JUNIOR
Soluciones fáciles a problemas complejos no existe, asumí que su rivalidad acabaría rápido, en su lugar salí dañado por los efectos colaterales que tiene de manipular. Solo un ejercicio, quería ayudarla, mostrarle que podíamos ser amigos más allá de no tener una relación íntima, me equivoqué, Aveline no es la persona que creí conocer en el pasado. Es dañina, absorbente y sobre todo dependiente, odio no poder ayudarla, pero necesito centrarme en lo que quiero y claramente ella interfiere en cada proyecto que tengo en mi vida, no puedo darle más ese poder, tampoco puedo abandonarla
Mi teléfono vuela por el aire cayendo en el piso alfombrado del arcade y no sé si tiene la pantalla destruida o aun funciona, pero es lo último que me importa cuando las imágenes se reproducen una y otra vez en mi cabeza. La mato, si le tenía algo de respeto ahora perdió toda pizca de cariño que tenía, Charles me observa tirarme del pelo mientras Alex intenta calmar a Ameli que tiene el rostro enrojecido, soy un hermano de mierda.
La princesa llora, el adoptado revisa mi teléfono y Alex está atento a cada cosa que provenga de mí. Impotencia, rabia y odio son lo único que siento cuando todo lo que quiero hacer es golpear todo lo que tengo cerca hasta dejarlo hecho añicos.
—Tenemos un trato –grita mi hermano cuando golpeo una máquina de carrera.
—Malo –grita mi hermana y caigo de rodillas al suelo intentando calmarme.
Respiro y contengo el aire intentando calmarme viendo los pies de mi hermano alejarse me enfoco en Alex de rodillas que abraza a Ameli cuyos ojos marrones me observan enrojecidos. Me siento contra la pared estirando mi mano a mi hermana que algo temerosa se aleja de Alex hasta dejarse caer en mis brazos y darme el mejor abrazo que puedo recibir, odio explotar delante de ella, pero hay veces en las que no puedo evitarlo y ver que ahora soy participe de sus juegos me hierve la sangre.
—No sirve –gruñe mi hermano guardando mi teléfono en su bolsillo.
—La voy a matar –digo apretando el cuerpo de mi hermana contra mí—, si no lo hice antes era por piedad.
Alex se acerca a mi hermano y con su teléfono supongo ven lo último que publico Aveline, intento ayudar a todo el mundo, la ayude infinidad de veces y sé que si le da una oportunidad a Maia ambas se llevarían bien, pero no, ambas son tan ciegas que no se dan cuenta de nada. No quería llegar a esto, la comprendo al decir querer robarle el trono recuperar la confianza que perdió y liberar todo el brillo que guarda para la oscuridad, no puedo ignorar el hecho que esto no lo hizo por vengarse de mi si no por Maia, es lo suficientemente lista para no atacarme directamente, aunque los efectos de su golpes sean redirigidos.
—Uno creería que con lo que paso no haría estas cosas –murmura Alex.
—¿Hablamos de la misma Aveline?
—Tiene demasiado odio para centrarse en otra cosa –separo a mi hermana para limpiar sus mejillas—, estoy bien me curaste.
Sorbe su nariz y sonríe dándome un sonoro beso en la mejilla, apoya su oído contra mi pecho asegurándose que estoy bien, Charles me muestra el teléfono donde las fotos no dejan de mostrarse en la pantalla. Se que en este estado no me van a dejar ir a ningún lado por lo que tomo el teléfono volviendo a ver las fotos de las vacaciones que pase con Aveline y Owen en Nueva York, no quiero seguir viendo, pero como el masoquista que soy lo hago.
Besándome con Aveline en una discoteca, recuerdo la recaída en vacaciones siendo posesivo alejando a cada uno que se le acercaba, acordamos que lo que paso no saldría a la luz ya que nadie más que Owen y su hermana lo sabía, ahora parece que lo sabe el mundo entero. Lo peor no es esa foto si no las que le siguen en donde prácticamente me veo desnudo con ella frente a un espejo; recostados en la cama; yo en la piscina con los labios manchados de rojo y la cabeza de Aveline metida en mi cuello... ni siquiera me atrevo a mirar las que siguen siendo más de lo mismo.
No sé en qué momento se dio el poder de subir esto, ni siquiera sé que busca conseguir, que digo, quiere alejarme de Maia solo soy el medio para un fin y no voy a dejar que me use. Aparto a Ameli poniéndola de pie y me incorporo acercándome al escritorio de donde tomo una de las sodas que trajo Alex intentando buscar una posible solución sin tantos efectos.
—¿Sería correcto que la llame? —pregunto viendo a los dos adultos que tengo delante.
—¡A Aveline! Estás loco –espeta Charles cargando a Ameli del suelo.
—Idiota, se refiere a Maia –lo corrige Alex golpeando su brazo—, déjala lo aclaras mañana, quizá no lo vio.
Esperar un día es demasiado, en un día puede pasar lo que sea y Maia no es como Aveline que da la cara, es capaz de esconderse y escapar de todo, no quiero que pase. Soy consciente que de hacer algo ahora puede perjudicarme, necesito calmarme y la única forma que encuentro a ello se encuentra en descargar mi energía, observo las fotos de nuevo sin comprendes realmente que tiene en la cabeza.
Cierro los ojos al sintiendo como mi cabeza martillea, necesito estar calmado y nada ayuda, dejo el teléfono a un lado viendo a Alex que se da cuenta de lo que me pasa, detrás del escritorio de mi hermano abre un cajón del que saca un pañuelo y las pastillas que no dudo en tragar cuando las tomo. Charles me observa asustado cuando al retirar el pañuelo de mi nariz se encuentra rojo, respiro apoyando mi cabeza en la pared intentando la pastilla haga efecto y detener la hemorragia de mi nariz. Odio este recordatorio de que todo lo que esperaba en el futuro no es más que un montón de fantasías que debo modificar, Charles saca a Ameli dejándome solo con Alex que no se aparta de mi lado.
—Necesitas relajarte Jun –dice en ese tono tranquilo característico suyo—, preocúpate un poco más por ti.
—Sabes cómo lo soluciono y simplemente no puedo –quito el pañuelo, apoyo mis brazos sobre mis rodillas dejando que mi cabeza descanse sobre ellos—, lo que necesito es correr o un saco de boxeo.