Las tres personas que estaban frente a John se acercaron lentamente mientras que, a su vez, escucharon un estruendo. En el suelo, reflejado por la sangre, Ouroboros sonreía y le habló hacia esas tres personas.
<Está viniendo el viejo dragón. Ese humano satisfará a Dios.>
Lo que hacía Ouroboros no era hablarles a ellos como tal, sino que les implantaba en el subconsciente un mensaje como si fuera un ángel.
—¡Hijos de puta!
El grito de Pyhryus resonó en los oídos de todas las personas, pero no pudieron reaccionar a tiempo cuando lo vieron aparecer en el aire con sus alas desplegadas y mirando a los tres frente a John.
—¡No le toquéis un solo pelo si no queréis acabar carbonizados cabrones!
Entre los tres, el de la izquierda dio un paso al frente y miró a Pyhryus directamente.
—El profetizado dragón enemigo de Dios. Este frente a nosotros, hermanos, es el monstruo que quiere evitar que la gracia de Dios descienda sobre nosotros.
—¿Enemigo de Dios? ¿De cuál de todos? En mi estado actual puedo despachar fácilmente todo el panteón nórdico y griego. ¿¡A qué Dios te refieres!?
Ouroboros se reía de Pyhryus porque mientras él caía en la provocación, se dió cuenta demasiado tarde de que los otros dos crearon un vórtice detrás de John, por lo que se impulsó rápidamente hacia ellos.
Sin embargo, antes de que pudiera hacer algo, la persona que habló levantó la palma de su mano, haciendo que Pyhryus se detuviera en el aire. No pudo hacer otra cosa que mirar cómo el vórtice se tragaba a John en su interior.
En el edificio, Mike y Edward miraron con impotencia lo que hizo Pyhryus. Debido a que su velocidad era inigualablemente más rápida que cualquiera de los aliados que estaban allí, fue sencillo para el llegar allí una vez que destruyó la barrera usando su propia fuerza, lo malo fue que Ouroboros ya conocía el carácter sencillo que tenía Pyhryus, si mencionaban a un dios era fácil hacer que acabara malhumorado y no prestara atención a lo que realmente importaba.
—¡Dragón inútil!
Mike sacó un teléfono y localizó por el GPS rápidamente a Lucifer y a Uriel, los cuales estaban por llegar allí.
—Cancelamos la operación. Que los tres equipos se reagrupen y vuelvan a la sede en este preciso momento.
—¡Pero abuelo!
—Nada de peros, Mike. Esto es como una partida de ajedrez... ese cabroncete de Ouroboros puede quitarnos muchas piezas ahora mismo, casi todo el poder que tenemos está allí. La "Reina" que es capaz de todo, Pyhryus, está allí congelada. Nuestros "Caballos", Uriel y Lucifer, van a recoger a Pyhryus.
Mike se giró y se puso frente al ascensor, abriendo las puertas.
—No creo que ese dragón loco pueda morir tan fácilmente.
Aunque lo que dijo fue casi un susurro, Edward suspiró en respuesta y miró a los operadores.
—Aseguraos de que salgan ilesos de allí.
Por otro lado, Liliana miró a Videth que dio su consentimiento. Luego, enseñó en el reflejo lo que ocurría en el bosque carmesí, aunque al tratarse de un sitio tan especial las imágenes que transmitía poseían una leve niebla, opacando lo que podían ver.
John se levantó del suelo lentamente, antes de mantenerse con los brazos y vomitar sangre.
Mirando a todas partes solo pudo ver árboles y hojas rojas, ni siquiera podía ver el cielo por el inmenso tamaño de los árboles.
En ese momento, John solo sentía miedo. Estaba en un lugar extraño, solo, y en completo silencio. No se había dado cuenta de que sus heridas habían sanado en el instante que había sido "tocado" por la mano de la caja.
Decidiendo ir a su derecha, cuando pisó una rama en el suelo se le erizó la piel.
Caminando, John no se dio cuenta de que a su espalda se encontraba Ouroboros sonriendo, mientras que a su derecha lo observaban Guilea y el hurón blanco con ojos rojos, y a su izquierda estaba una persona con túnica dorada.
El hurón miró a Ouroboros y a la persona con la túnica mientras gruñía.
—Oye gólem, dile a mamá que se calle si no quiere que la mate.
Guilea chasqueó la lengua mientras miraba a Ouroboros, luego cogió al hurón y lo mantuvo en sus brazos, aunque seguía gruñendo hacia Ouroboros.
—¿No vas a decir nada? Pensaba que dirías algo ya que estás aquí.
Ouroboros se dirigía hacia la persona con la túnica dorada. Pero esa persona se mantuvo en silencio, mirando a John fijamente.
—¿Y por qué no te callas mejor?
Ouroboros sonrió hacia Guilea tras su propuesta, pero esa sonrisa hizo que el hurón gruñera y quisiera abalanzarse hacia el.
—Va a comenzar, callad y observad.
La persona con túnica dorada hizo callar a ambas partes y apuntó su índice hacia John.
<Dinos tu respuesta... ¿es más importante la necesidad de muchos, el ruego de algunos, o incluso la súplica de una única persona...? Respóndenos...>
John miraba a todos lados, temblando hasta que vio a la persona con la túnica dorada, en cambio, no pudo ver a Ouroboros, Guilea, o al hurón blanco en sus brazos.
—¿Qué... quién eres? ¿Dónde estoy?
<Respóndenos...>
Temblando, John miró a la persona con túnica dorada.
—Todo depende del contexto... la vida es importante, por lo que la necesidad de muchos sería lo primordial.
<¿Y si estuviera en juego tu amor ideal?>
Con la pregunta, Guilea miró a la persona con la túnica dorada con ganas de matarlo, pero John apretó los puños y se rió levemente antes de que su risa se quebrara y una lágrima se deslizara por su mejilla.
—Si por mí fuera, daría mi vida... pero sé que no valdría nada.
<¿Y tus recuerdos? ¿Ayudaría a tu dolor perder la memoria respecto a esa persona?>
—Quizá s...
—¡Obviamente, eso es un NO rotundo!
John miró en la dirección contraria, viendo a un hombre vestido con un traje azul profundo que usaba una máscara blanca con solo dos agujeros donde se encontraban los ojos.
—¡No puedes olvidar a la persona amada, nunca! ¡Eso es como si te quitaran el sentimiento más bello que puedes experimentar!
El hombre con traje camino tranquilamente hacia John, pero cada paso que daba, parecía que el suelo retumbaba con el.
—¡Que te arrebaten el amor es como si te robaran un trozo de tu propia personalidad!
<¿Quién eres?>
—¡Que te jodan! ¿¡Quién te crees que eres para hacer esas preguntas!?
El hombre con traje miró a la persona con túnica mientras John se encontraba en medio de ambos.
—Si eres tan frío, no deberías hacer preguntas respecto a un sentimiento tan grande como lo es el amor. De hecho, deberías probar a enamorarte.
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Editado: 13.05.2024