Infierno Helado (libro 1)

Capítulo 15

Soñé con el beso. Todo se repitió nuevamente en mi sueño, con la diferencia de que era yo quien lo iniciaba. Gruñí cuando me despertó la luz, incluso intenté volver a dormir pensando en que tal vez volvería a soñar. Pero no. Así que me levanté de la cama y en cuanto lo hice sentí mucho frío, era como dormir con aire acondicionado, o vivir en Alaska...
Me meto en la ducha y por suerte el agua salía caliente, en cuanto me termino de alistar tocaron la puerta. Es Jesse. Usa una camiseta color blanco y una camisa manga larga a cuadros encima, sus jeans y unas botas militares. Se mira realmente apuesto.
Estoy segura de que me he ruborizado, siento como mi cara arde y empeora cuando lo veo sonreír en mi dirección, su sonrisa escontagiosa.
-Hola.- Dice con voz risueña.
-Hola.- Contesto yo.
Por unos momentos sólo nos quedamos así. Jesse frente a mí con sus manos metidas en los bolsillos de sus jeans y yo viéndolo sonreír en silencio.
-Hola.- Vuelve a decir.
Su rostro es de diversión.- Hola.- Contesto
Siento como si en mi estómago hubiese fuego.
-¡Hola!- Dicen a sus espaldas y reconozco la voz de Zack. Deja de sonreír y rueda los ojos. Yo también reacciono y miro a Zack y Sebastian sonriendo, mejor dicho. Burlándose del momento.
-Hola.- Dice esta vez Sebastian, haciendo ojitos de chica. Me hacen reír pero al mismo tiempo me hacen sentir un vacío.
-¿Qué hacen chicos?- Pregunta Zack apoyando su peso sobre el de Jesse.
-Yo... venía a avisarle que el desayuno estaba listo.- Jesse me mira y luego a los chicos.
-Umm.- Murmura Sebastian de manera pensativa.- Claro. Bueno, bajemos.- Me hace señas de que lo siga. Zack y él caminan delante y Jesse me espera.
-Yo hice el desayuno.- Dice en tono orgulloso.
-¿Enserio?- Asiente.- Bueno, espero que sacaras buena mano en la cocina de tu mamá.
-Hago los mejores pancakes.
Sonrío.- Ya veremos. ¿No quemaste nada verdad?
Tuerce el gesto.- No, lo apagué de inmediato.- Dice alzando sus manos y moviendo los dedos de los que salieron un humo frío.
-Las ventajas de ser un origen de hielo. Puedes apagar el fuego.
Me mira sonriente.- Y tú derretir el hielo.
Inclino la cabeza.- Técnicamente aun no puedo hacer eso.
-Pero podrás.
-No sé ni cómo lo haré, temo no controlarlo.
-Lo harás, eres fuerte.
Lo miro de reojo.- Mmm creo que eres bipolar. Antes habías dicho que no lo era, que era débil y lenta.
-Ambos sabemos que no lo eres.
Desayunamos en el comedor, por segunda vez en mi vida vi a Zack utilizar sus poderes, recibió un regaño de Lilith.
-No puedes ir usando tus poderes por cosas así.- Había dicho ella.
Zack se había cruzado de brazos.- El azúcar estaba lejos.

El azúcar había volado sobre mi cabeza hasta llegar al otro extremo de la mesa en la que se encontraba Zack.

Ellos aún no creían el hecho de que siguiera ahí. Según ellos, no muchos se quedaban a su lado después de saber la verdad. Y no podía entenderlos, eran personas maravillosas. Sin embargo yo me quedé, mamá también y de alguna forma supongo que Jared igual.
-Es él.- Dijo Zack al escuchar como tocan la puerta.
Suelto aire. El momento ha llegado.

Zack se levanta a abrir la puerta y cuando vuelve lo hace con un chico alto, de cabello café un poco largo hasta las orejas, unos ojos café chocolate. Por lo general me desagradaban los chicos de cabello largo pero debía admitir que a él le quedaba bien. Sebastian se levanta a abrazar a Sebastian...
Jesse me da una mirada tranquilizadora mientras nos levantábamos también.
-Pero miren quiénes regresaron.- Su sonrisa era socarrona, podría casi jurar que su forma de ser se parecía en cierto modo a la de Jesse. Lo digo por la gran entrada. Sus ojos se posaron en mí y su sonrisa se desvaneció.- ¿Y quién es esta?- Preguntó.
Me aclaré la garganta. Si, casi idéntico a Jesse Thompson.
Zack contesta.- Abigail Williams, una amiga de la familia.- Me mira sonriente.
-Uh ya veo.- Dice en un resoplido mientras se acerca con la mano extendida.- Un gusto preciosa, soy Sebastian Galeano.
Me aclaro la garganta.- Abby.
-Si bueno.- Dice Jesse.- Un gusto verte también hermano.
Sebastian abre los ojos como platos.- Demonios, eres tu idiota.
Ambos se encuentran en un abrazo.
-Necesitamos tu ayuda.- Dice Jesse separándose.
Sebastian rueda los ojos.- Sabía que no era una simple invitación de comer.
Zack se encoje de hombros.- Puedes comer mientras te explicamos.
-Bien ¿A qué esperan?
Sebastian se queda callado y empuja su plato lejos con un suave toque.
-Bien, no debí estar comiendo. Me están diciendo que un chico hechicero de ¿cuántos? ¿18 años? ha asesinado a más de una docena de personas?- Nos mira incrédulo. Siento mi pecho arder al mencionar a los fallecidos, Cody es uno de ellos.
-Si.- Contesta el otro Sebastian.- Su nombre es Caín y no está sólo.
Su tocayo lo mira.- Son sólo cuatro orígenes de fuego.
-No sabemos si hay más.- Contesto.- Eran cuatro orígenes y él.
-Bien, entiendo esa parte... el chico es un atentado andante ¿quién en su sano juicio quiere atraer a los cazadores a algún lugar?
Lo pienso.
-Alguien que no le teme a la muerte.
Todos me miran.- Tiene razones para hacerlo, para querer destrucción.- Dice Jesse.- Pero no las sabemos.
-Aún.- Agrega Zack.
-¿Cuál es el plan?- Pregunta el hechicero.
-Nuestro plan A es...
Este bufa.- Por lo general... los planes "A" nunca funcionan.- Ve la cara de frustración de Zack.- Pero sigue, no te interrumpo más.
-Gracias.- Dice con sarcasmo.- Nuestro plan es que vengas con nosotros, hagas algo con tu magia para secuestrarlo y hacer que hable.
-Es absurdo.- Dice este.
- ¿Algo mejor?- Pregunta Jesse.



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En el texto hay: guerra, fuego, hielo

Editado: 15.02.2018

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