van a ir estos sentimientos.
—¿Me estás hablando en serio?
—Totalmente.
—¿No sentís culpabilidad?
—Mucha pero eso no cambia que te amo —me acerqué y la besé.
No podía creer lo que estaba haciendo pero necesitaba darle ese beso. Fue corto pero no se apartó de mi. Empezó a llover y aún así nos quedamos quietos. Ella seguía con los ojos cerrados y a mi me temblaba todo el cuerpo.
—Me tengo que ir —abrió los ojos de repente, se levantó y casi salió corriendo.
—¡Alai, por favor! —salí detrás de ella.
Empezó a llover más fuerte, se detuvo y yo me quedé a unos metros de distancia.
—No me puedo quedar con la duda —dijo cuando se dio la vuelta y se acercó a mi casi corriendo, dio un salto y me rodeo con sus piernas.
Esta vez fue ella la que me besó pero no fue un beso como el mío, corto e inocente... Su beso era intenso y pasional. La lluvia caía con más furia encima de nosotros, mientras nuestras manos jugaban a perderse por el cuerpo del otro y nuestros labios encajaban de forma perfecta. Creía estar viviendo un sueño mientras la besaba pero era real y no podía parar. La deseaba, la quería, la amaba... y en ese momento no me importaba nada más que ella.
No quería hacer nada que pudiera acabar con ese momento, así que me daba igual que estuviera cayendo sobre nosotros el diluvio universal. Dejó de besarme y me miró a los ojos. Sin soltarla, me metí en el taller, la apoyé en el capó del coche que tenía más cerca y volví a besarla pero en ese momento se detuvo.
—Esto está mal... Muy mal —empezó a llorar, me apartó y subió hacia mi apartamento.
Narra Alai
Cuando me encerré en el bañó empecé a llorar, sentía mucha angustia y dolor. Ese beso me había confirmado que sentía amor, pero tenía miedo de que existiera una mínima posibilidad, de que no fuera así, sino producto del dolor. Además, la culpabilidad por Lucas se hizo presente después de que me alejara de los labios de Benja y ese sentimiento de que lo estaba traicionando era más fuerte que cualquier cosa. Benja me hablaba del otro lado de la puerta pero yo no quería salir, sentía vergüenza... Pero también sentía amor y tenía muchísimo miedo.