Me considero una persona muy organizada, algunos me acusan de perfeccionista y estructurada, pero solo quiero que las cosas se hagan como deben ser, sin inconvenientes ni imprevistos, según mi modo de verlo, todo debe salir acorde al plan... Esa era mi escueta y aburrida vida antes de él, seguir un camino determinado que alguien más había planeado por mí, sin ánimos o siquiera posibilidades de pensar en un futuro propio y ni hablar de sueños por cumplir...pero su llegada cambió todo, para abrirme los ojos y hacerme despertar. Nadie vivirá mi vida por mí, solo yo puedo hacerlo...
El verde de los árboles, el sol brillante y la reconfortante brisa me acompaña mientras camino por las calles rectas de la ciudad, como de costumbre salí de mi casa sesenta minutos antes de la hora en la que debía comenzar la entrevista, para así poder evitar cualquier tipo de impedimento que me obligue a llegar tarde, una de las pocas cosas que no tolero, es la impuntualidad, así que debía seguir esa creencia al pie de la letra.
Tenía una buena impresión sobre esto, trabajar en la casa de una familia de famosos empresarios ayudaría demasiado con la renta de la casa, y muchas otras cosas que mi familia necesita. Si logro conseguir este trabajo, podré garantizar estabilidad económica y no tendré que preocuparme más por el dinero. Puedo hacerlo. Me alenté a mi misma mientras seguía caminando por las largas veredas al tiempo que respiraba profundamente.
Por más que mi moral me lo reproche, no puedo evitar pensar que los miembros de esta familia sean arrogantes, egocéntricos y manipuladores, son empresarios ridículamente millonarios después de todo, no puedo evitar hacerme una primera impresión diferente a esa, pero me mantendré al margen, no soy quien para juzgar a nadie, tal vez me lleve una sorpresa.
El celular en mi bolsillo vibró dando señales de un mensaje, sonreí al ver que se trataba de Destiny "Buena suerte en la entrevista Diddie, aunque sé que no la necesitas. Te quiero montones-Destiny" Realmente agradecía tener una mejor amiga como ella en mi vida, junto con Kevin, habíamos pasado demasiadas cosas juntos y siempre estuvieron ahí para mí, lo único que puedo reprocharle es ese ridículo apodo, a pesar de que con el paso del tiempo le tomé cariño.
Llegué a mi destino minutos después, respiré hondo y me arreglé por una última para verificar que mi apariencia estuviera perfecta antes de tocar el timbre de la gigantesca mansión que tenía por delante, la cual logró dejarme sin aire por completo, jamás había visto algo así en mi vida. Era verdaderamente hermosa y sí, seguramente mucho más costosa de lo que podría llegar a imaginar.
- ¿En qué puedo servirle?- dijo la voz de una mujer del otro lado del portero
- Soy Caddie Duval, vengo por la entrevista de trabajo- respondí rápidamente
- Claro, tonta de mí, hablamos ayer por la mañana-
- Si, esa soy yo-
- Perfecto, pasa- Abrí la reja luego de que el sonido chillón del portero me diera el paso para entrar.
Una señora de aproximadamente unos cincuenta años con pelo canoso y ojos amables me dio paso al salón de entrada ¿Es posible que parezca aún más grande y elegante por dentro? Definitivamente. Lo que más captó mi atención fueron las largas escaleras ubicadas en el fondo de la sala, eran absolutamente hermosas y combinaban perfectamente con el piso de mármol blanco que completaba el estilo del lugar.
- Señorita Duval, la esperan en la oficina principal. A su derecha- indicó la señora ¿Principal? ¿Acaso había más? Claro que había más, si de seguro tiene un precioso subsuelo y una gran terraza para morirse. En serio me estoy preguntando cuantos metros cuadrados tiene esta casa.
- Muchas gracias- contesté pasando por desapercibido mi notable asombro y me dirigí hacia la puerta que tenía a unos metros de distancia. Toqué la puerta suavemente y tomé el pomo de metal cuando me contestaron con un leve "Pase".
- Buenos días, soy Jessica Nicolson, estaré entrevistándote hoy- me sonrió una chica que parecía tener unos veinte y cinco años mientras me tendía la mano a modo de saludo. Le devolví la sonrisa y el gesto con gusto, de alguna forma extraña me trasmitió una buena energía.
- Caddie Duval, mucho gusto-
- Siéntate Caddie por favor ¿Te ofrezco algo de tomar?-
- Muy amable pero me encuentro bien, gracias- respondí mientras tomaba asiento en una silla del otro lado del escritorio.
- De acuerdo. Dime Caddie ¿Qué te trajo aquí hoy?- preguntó al tiempo que entrelazaba sus manos por sobre la madera del escrito, adoptando así un aire profesional.
- He descubierto que necesitan ayuda para mantener la casa en orden, una persona que se encargue de las tareas cotidianas de limpieza y cocina- respondí de forma segura.
- Estas en lo correcto. Karen, la amable señora que te atendió en la puerta, está en su último día de trabajo. Me temo que con urgencia precisamos de alguien que pueda encargarse de su puesto-
- Entiendo, pues creo que puedo llevar a cabo el trabajo de la manera ideal. Además ¿es cierto que necesitan una maestra de apoyo?-
- De hecho sí, mis hermanos necesitan ayuda en algunas materias como literatura, geografía e historia- confesó.
- Estoy perfectamente capacitada para asistirlos. Tienen alrededor de ocho años ¿verdad?-
- Si, son unos diablillos mellizos de ocho años- no pude evitar notar que le brillaron los ojos cuando habló de sus hermanos. Iba a contestar cuando la puerta de detrás mío se abrió dando paso a un chico rubio sin camiseta, que por no exagerar, parecía recién salido de una agencia de modelos llamada "chicos de tus sueños", mi mirada cayó involuntariamente en su expuesto abdomen aunque la quité de inmediato. No seas guarra Caddie. Me gritó mi consciencia, pero es que no podía evitarlo, era demasiado hermoso para calificar como habitante de este mundo. Centré mi mirada de vuelta en Jessica y me sonrojé sin poder evitarlo.