Viaje escolar

Luna Klein, esa es mi identidad, ahora mismo estoy caminando furiosa hacia la puerta de la dirección. Mi padre, mas conocido como: el señor Ian Klein, estuvo a cargo de la institución Morgan desde los 90.

Como su propia hija no disfrutaba pasar tiempo al lado de el, ¿La razón? Era un infierno convivir con el, hubiera querido vivir con otro familiar, pero para mi suerte esto no era posible, no tenia relación con ninguno de estos, desde mi niñez había solo convivido con sus padres. La poca figura cariñosa que tuve fue la de mi madre, quien había fallecido a la edad de 35 años a causa de una enfermedad sin cura: El cáncer.

Sin ningún tipo de delicadeza empuje las puertas alarmando a mi padre, quien por el susto soltó los papeles que tenia en las manos.

—¡Estoy tratando de terminar la secundaria y lo único que te pedí era que no te interpongas en mi vida personal, pero no te importo en lo mas mínimo!—proteste en voz alta.

Ian apretó los dientes.

—Luna, baja la voz— me amenazo golpeando con sus puños el escritorio.

Lo que menos podía pedirme ahora era que me comportara, mi paciencia estaba llegando al limite y el nudo en la garganta que estuvo escondido por años parecía estar por desbordarse.

—Sabes muy bien por que no quiero ir papá, sos consiente de mi problema,.—reproche.

Los ataques de pánico volvían muy a menudo y con mas dificultad de sobrellevar, estaba siendo tratada por la psicóloga, pero mi padre creía que aquello era para llamar la atención, así que ese tema no era tocado, después de todo el nunca fue responsable como padre.

—Mira el lado positivo, hija, vas a socializar mas, tal vez te distraigas mucho—se acerco con una sonrisa para luego apoyar la mano en mi hombro—Quiero lo mejor para vos, tu mamá también hubiera estado de acuerdo conmigo.— Golpe bajo.

Pero ahí se equivocaba.

—No.—saque la mano—mi mama nunca lo hubiera hecho.

Lagrimas brotaban de mis ojos marrones claros que de seguro ya estarían un poco rojos por contener el llanto, estaba claro que mi padre no iba a cambiar de decisión, así que me encamine a la salida, pero antes de irme lance la ultima daga.

—Hasta el día de hoy veo que el titulo de padre te queda muy grande para alguien quien solo se dedico a criticar y forzar a su hija como si fuera un títere.—al terminar de hablar me di cuenta de que ya no estaba siendo escuchada por el, solo siguio con lo antes.

—Veo que ya ni siquiera volteas a verme…

—Cerra la puerta cuando te vayas.

El sonido de los autos pasando despertó mis sentidos, me había quedado mucho tiempo dormida, ya era una costumbre llegar después de sus clases y dormir.

Faltaban unas dos horas para salir de mi casa como siempre mi padre no estaba en la casa, pero me dejo preparado un bolso con las cosas necesarias para una semana en las afueras. Como siempre llegaba un poco mas temprano que los demás, era una estrategia, los asientos al fondo del colectivo eran los primeros en ocuparse. De todas formas, iba tranquila, supe que mis compañeros venían tarde, creí escuchar acerca de una fiesta.

Todo lo que podía pensar en ese instante era en como mi padre tuvo la maravillosa idea de que viajemos a una cabaña que se localizaba en lo lejano del bosque y alrededor de las montañas, ¿Un sitio magnífico para disfrutar de las vacaciones no? Investigue un poco el lugar y se veía tranquilo, pero un ambiente de soledad absoluta.

El profesor a cargo—llamado Luis—fue el elegido para acompañarnos aunque no era un hombre de palabras era el único que no buscaba ser un maestro jardinero, agradecía que no no haya tocado el típico ´profesor tocando la guitarra. Mientras esperaba sentada observe sin mucho interés a Luis, tenia un aspecto fornido y gestos fríos. Todavía pienso por que se le dio por cuidarnos a nosotros, éramos casi la peor clase del instituto, pero pensándolo bien seguramente no le dieron la opción de quejarse. Saque la vista del exterior para dar atención a como las puertas de aquel colectivo se abrían dando paso a mis compañeros, que se les notaba a larga distancia su resaca.

—Uf! Llegamos a tiempo—comento uno con dificultad.

Luis, que se había percatado de la presencia de sus alumnos y alumnas suspiro tomándose la cabeza con su mano derecha.

Y ahí viene el sermón, 1, 2 y 3….

—¡Realmente no logro entender como es que llegaron MEDIA HORA TARDE si yo personalmente me encargue de mandar por el grupo la hora exacta a la que debían asistir!—exclamó.

Me daba un poco de gracia sus sermones, la vena del cuello se marcaba y sus ojos parecían ser los mismo que de Satanás, no entiendo como a este hombre no le dio un infarto a estas alturas, sería extraño decir que nunca tuvo conflictos con estudiantes o inclusive con los demás profesores. Mis compañeros fruncían el ceño, de seguro les martillaba la cabeza.

El colectivo era bastante… pequeño y algo antiguo, pero al parecer todos pasaron de ese detalle, se dirigieron rápido a unos asiento para apoyar su cuerpo, vaya noche tuvieron que tener.

—Bien, necesito que se acomoden de una vez para tomar la lista de quienes están presentes ¿esta bien?—aclaró el profesor, mientras sacaba un cuaderno junto con una lapicero.

Desde que estoy en esa institución memorice toda la lista de nombres y apellidos, así que ya se cuando van a nombrarme, mientras me dedique a observar a cada uno.

—¿Collins Kai?

—Presente, profesor.

Animado. Los ojos verdosos de Kai brillaban de emoción al igual que un niño.

—¿Gonzales Ana?

—¡Acá!

Una florcita tierna, pura e inocente ante la vista ajena.

—¿Logan Abel?

Silencio.

—¡Abel!—exclamó el profesor impaciente.

—¡Que susto, dios! Presente …—dijo sacándose sus auriculares sobresaltado.

Arrogante, egoísta, burlón...Un fallo de creación, dios decepciono a la humanidad. Me encantaría tener la oportunidad de batearle la cara.