Planeta celeste que albergas vida.
Hogar de inexplicables historias.
El lugar idóneo para que una carrera por el reconocimiento de inicio.
Te llaman Tierra.
El patio de juegos de los que se deben ganar su nombre.
[…]
Las nubes negras amenazaban con una descomunal tormenta, pues el viento y los truenos eran tan fieros que hacían estremecer a la tierra misma.
Desde hace varios días en esa zona del Ecuador el clima se comportaba incierto, pues podían pasar de un calor descomunal a un frio atroz en solo instante. Sumado a eso, se había advertido que el nivel de radiación solar por la zona sería demasiado alto, por lo cual solo se recomendada salir de ser necesario, caso contrario, lo mejor era permanecer a resguardo.
Claro estaba que había algún disconforme con esa vaga información y así mismo interesado por los extraños como bruscos cambios del clima, se había dedicado a investigar o por lo menos buscar algún tipo de comunicación que explicase de una forma más precisa y concisa la situación que se estaba viviendo.
Y era claro que no tardaría mucho en encontrar algo.
«Dicen que la historia se repite una y otra vez, no importa cuánto hagamos para que esta cambie. Tarde o temprano lo una vez sucedió, volverá a suceder.
Ellos sabían del valor de una conexión entre lo racional y lo animal, algo que nosotros fuimos perdiendo a medida que fuimos evolucionando y avanzando. Pero ellos no, ellos saben su importancia y de la necesidad de su preservación. Es por eso que cada cierto tiempo regresan, todo para buscar conectarse con su bestia interior e iniciar una travesía en busca de los más codiciados trofeos.»
Pero puede ser que aquello que encontró no era específicamente lo que estaba buscando, más era algo que le termino interesando y envolviendo.
Ahora necesitaba llenar esa necesidad, necesitaba descubrir de quienes se trataba.
«Vienen desde las estrellas, ocultándose ante nuestros ojos. Buscando y asechando hasta que llegue el momento indicado.»
Por más que buscase, jamás encontraba algo que le explicase realmente de que se traba o de quienes hablaban.
[…]
El tiempo por el cual tanto habían esperado finalmente había llegado, solo era cuestión de horas para que todo diese inicio, pero antes deberían salir a buscar a quienes llevarían a la semilla en su interior.
Los contenedores ya estaban listos.
Lo que dentro de estos se encontraba, se mantenía calmo, a la espera de ser liberado.
Cada uno armado y preparo.
Un rugido desde lo más profundo desde sus entrañas, era la señal, el aviso de que estaban listos para empezar.
Nada los detendría.
Ni siquiera aquella tempestad que en el exterior se empezaba a desatar, eso era lo de menos, pues lo que habría de pasar más adelante sería el principio y el fin.
Las puertas fueron abiertas.
Cubrieron sus rostros con aquellos cascos de grises.
Sus cuerpos se desvanecieron, ahora era “fantasmas” que se movían entre la maleza.
Ansiosos porque empiece la cacería.