Infinidad Parte 3: El Corazón que Olvidó Amar

Capítulo 19

    John, Mike, Lucifer y Uriel llegaron ante las puertas del paraíso en escasos segundos, pero no esperaban que en lo alto brillara un sol enorme del cual resonaban golpes como si de un campanario se tratase.
   —El Señor C debe estar ahí adentro con Ra.
   Uriel habló mientras todos caminaban hacia el enorme portón.
   —Mike, John, no os descuideis. El más débil de los ángeles puede mataros sin que os deis cuenta.
   —Si Uriel... Lucifer, tú y Uriel id a esa asamblea de seres celestiales o lo que sea. Yo y John vamos a rescatar al Señor C de Ra, nos vemos luego.
   Agarrando el brazo de John, Mike se fue corriendo sin que Uriel o Lucifer pudieran decir lo más mínimo. Sin embargo, el portón cerrado no se movía en lo más mínimo, pero pronto se dieron cuenta de que un anciano estaba sentado al lado del mismo, sonriéndoles.
   —Michael, Jonathan, todavía no es vuestro turno de recibir juicio y atravesar las puertas divinas.
   —¿Michael?
   —John, no digas nada... San Pedro, soy Mike, no me llames de nuevo por mi nombre si no quieres que te meta una bomba en la sesera, ¿entendido? Y ahora abre las puertas si no quieres que las eche abajo yo mismo.
   Sonriendo, San Pedro solo se encogió de hombros y miró al dúo.
   —Aquí no pueden adentrarse los vivos ni los impuros, pues Dios ordenó que solo los puros, así como los desatados de su cuerpo terrenal, sean los únicos capaces de adentrarse en el paraíso.
   John se mantenía callado, apretando los puños mientras miraba el sol en lo alto mientras las manos de Mike, que sujetaban los dos maletines plateados, temblaban acompañando a su sonrisa de ira contenida.
   —Abre la puñetera puerta o te saco la llave a hostias. ¿Me entiendes ahora viejo?
   —No dudo que seas capaz de ello, Michael, pero tengo una pregunta que hacerte. ¿Por qué debería abrir la puerta? ¿Para dejar que un maldito, un hombre de ciencia, el ángel traidor, y la antítesis de Dios, entren en el paraíso?
   —¡Te la estás ganando, anciano!
   —No importa...
   John habló mientras se colocaba enfrente del portón dorado, siendo observado por Mike y San Pedro, así como Lucifer y Uriel en la distancia.
   —Es solo una verja mas grande... Debería abrirse con fuerza también, ¿no?
   Ante las palabras de John, San Pedro no pudo evitar sonreír, la creó Dios mismo, y solo podía abrirse con la llave que el poseía. En cambio, Mike lo miro seriamente.
   —John, ¿estás seguro de...?
   En el momento que John tocó el portón, su cuerpo fue recibido por cientos de rayos que lo recubrieron. Sin embargo, siguió tocando el portón mientras empujaba continuamente, recordando las palabras que le dijo el Señor C.
   <Te ha otorgado el poder de asimilar cualquier cosa.>
   —Venga...
   —¡¡¡John!!!
   —Así es como muere al final...
   Apretando la mandíbula, John siguió empujando el portón, sin darse cuenta de que su piel estaba absorbiendo los rayos, así como una ínfima cantidad del metal del que era el material del portón.
   —¡Venga!
   <También asimila tus emociones.>
   John, gritando, avanzó otro paso minúsculo hacia adelante.
   —¡¡¡Ábrete...!!!
   Escuchando otro golpe tronar en el espacio proveniente de aquel sol, John soltó su mano derecha del portón, empujándola solo con su mano izquierda. Apretando su mano derecha en un puño, gritó mientras golpeaba el portón.
   —¡¡¡Ábrete ya!!! ¡¡¡Joder!!!
   Sin que San Pedro lo esperase, el portón cedió ante el puño de John,  con los grilletes estallando mientras ambas partes del portón caían, con una abolladura, en el suelo frente a John que en su cuerpo circulaban relámpagos azules.
   —¡¡¡Al final la he abierto!!!
   —Jonathan, traerás la desgracia al paraíso con lo que has hecho.
   Mike, sin embargo, señaló a John mientras sus ojos brillaban.
   —¡Se llamará Modo Emperador Relámpago de los Dioses!
   —¡¡¡Me importa una mierda!!! ¡¡¡Voy a hablar con Dios para que pare el apocalipsis!!!
   —¿Eh?
   Antes siquiera de escuchar a Mike, John corrió al interior del paraíso. Entonces, Mike se giró para mirar a San Pedro.
   —Al final tenía razón John, es solo una verja mas grande.
   —¡Debes detener a Jonathan! ¡No puede hablar con Dios! ¡Ningún humano puede hacerlo!
   —Poco me importa, John puede matar a ese Dios tuyo y ahora mismo le va la gresca, no me extrañaría nada que mate a unos pocos dioses y santos en el camino.
   Mike siguió su camino tras las puertas, dejando a San Pedro allí mientras se acercaban Uriel y Lucifer, que tras llegar, miró a Lucifer seriamente.
   —Todo es tu culpa, Lucifer... Y Uriel, eres un arcángel, posees el rango más alto de entre los ángeles y te alías con Satanás, irrumpís en el paraíso, rompéis las puertas del paraíso...
   —He hecho muchas cosas Pedro, pero esto no es mi culpa. Si hubieras abierto la puerta cuando Mike te lo pidió, John no la hubiera roto. Pero puedes mirarlo de otra forma, todo es parte del "gran plan" de papá.
   Al contrario que Lucifer, Uriel se mantuvo en silencio hasta que decidió adelantarse al desplegar sus alas, desapareciendo. Uriel también desplegó sus alas, pero miró a San Pedro una última vez.
   —¿Puedo preguntarte algo?
   —Prefiero que no, Uriel... ya habéis hecho suficiente daño.
   —Perdónanos por romperla, San Pedro. Pero me gustaría saber si es verdad que mi Padre desencadenó el apocalipsis.
   Negándose a responder, Uriel no tuvo más remedio que desaparecer de allí. Una vez que estuvo solo, San Pedro miró al sol donde luchaban Allen y Ra.
   —Todo por culpa de ese humano que lucha contra Ra.

 

   Mike no comprendía la lógica del paraíso, miraba a un lugar y era un desierto, miraba a otro y todo a su alrededor se volvía una cueva, atravesaba una puerta y acababa en un bar o en un baño. Ni siquiera sabía a dónde dirigirse si no fuera por los golpes que resonaban cada tantos segundos, que le marcaban al lugar en el que debía dirigirse.
   —Es un maldito cúmulo de sitios sin forma ninguna. Como en un sueño. Ahhh... mierda...
   Fue entonces que se percató de personas que lo miraban, no lo entendía, sabía que lo miraban pero todo en el cielo era cambiante, lo mismo era un techo de ladrillos que un techo de piedras.
   —Bueeeno... ¡Hora de probar los experimentos nuevos! ¡¡¡Gyajajajaja!!!
   Abriendo los maletines, Mike sacó una pequeña pistola plateada de 5 milímetros, cargándola con una bala negra en cuya punta había un pentáculo rojo.
   —Bien mis queridos angelitos y dioses, hoy seréis los conejillos de indias de un gran científico que revolucionará el mundo. Os presento la primera bala creada con elementos infernales, la he llamado... "Martirio".
   Con su disparo, todo el lugar alrededor de Mike se deshizo como una ilusión mientras la bala, cuyo sonido reverberó en el cielo, atravesó el hombro de un ángel y en la herida una llama roja comenzó a arder sin cesar.
   —Mmm... Ineficiente... Debería ponerle más pólvora, aunque... ¿y si le añado plutonio?
   El ángel gritaba mientras se sujetaba el hombro, varios ángeles sacaron espadas de plata, apuntando a Mike con ellas mientras este último sonreía ante la idea del plutonio.
   —¡No debes estar aquí, humano!
   —Bien, pasemos a la siguiente prueba mis queridos niños.
   Mike sacó una pelota metálica brillante que, en escasos segundos, cubrió su cuerpo tomando la forma de una armadura mecanizada plateada con patrones esotéricos.
   —A esta cosita la he llamado, "Armadura de Combate, Asteroide, Mark 1 Versión 1.59". Sigue en estado de prototipo, sed buenos con ella.
   Por supuesto, tras la aparición de Asteroide los dos maletines se vaciaron por completo.
   —Mi objetivo con esta armadura es crear un arma capaz de crecer por sí misma, podría decirse que tiene una super inteligencia artificial creada por mi gran intelecto... Peeeeeero... no puedo crear semejante inteligencia artificial, lo sé, un gran fiasco, pero es porque no he dado aún con la tecla y se me resiste enormemente.
   Parando una espada con su mano, Mike siguió hablando sobre su creación mientras rompía la espada con su mano y golpeaba al ángel en el rostro antes de alejarlo con una patada.
   —La armadura Asteroide la he creado específicamente por si acaso Ouroboros vuelve a romperme la columna, no quiero estar inválido de nuevo... y lo que es mejor, he usado toda mi nanotecnología en crear este pequeñín, puedo rehacerla en segundos así como mejorarla durante una pelea.
   Con sus palabras, su pierna izquierda se reformó en una hoja con la que dio una patada transversal a su espalda, cortando la cabeza de un ángel junto a la mitad de su espada. Tras ello, Mike levantó ambos brazos, formándose en ellos seis barriles que dispararon seis pequeños misiles teledirigidos, estallando al instante que penetraron la piel de un ángel. En la explosión, Mike hizo que la armadura formara dos impulsores de forma alargada en la espalda, mirando a los ángeles desde lo alto.
   —Y ahora es momento de lucirme... Si pudiera verme John y el Señor C para que supieran como hacer un verdadero nombre épico de ataque...
   Los brazos de Mike tomaron la forma de una espada cada uno, lanzándose hacia los ángeles restantes.
   —¡¡¡Asteroide: Baile de la Espada Cambiante!!!
   Dejando tras de sí imágenes residuales, Mike cortó a cada ángel a su paso dejando un reguero de sangre mientras el brillo de las espadas formaban una danza sanguinaria hasta que tocó el suelo. En ese momento, los brazos de Mike volvieron a la normalidad mientras que cada ángel caía muerto.
   Mirando al cielo, ahora Mike podía ver con claridad el sol en lo alto así como varios ángeles más que acudían a recibirlo.
   —Ohhh venga... ¿más cosas de estas vienen a incordiar?
   Sin embargo, Mike se quedó en silencio en cuanto vio que solo un ángel descendió frente a él. Mirándolo sin el casco que se deshizo en nano máquinas y se unieron a la coraza, Mike seriamente veía a este ángel de la misma forma que a Uriel y a Lucifer.
   —Eres un arcángel...
   Este ángel, que tenía cabellos y alas dorados, poseía una armadura plateada y una espada igualmente de plata. Tras deliberar unos segundos, Mike supo al instante quien era, haciéndole tragar saliva.
   —Eres Raguel, uno de los hermanos de Luci y Uriel... Si no recuerdo mal, eres el encargado de impartir justicia entre todos los vivos.
   Raguel solo lo miró desdeñosamente, sin responder en absoluto a las palabras de Mike.
   —Nunca creí que dijera esto, pero...
   —¿Te arrepientes por tus pecados?
   —¿Qué? ¡Y una mierda! Lo que iba a decir es que acabo de encontrar a mi conejillo de indias perfecto para probar mi Asteroide.
   Caminando hacia adelante, hasta llegar frente a Raguel, Mike lo miró a los ojos, desafiándolo con la mirada.
   —Para mí, tú no eres más que un experimento. Un humano con alas, si no estuviéramos en el paraíso diría que eres del continente de Mu. Eso sería mucho más risible en comparación a creer que eres un ángel.
   —Michael, pagarás por todos tus pecados bajo mi juicio.
   —Mmm... Eso sería cuestionable, según la doctrina religiosa cristiana, solo es pecado aquello de lo que uno se arrepiente y sea errado bajo la palabra de tu "Dios". Yo no me arrepiento de nada, y dudo que tenga algún pecado.
   —Te pareces a Lucifer, pecas de soberbia.
   —Quizá... Pero deberías culpar a tu padre de eso, ya que nos dio libertad de expresión, y de actuación.
   Raguel, frunciendo el ceño, continuó mirando a Mike.
   —Para mí, tu viejo así como los otros dioses no son más que fósiles vivientes... estoy deseando coger uno vivo para estudiarlo a fondo.
   —¡Blasfemo!
   La espada plateada de Raguel colisionó con el brazo de Mike, que tomó la forma de una espada mientras sonreía hacia Raguel.
   —Acabas de pecar de ira ¿no? ¿Todos los ángeles sois igual de hipócritas o eres un caso especial?
   Golpeando la coraza de Raguel con la pierna, Mike se impulsó alejándose de él.
   —Voy a estar entretenido un rato con este... Espero que Luci y Uriel puedan hablar con esos ancianos, y John... ten cuidado.
   Mike volvió a ponerse el casco de nano máquinas, sin que Raguel o Mike lo supieran, las nano máquinas empezaron a cambiar la armadura poco a poco.




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