De manera inesperada el odio se había desvanecido, era como haber soltado una carga insoportable que solo llevaba para protegerme, sin darme cuenta de todo el daño que me cause e hice a otros, comencé a llorar y a pedir perdón, pero de pronto en medio de toda aquella libertad, me quede profundamente dormida, hacia mucho que no dormía tan profundamente, pero mi sorpresa fue que al despertar, estuviera en la habitación de una Clínica, como pude volví en si, ya con un nuevo pensamiento, a la expectativa de ese amor que me esperaba ¿quien seria capaz de ser tan paciente con un corazón en reconstrucción?
El dolor del golpe me mareaba todavía un poco ¿como era posible?. Fue allí donde entro la enfermera para ver mi condición.
- Señorita Braund soy la Enfermera Susan - era una hermosa latina, llena de amabilidad - no puede levantarse todavía de la cama, hace un momento cumplió las 24 horas inconsciente y necesitamos que se reponga. ¿Como se siente?
La verdad calle por un momento, porque Asia ya mucho tiempo que no disfrutaba el ser atendida por nadie, era tan soberbia que me cuidaba a mi misma olvidando el valor del ser amados.- Estoy mejor que bien gracias. Usted es una mujer muy amable, gracias por cuidarme y perdone las molestias causadas, pero confieso que disfruto su cuidado.
Ella sonrió llena de alegría, parecía que no recibía ese tipo de trato en aquel lugar, cuando de pronto, una voz poco conocida irrumpió desde la puerta de la habitación.
- Parece que necesitas golpearte la cabeza mas a menudo, nunca te había escuchado ser amable o agradecida con alguien.- Era un moreno alto de ojos negros y muy alegres, cabello liso, muy bien vestido, y educado.- No puedo creer que Verónica Braund tenga un acto de amabilidad con alguien, veo esto y creo que es real, el fin de los tiempos.
Ambos reímos. - Perdona, pero ¿como sabes quien soy? - pregunte con gran curiosidad.
El sonrió como si tratara de contener una carcajada. - ¿Te soy chistosa? porque déjame decirte que el dolor en mi cabeza dice lo contrario. - Intervine.
- No! lo siento, no quise reírme. es que realmente estoy feliz de haberte encontrado desmayada en Aquel parque, jamás pensé que volvería a verte en toda mi vida. - Mientras su mirada de esperanza brillaba, yo solo podía preguntarme ¿quien era el? Levante las cejas en señal de duda, y mi cerebro casi explota en medio del dolor al tratar de recordar su rostro.
- No te esfuerces por recordarme, se que no podrás hacerlo. Mi nombre es Paul Jackson, un pequeño amigo de la infancia a quien juraste olvidar cuando murió tu mamá, jamás olvidare el día que huiste de tu casa, solo teníamos 12 años, apenas empezábamos la escuela, y ya no estudiarías mas, recuerdo preguntarle a mamá ¿como podíamos ayudarte? y ella solo dijo amándola, por eso fui a llevarte una rosa blanca a la puerta de tu casa, pero tu me gritaste que te dejara sola, y juraste olvidar el amor, todavía mi corazón se entristece al recordar ese momento.- bajo la mirada con tristeza, nunca habría sabido todo el mal que hice, si ese día Jesús no me hubiere encontrado.
- Lo siento, perdóname, no supe aceptar la condición que atravesaba mamá, comencé a hacer culpables a todos los que me rodeaban, me sumergí dentro de mi misma para protegerme del dolor, sin darme cuenta de todo el dolor que cause a mi entorno, estoy muy arrepentida, perdóname, no merecías que te tratara así. Y ya que estamos rememorando momentos, ya te recuerdo, la verdad es que era una rosa muy hermosa, reaccione así porque me gusto y como ya no quería que nada me emocionara, tenia que apartarte de mi vida, mas la verdad es que gracias, fue un gesto muy hermoso.
Ambos sonreímos, asía mucho tiempo que no sabia lo que era tener una conversación amena, y la verdad es que la estaba disfrutando, hasta que por un momento la lógica interrumpió mi ilusión.
Altamente preocupada pregunte - Un momento enfermera, esta clínica se ve altamente costosa y la verdad es que yo no tengo para pagar esto, no se si examinaron en mis cosas, pero ni seguro tengo ¿porque me recibieron aquí?
Ella sonriendo miro a Paul.
- Tranquila fui yo quien te trajo a este lugar, no temas, yo me encargare de todo. Debo retirarme a una conferencia, pero permanece acá cuanto tiempo los médicos vean necesario, ellos tienen mi numero telefónico, si necesitas algo llámame. Espero que no vuelvas a huir de mi vida.
Al decir aquella frase al final de su elocuente respuesta, sus mejillas se sonrojaron, por lo cual bajando la mirada trataba de ocultar su rostro con algo de vergüenza.
Me dejo sin palabras su dulce acto, solo recordaba las palabras de Jesús en mi cabeza, cuando mi corazón quería enloquecer. Permanecí en aquella clínica por dos días, mientras me hacia estudios preventivos, nunca supieron que golpeo mi cabeza, pero lo importante es que yo si lo sabia, y estaba agradecida de que ocurriera.
Durante esos dos días, nunca estuve sola, Paul, siempre me visito, enviaba, flores y bellas cartas de bendición. No podía entender como alguien a quien le hice tanto daño, podía querer cuidarme así. Era algo muy especial volver a sentirme amada, no supe lo que me perdí, hasta que la Luz llego a mi vida.
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conoceras el verdadero amor., porque el amor jamas te dejara.
Editado: 08.10.2021