"¿Caos de concinencia?"
“segundo día de apocalipsis:
Diario de Christina.
Nos adaptamos lentamente a la casa de Liam, decidimos que iba a ser nuestro fuerte ya que ahí tenemos un techo, luz eléctrica, luz solar, camas cómodas y oportunidades de conseguir comida en áreas cerca.
Él es más animado de lo que pensaba y nos comunicamos muy bien entre todos al punto de que con menos de 24 horas y en estas circunstancias lo considero mi amigo. Por otro lado, está Alexander que se niega a tratar con él. A veces siento que su complejo de superioridad es un completo desastre sin sentido, y más ahora que nos han dado un asilo y él se comporta desagradable he indiferente con el chico.”
“primera semana de apocalipsis:
Diario de Christina.
Fuimos por primera vez a comprar suministros después de acabarnos lo que teníamos guardado en la casa, aprendimos que los infectados, como decidimos llamarles, son más sensibles a lo auditivo que a lo visual y eso nos da algo de ventaja al movernos.
Los chicos decidieron aprender por su cuenta cómo usar los cuchillos que saqué de la tienda de conveniencias mientras que Alexander se enfoca en su hacha y en cómo armar el rifle y disparar, aunque no lo hace.
El y Liam aprendieron a comunicarse de alguna manera sin hablar mucho, lo que me parece lindo.”
“tercera semana de apocalipsis:
Diario de Christina.
No tengo mucho que decir sobre este día así que vengo a contar cómo sobreviví a una manada de infectados con mi machete largo que cargo en la mochila como mi tesoro.
Iba caminando por la calle mirando a los infectados que había a cada lado, me di cuenta que mientras más lento y sigiloso caminas menos notan tu presencia.
Pues el muy hijo de puta de Alexander decidió que era momento de comenzar a joder e intentando huir de él pise una rama que extrañamente formo tremendo sonido he hizo que todos los de esa área se pusieran atentos.
Pude sobrevivir al igual que él por gracia divina llamada Liam, que nos ayudó con algunos disparos”
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– Buenos días – le digo a Bella que duerme a mi lado. Me acerco al borde de la cama e igualmente saludo a Ezra que duerme encima de unas mantas en el suelo.
Me levanto y me dirijo al escritorio para guardar el diario que está abierto en la página que escribí anoche.
Bajo las escaleras y a quien me encuentro es a Alexander aparentemente recién despierto con el cabello todo despeinado y en pantalones cortos sin nada cubriendo su pecho, lo que deja una clara imagen de su espalda desde donde estoy, imagen que no es para nada desagradable para mi desgracia.
Se voltea y automáticamente desvío la mirada a otro lado adentrándome a la cocina por un vaso de agua.
Siento como sus ojos me recorren con cada acción. No llevo suficiente ropa que me haga sentir la seguridad de siempre. Llevo apenas un short y un sostén de tiros por el calor.
– ¿Te ha parecido muy bonito andar así en una casa con un completo desconocido que nos apuntó hace apenas unas semanas con un rifle? – pregunta acercándose al lavabo del cual estoy cogiendo el agua en un vaso de cristal.
– Puedo hacer lo que quiera con mi vida, mi cuerpo y mi forma de vestir – le respondo con el mismo reproche con el que él me preguntó haciendo que me tome de la muñeca llevándome contra su pecho, volviendo a la escena en el pasillo de hace unos días. – fuiste, eres y siempre serás un hijo de puta – le susurro en la oreja dejando que toque donde le dé la gana.
– Siempre me pregunto por qué el odio, muñeca – aprieta mi brazo bajando mi mano por su abdomen, sabe lo que tiene y piensa usarlo a su favor.
– No sé qué pensaste tú cuando intentaste jugar conmigo, corazón… - hago la imitación de hablar entre pequeños jadeos a lo bajo – pero no me pareció gracioso que mientras yo pensaba que tú me querías te revolcaras con… - voy bajando mis dos manos bien abiertas por su cuerpo notando que mientras más bajo más rígido se pone, veo como se le marca una vena en el cuello y noto como vuelve a oscurecerse su mirada tragando despacio cuando llego a su abdomen bajo, voy a decir el nombre de la persona que lo jodió todo, levanto la cabeza conectando nuestras miradas que me queman tanto a mi como a él y….
¡Ding!, ¡Ding!, ¡Ding!
El sonido de un microondas interrumpe el momento.
El corre a revisar lo que tenía ahí y yo me volteo a tomar el vaso de agua tranquilizándome y pensando bien en lo que estaba haciendo.
– ¡Buenos días estrellitas, la tierra les dice hola…! – aparece Bella rompiendo la tensión del momento – wow, que paso aquí, siento todo tipo de tensiones, tanto que se puede cortar con un cuchillo.
– Nada, no ha pasado nada – salgo casi huyendo de la cocina evitando las explicaciones.
Camino a las escaleras para ir al baño a meterme en agua fría y mientras subo escucho una puerta cerrándose. Es Liam quien sale de su habitación y parece que va rápido.
Me escondo en la pared de la escalera, saco la cabeza para ver lo que hace ya que se ve algo preocupado.
Es alto así que tengo que subir la cabeza para detallar bien su rostro.
Voy desde su rostro que parece apurado con los mechones de cabello negros cayendo por su frente y mezclándose con el marrón oscuro de sus ojos hasta su abdomen el cual esta basta bien estructurado y se me van un poco los ojos hasta que se coloca una playera negra con algunos huecos que indican que ha pasado por mucho, tal vez mucho más que nosotros.
Mientras sigo pasando mis ojos por su cuerpo noto como se paraliza en mi dirección y sin pensarlo mucho me volteo en micro segundos avergonzada.
– Te he visto Grey – dice haciendo que suelte un suspiro más largo que mis 18 años de vida.