Mi alarma suen a las siete en punto y lo primero que hago al despertar es encontrarte con la tierna mirada de Apolo que me mira curioso con la cabeza ladeada.
Lo acaricio durante unos segundos y me levanto para abrir las cortinas que dan a la terraza y que la luz me ilumine.
Abro la puerta hacia la terraza y dejo que el aire frio de la mañana fortalezca mis huesos y me despierte. Miro hacia la calle solitaria durante unos instantes y luego mi dirijo al baño, donde me doy una ducha caliente, con un final gélido para acabar de depertarme.
Me enrosco en la toalla y camino hacie el vestidor. Me visto con un top de tirantes negro que deja al descubierto parte de mi estómago, unos jeans ajustados, rotos color negro y unas converse del mismo color acompañado de un cardigan bordeo y una cadena de oro con el dije de un corazón.

Camino hasta el tocador que hay en el baño y me siento. Enciendo el secador y seco todo mi cabello, luego lo peino, lo plancho y acabo realizando unas pequeñas ondas con las tenazillas.
Saco el maquillaje básico y con sumo cuidado me hago el delineado de gato y pinto mis labios de color bordeo mate para resaltarlos.
Bajo las escaleras con mi mochila en una mano y mi teléfono en la otra, miro la hora antes de lanzar la mochila al sofá y caminar hacia la cocina a desayunar.
Entro a la cocina y me encuentro con mi tia sirviendo una taza de café que me mira sonriente y risueña. Me ofrece la taza y yo la tomo murmurando un "gracias".
Me siento en la barra de deayuno y disfruto de mi café y mi tostada.
-Dónde está Simon? - Pregunto tras darle otro sorbo al café.
-Supongo que estará en la ducha, no te preocupes, suele ser puntual.
-Aquí estoy!- Grita Simon entrando por la puerta de la cocina y tomando una taza de café que le tiende su madre.
Ambos acabamos de desayunar y salimos de la casa tras despedirnos de Tia Molly.
Caminamos sin prisa por la calle hasta llegar a un gran edificio de ladrillo rojo rodeado de gente en la entrada.
Simon ladea su cabeza y me observa por el rabillo del ojo. Y por su expresión puedo saber que ha visto mi cara de susto, ya que apoya una mano en mi hombro como forma de darme ánimos.
Entro al lugar bajo la atenta mirada de todos los alumnos. Todos murmuran cosas, pero no les presto atención y solo sigo a Simon que camina a través del pasillo principal.
Llegamos hasta una puerta que supongo es la oficina del director y cuando estoy apunto de tocar suena el timbre qué indica que hay que entrar a clase.
-Bueno prima, yo me voy, que no puedo llegar tarde, nos vemos luego.- dice Simon antes de darme un casto beso en la mejilla y salir corriendo.
Miro hacia mí alrededor anonadada, puedo observar como los pasillos van vaciándose de gente y tras unos cuantos segundos sin hacer nada toco a la puerta y espero hasta que una voz masculina y grave me pide que pase.
Hago caso y entro a la habitación para encontrarme con un hombre de unos 50 y tantos años con el pelo canoso y vestido con una camisa y unos vaqueros.
-Usted debe ser la señorita Angélica Whistle Black .
-Si, soy yo- Contesto mirando al suelo tímidamente.
-Toma- Dice tendiendome unos papeles y unas llaves- Ahí van sus horarios, un justificante para el retraso a clase y la llave de su casillero. En tu casillero podrás encontrar todos los libros que necesitarás.
Asiento y tras escuchar al director explicarme las normas básicas de la institución, me dirijo a mi casillero a por los libros de mi primera clase.
Camino hasta el lugar y lo abro encontrándome un montón de libros. Cojo el de Literatura, Historia y Arte. Cierro el casillero y comienzo a caminar hasta la clase de literatura, pero cuando estoy llegando tropiezo contra algo del tamaño de un muro y caigo de culo esparciendo los libros por el suelo.
- pero que tenemos aquí...-Susurra una voz masculina, levanto la cabeza para encontarme con un joven que me mira anonadado.- Perdona mis modales, mi nombre es Dorian.- Dice ofreciéndome una mano para ayudarme a levantarme que acepto rápidamente.
-Yo soy Angélica, un placer conocerte- Digo a la vez que me agacho para recoger mis libros.
-Sin duda el placer es mío, nunca he visto a nadie como tú.- me confiesa a la vez que me observa ensimismado.
-Perdona?- Pregunto confusa- No entiendo a que te refieres...
-Lo sé, pero no tardarás en enterarte, espero hablar contigo más tarde, a sido un autentico placer conocerte.
Dorian se despide de mi y desaparece de mi vista rápidamente dejándome decolocada.
Sin entender muy bien que ha pasado, acabo de recoger mis libros y me levanto del suelo. Comienzo a caminar hacia la sala de literatura. Y cuando llego, toco a la puerta y espero a que me den paso.
Después de unos segundos, un hombre de unos treinta y pocos años abre la puerta y me observa de arriba abajo.
-Y usted es...?- pregunta
-Angélica- respondo tendiéndole el justificante que me había dado el director minutos atrás.
-De acuerdo, pasa.
-Gracias.
Me adentro en la sala y comienza escuchar los murmullos del resto de alumnos que rápidamente son a callados por el profesor.
-Sientate ahí, junto a Luca- Dice señalando un asiento libre junto a un joven castaño claro de tez blanca y atención perdida.
Asiento y camino con cuidado de no caer entre las mesas.
-Por favor, presentate a tus compañeros- Dice mirandome con una pequeña sonrisa.
-Mi nombre es Angélica Whistle Black- Guardo unos segundos de silencio en los que mi compañero, el tal Luca, pone su total atención en mi y me mira con los ojos abiertos de forma desorbitada.- Tengo 17 años y me he mudado aquí para recuperar mi naturaleza.
-Eso está muy bien, puedes sentarte.- Dice el profesor.-Como iba diciendo...
Me siento y tras varios segundos giro mi cabeza para mirar a Luca que todavía me observa.