Archivo Épsilon 8

El ruido de las teclas de los teclados podía escucharse sonar sin parar a lo largo de la sala de control de las instalaciones de OCCI, los operados allí estaban sentados en frente de las computadoras industriales posicionadas como los asientos de un cine.

Todos ellos coordinaban y organizaban diferentes ramas de OCCI en una situación de emergencia como esta, y en el centro de todo se encontraba María Elena, la comandante. La última palabra la tenía ella, también era quien decía lo que se hacía y como se haría por lo que cualquier error o consecuencias recaerían como su culpa ante el Comité de Ética.

A pesar de la situación ella podía notarse ligeramente calmada y de pie fumando un cigarrillo que de un segundo para otro y sin previo aviso logró escucharse el retumbar de una explosión que sacudió todas las instalaciones y todo el cerro por un segundo, pero no solo eso sino que todas las computadoras se apagaron dejando el lugar completamente a oscuras.

-¡¿Qué ocurrió?! –habló con un grito la comandante descolocándose ante la situación.

-Parece que todo nuestro sistema operativo ha caído señora –le contestó una de las operarias.

-¡Acrep! –llamó la comandante pero nada sucedió. La inteligencia artificial que ayudaba a administrar el sistema operativo de la base no se hizo presente, lo que claramente indicaba que esto había llegado a afectar a él en un profundo grado –No podemos permitir un error asi en una situación como esta, inicien el protocolo de respaldo.

Varios operativos se levantaron al instante para dirigirse a un placar ubicado en la pared, algunos enchufaron pequeños monitores portátiles a los conectores mientras que otros sacaron cables que unieron a sus CPU –El Sistema Operativo de Respaldo estará iniciando en breve –indicó una mujer a su superiora a cargo.

-No lo puedo creer, este otro sistema es arcaico pero debería funcionar.

Las luces de muchos monitores volvieron a iluminar el lugar aunque con una intensidad mucho menor a la de antes –Comandante –llamó la atención de María Elena una operaria –Tenemos una brecha de seguridad en la entrada secreta de las alcantarillas.

-¿Esas cosas lograron entrar? –preguntó la mujer con un lunar acercándose, si eso ocurriera sin duda seria la peor noticia de todo el mundo.

Su corazón se tranquilizó ya que para su suerte escuchó otra cosa- Negativo –la otra chica le mostro su monitor que estaba transmitiendo la cámara de seguridad de ese lugar –Se trata de dos portadores Oracle y el escáner facial revela a la Jefa de Departamento Bridoux con ellos, aunque está gravemente herida.

-Está bien, déjenlos pasar.

-¡Comandante! –otra operativa más llamó su atención desde otro punto de la sala, María Elena se sacó el cigarrillo de su boca para soltar el humo y moverse rápidamente hasta allí –Con Acrep desactivo nadie controla el sistema de defensa externo, estamos intentando reconectar las comunicaciones aunque sea pero el Sistema Operativo de Respaldo es tan antiguo con las entradas del sistema de defensa no lo registran.

-Los dije a esos imbéciles del Comité de Ética que aceptaran el presupuesto para actualización aunque se negaron, que malditos idiotas –lo único a lo que se pudo limitar a hacer la comandante fue observar por otro monitor como el Segundo Portador, que estaba defendiendo el exterior de la base, estaba siendo rodeado y superado en número completamente por esos parásitos.

Todo parecía estar perdido hasta que una familiar voz resonó por una frecuencia de transmisión particular.

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Aunque el alto joven de cabello rubio sucio asesinara a un parasito dos más aparecían inmediatamente detrás, y no solo eso sino que incluso ahora varios de esos parásitos miméticos alteraron su organismo y tomaron la forma de ancianos los cuales tenían más tentáculos de lo normal.

Aunque se hubiera vuelto un androide con tecnología alienígena todavía tenía limitaciones físicas y dos extremidades armadas no podían superar a miles, el portador fue perdiendo cada vez de su falsa sangre y piel dejando expuesto únicamente su exoesqueleto.

Sumergido completamente debajo de una pila de masa de esos parásitos orgánicos Lucas había perdido toda la piel de su brazo derecho y la mitad de su rostro y torso, a pesar de perder sus facciones que lo hacían humano se preguntaba cuanto más podría aguantar por la Tecnología Oracle antes de morir definitivamente <Al menos logre salvar a un niño más, solo espero que juan se cuide> Lucas empezaba a volverse muy pesimista aunque para su suerte no moriría hoy.

Un proyectil fue disparo a 8.000 kilómetros por hora iluminando toda la noche de un color celeste y dejando una ráfaga de energía eléctrica y calor que prácticamente incinero a más de la mitad de los parásitos miméticos que se encontraban sobre el miembro de la Iniciativa Oblivion.

Lucas reconociera ese ataque donde fuera, al igual que todos los ancianos y niños parásitos él levantó su mirada siguiendo la trayectoria de destrucción del proyectil hasta encontrarse con el responsable. Se trataba de una joven chica de ojos verde azulado, con dos trenzas atadas detrás de su cabeza y su cabello color crema era muy largo hasta sus rodillas.

-Dale wacho, me fui una tarde para descansar y se cae el mundo a pedazos. Mierda ¿Cómo hicieron para mantenerse mientras viajaba en el espacio profundo? –la primera y más poderosa Portadora de Tecnología Oracle caminaba casualmente por la acera del cerro en la noche, a la par un metal liquido color platinado se movía por su cuerpo cubriéndolo y formando una armadura hecha de tecnología Oracle.

Todos los parásitos borraron de sus mentes a Lucas y se concentraron en su verdadera gran amenaza, las decenas de cientos de parásitos se lanzaron al unísono sobre la delgada chica. Pero ella poseía a lo largo de ambos brazos dos cañones electromagnéticos.

Las bobinas creaban campos electromagnéticos y a medida que el proyectil va pasando por el cañón, los campos electromagnéticos permitían que gane más y más velocidad hasta que salía despedido como una ráfaga de energía eléctrica celeste que iluminaba la noche y dejaba su alrededor envuelto en llamas –Que divertido –se burlaba la chica ante la situación. Su arma permitía acabar con muchos parásitos en masa aunque no con todos.