JUNIOR
Bajo del auto y me quedo de pie en la puerta del lado del acompañante esperando a que aparezca, llevo diez minutos esperando y solo espero no se haya ido, no sé a qué hora sale o si llegue tarde. Mis dudas se desvanecen al verla salir por la puerta concentrada en su teléfono, cuando se gira a cerrar la puerta su mirada se fija en la mía y la sorpresa no tarda en invadirla mientras se apresura a donde estoy.
—¿Que se supone que estás haciendo acá? No me gusta que sepan de ti.
—Vengo a buscarte bajita, no es obvio, tras el incidente de ayer y que básicamente te obligue a ir a arte dramático, me ofrezco a ser tu chofer todos los días —aclaro con una sonrisa.
—Estás loco —espeta sin apartar la mirada.
—Recién ahora lo notas.
Se gira hacia su casa y luego se gira hacia mi empujándome hacia la parte de adelante, me giro y suspira instándome a caminar, pero al no moverme vuelve a mirar hacia su casa.
—Sube a tu mugroso auto y vámonos —susurra y con una sonrisa rodeo el auto para subir siendo imitado por ella.
Reviso mi teléfono leyendo la respuesta de Owen y arranco el auto rumbo a una escapada que no supone nada de clases aburridas o profesores renegados. Guardamos silencio durante todo el viaje, en el que ella se queda concentrada en su teléfono, en donde espero a que se dé cuenta que no nos dirigimos a la escuela.
—Este no es el camino —dice y me giro a verla con culpa—, Junior a donde me estas llevando.
—Un día diferente bajita, nada de clases hoy, vamos a divertirnos un poco —me giro hacia ella—, nadie nos va a extrañar por un día —vuelvo mi vista al camino—¿Aceptas o eres muy aburrida?
—Acepto —dice sin dudar mi sonrisa crece y golpeo el volante—, pero solo porque no quiero dar mi cara.
—Estoy de acuerdo, primera parada Bunker's.
—¿Que tienes con ese lugar?
—No podemos estar con hambre a donde vamos, necesitamos energía.
—Ya me das miedo, seguro no me mataras y tiraras mi cuerpo en algún lugar desolado.
No puedo evitar reír cosa que luego hace mientras giro en la esquina donde distingo el bar y estaciono. No tiene idea de lo que le espera, no tengo pensado nada pequeño para el día de hoy deberé más favores, pero valdrá la pena, todo por mostrarle a Maia que lo que sea esto me juego.
Apago el auto y veo como la duda comienza a invadir el rostro de Maia, agarro su mano y aparta la mirada del local para centrarla en mí, sonrió y tomo su mochila para arrojarla a la parte de atrás y bajar bajo su mirada. Me quedo mirándola en el interior donde su mirada no se aparta de la mía hasta que se decide por bajar y caminamos hasta la entrada del lugar.
Como es costumbre subo a la terraza siendo seguido por ella, hace tiempo no vengo un día entre semana por la mañana, a veces extraño estar tan cerca de este lugar, busco alguna mesa vacía ante lo lleno que está el lugar. Siento a Maia al lado mío y agarro su mano caminando hacia la parte más tranquila, entre la gran multitud de cabezas distingo el inconfundible pelo de Tobías, me acerco a la mesa y veo que esta con Lucas.
—¿Dejan de venir algún día? —pregunto sobresaltándolos mientras siento como la mano de Maia hace presión y se esconde atrás mío.
—No se supone debes estar en la otra punta en tu nuevo colegio —dice Lucas inclinándose para ver a Maia—. Hola Maia, se unen.
Tobías se corre de asiento y me siento a su lado mientras Maia con sus ojos bien abiertos no los aparta de ellos. Le hago una seña de que se siente junto a Lucas, no me siento culpable de haberle enviado un mensaje con el perfil de Instagram descargándome un poco ante la molestia que tenía, rendida y notando que no me voy a levantar se sienta tomando la carta y comienza a buscar, no podemos evitar reír al ver como su rostro comienza a sonrosarse.
—Dejen de reír —dice entre dientes mirándome, se sienta más recta con los brazos cruzados y encara a Tobías que no se percata de ella—¿Que hacen acá?
—Tiempo —dice Tobías mirándola bebiendo su café, Maia abre la boca mientras nosotros reímos.
—No te sorprendas es así con todos —dice Lucas restándole importancia—, estudiamos en frente y tenemos descuento de estudiantes ¿Ustedes?
—Nos tomamos el día —digo haciéndole señas a la camarera para que venga a tomar el pedido—, estamos retomando nuestra amistad —guiño un ojo hacia Maia quien mira para otro lado.
—Nunca fuimos nada, menos amigos, pero me lo debe —dice antes de comenzar a ordenar.
—Al menos le aclaras ese punto —dice Tobías tomando su mochila—, arriba friki, nos vamos.
—Pero aún no termino —se queja mientras toma su mochila—, fue un placer Maia, espero volver a verte —besa su mejilla antes de irse.
Tobías se acerca a Maia le susurra algo que le hace perder el color y abrir sus ojos con sorpresa, no sé qué le dice, pero no parece ser algo agradable, nunca sale nada bueno de la boca de Tobías al menos hasta que te tiene confianza, no dura mucho de su sorpresa hasta que desaparecen por la escalera y centra su atención en el menú.
—¿Estudiabas con ellos?
—Hace dos años, pero estábamos en el mismo equipo de futbol desde antes –siento un gusto amargo en la boca—, Lucas es un año más chico, se sumó al grupo cuando entro al equipo; Tobías es otra historia era un engreído y lo odiaba, pero Owen le dio un voto de confianza, el resto es historia.
Asiente y guarda silencio mientras aguardamos a que nuestro pedido llega, no aparto la mirada del campo donde alumnos recorren la pista de atletismo o la cruzan para ahorrar camino hacia el interior del edificio. No fue una idea fácil acceder a cambiarme y como Owen seguía en el equipo acepte hacerlo, ahora tener a Maia conmigo me hace saber que valió la pena. No la conozco y no pretendo ignorarla, me atrae y eso está más que claro, todos lo dicen no dejo de pensar en ella y está más que claro que quiero demostrarle lo mucho que me importa, lo mucho que quiero saber de ella y su vida.